Bajada de la Reial Senyera desde el Balcón del Ayuntamiento de Valencia. Rober Solsona/EP

Bajada de la Reial Senyera desde el Balcón del Ayuntamiento de Valencia. Rober Solsona/EP

Tribuna

La Senyera y una señora de Murcia

8 octubre, 2024 06:00

Como portavoz de Compromís en el Ayuntamiento de Valencia, tengo el honor de ser la portadora de la Senyera este 9 d’Octubre de 2024.

En estos tiempos de polarización política y de normalización de los discursos de odio, algunos haters de las redes sociales se apresuraron a salir al paso de la noticia recordando a todo el mundo que soy murciana. Como si ser murciana fuese en sí mismo algo malo; o como si, siendo murciana, no fuese merecedora de portar la Senyera.

Soy murciana porque en Murcia nací y viví hasta los tres años, soy murciana porque en Murcia está parte importante de mi familia, mis tíos y mis tías, porque allí están mis raíces. Soy murciana porque me encanta Murcia, porque cuando voy me siento en casa.

Y soy valenciana. Soy valenciana porque aquí me he criado y he crecido, porque aquí he aprendido a ser la persona que soy, porque aquí he vivido los momentos más dulces de mi vida y también los más amargos. Porque aquí me he enamorado, he amado, me he desarrollado personal y profesionalmente, y aquí he parido a dos valencianos.

A las personas que han vivido toda la vida en el lugar donde han nacido a veces se les olvida que, generalmente, la gente que se marcha a vivir a otro lugar, lejos, lo hace forzada por circunstancias ajenas a su voluntad.

Algunas veces te marchas huyendo de algo: el hambre, la miseria, el juicio de los demás, la falta de oportunidades... Otras lo haces persiguiendo un sueño, un amor o un trabajo. A veces crees que te marchas por unos meses y los meses se convierten en años.

Cuando dejas tu tierra, una parte de ti se queda enganchada en las raíces que dejas atrás. Llegas a tu destino y el lugar nuevo va entrando en ti, se va imbricando contigo, con tus experiencias, con tus recuerdos. A veces lo rechazas, porque la parte que quedó atrás te reclama tirando de ti, para que vuelvas. Otras veces, el sitio nuevo te seduce, te enamora y lo amas enseguida.

Pero, sea como sea, siempre pasa que el cuerpo se te vuelve raro, un trozo de ti se quedó allí. Alguna parte entre tus pies y el suelo, algún recoveco de tu alma. Y eso hace que seas de aquí, pero también de allí. Que tus emociones, que tus sentimientos pertenezcan a dos amores.

Sé que mucha gente me leerá y sabrá de qué estoy hablando. Me refiero a esa generación de personas que en los años 60-70 del siglo pasado, dejaron sus pueblos o ciudades en Murcia, Almería, Granada, Jaén, Albacete, Cuenca o Teruel, entre otros, para venir a vivir y ganarse la vida en tierras valencianas.

Gentes que vinieron, con maletas cargadas de ganas e ilusiones, atraídos por la luz de Valencia, esa a la que solo Sorolla ha sabido hacer justicia. Gentes que han construido nuestros edificios, recogido en nuestros campos las naranjas, cosido nuestros zapatos, levantado al tomb con nosotros, mano a mano, nuestras Fallas.

Valencianos y valencianas, hijos adoptivos sin los cuales, esta tierra, a la que llamo país de tanto que la quiero, no podría entenderse, no podría explicarse ni reconocerse en el espejo.

Sí, soy murciana. Una orgullosa murciana de Valencia. Una orgullosa valenciana de Murcia. Y con ese orgullo, el miércoles día 9, mientras baje la Senyera por el balcón, pensaré en el inmenso honor que esta tierra me concede, pensaré en todos los valencianos y valencianas, en nuestra cultura, en nuestra lengua y nuestra historia.

Pero, me van a permitir que cuando la levante a pulso, cuando me la apoye en el pecho y sienta su peso en el hombro y me recuerde a mi misma que la Senyera no se inclina ante nadie, tenga un momento en mi memoria para nuestras murcianas, nuestros andaluces, nuestros manchegos y nuestras mañas; esos otros valencianos y valencianas, que son, simple y llanamente valencianos y valencianas como todos los demás.

De Valencia me enamoran muchas cosas, pero, sobre todo, sus brazos abiertos, su amor por mezclarse. Que la portadora de la Senyera sea una murciana demuestra que somos un Pueblo maduro, que, además, sea una murciana orgullosamente valenciana y agradecida demuestra que somos un Pueblo grande.

Valencianos, valencianas, gracias y feliç 9 d’Octubre.

Papi Robles es la portavoz de Compromís en el Ayuntamiento de Valencia.