Hoy, en el pleno del Ayuntamiento de Valencia, debatiremos una moción a propuesta de Compromís para reprobar a la alcaldesa de Valencia, María José Catalá.

El detonante de esta moción está en la mala gestión que la alcaldesa Catalá ha ejercido en todo lo concerniente al Nou Mestalla y las relaciones con la dirección de Peter Lim.

En ella ha habido de todo: conflicto de intereses del concejal que la alcaldesa designó para llevar el asunto del nuevo estadio (Marí Olano), secretismo y opacidad, con reuniones a puerta cerrada con la dirección del club que más tarde salieron a la luz, grupos económicos presionando al PP en todas direcciones, una alcaldesa que aprueba cosas sin contar ni siquiera con sus socios de gobierno, o que convoca a la oposición a una reunión para luego no aparecer.

Así, en todo lo concerniente al Nou Mestalla hemos asistido al clásico modus operandi del PP, pero esta vez con un toque especial. El que aporta María José Catalá y que consiste en hacer declaraciones con palabras grandilocuentes para luego no hacer absolutamente nada de nada.

Desde hace un año, la oposición (Compromís y PSOE) estamos tendiéndole la mano a la alcaldesa para desbloquear la situación y poner de nuevo en marcha las obras del Nou Mestalla con garantías para el club y para la ciudad.

Un año perdido en el que María José Catalá, aparte de reunirse en secreto, mentir y marear, no ha hecho absolutamente nada. Ahora, un año después, cuando las fechas se le echan encima, se aviene a las posturas de la oposición, las posturas que llevamos más de un año proponiendo como solución.

Valencia no merece una alcaldesa así. Valencia no merece una alcaldesa inoperante, mentirosa y cobarde. Que no gestiona, que no ejecuta, que deja que los problemas languidezcan y se pudran, al puro estilo M. Rajoy quizá desde la creencia de que si cierra muy fuerte los ojos y se cruza muy fuerte de brazos los problemas desaparecerán por arte de magia.

Pero no. Los precios de la vivienda, los retrasos en ayudas sociales, la falta de seguridad y limpieza, el aumento de tráfico, el aumento del ruido, el número de personas sin hogar… Todo en la Valencia de Catalá va a peor.

Hace poco nos enteramos por los medios de que Valencia ha pasado en solo un año de ser considerado por el Banco de España el Ayuntamiento de gran ciudad más saneado del Estado a figurar entre los 7 ayuntamientos en riesgo de ser intervenidos por desobedecer la regla del gasto.

A esto le podemos sumar una capitalidad verde que está pasando sin pena ni gloria a nivel local, nacional y europeo (una nueva oportunidad perdida para Valencia), o los circos que Catalá protagoniza cada semana en las televisiones estatales en su sainete perpetuo con sus socios de VOX: cuando no son noticia por quitar la bandera LGTBi lo son por tuits racistas de una concejala, cuando no es que la alcaldesa ha comparado el día del Orgullo con el del Cáncer es que se les han llenado las playas de chapapote.

Con Catalá, Valencia está mal gobernada, o peor: desgobernada. Después de un año de gobierno, después de que en la Generalitat el gobierno de la vergüenza de Mazón ya se haya resuelto con la salida de la extrema derecha, me pregunto qué pasará en el Ayuntamiento y si en algún momento de los próximos 3 años hasta las siguientes municipales tendremos la sensación de que hay alguien al volante. De momento vamos cuesta abajo y sin frenos.

Papi Robles es la portavoz de Compromís en el Ayuntamiento de Valencia.