Reconozcamos, con vergüenza o no, que, en más de una ocasión, el tiempo se nos va scrolleando redes. En este punto muerto en el que las neuronas se encuentran en modo pausa y el algoritmo campa a sus anchas, podemos tener la suerte que, entre idílicos destinos, el último grito en zapatillas, que a la velocidad que pasan de moda no te da tiempo ni a depurar la cesta de la compra, nos salte la imagen de la famosa actriz Zendaya bajo el titular del empoderamiento femenino desde la postura, expandiendo el cuerpo acaparando el espacio.

Sino, habrá que mejorar el momento scroll, porque merece la pena reflexionar sobre nuestras posturas según qué queremos transmitir.

Colibrí, se ha puesto en marcha, y los primeros agradecidos los amantes de la semiótica tras la publicación de la foto oficial de Melania Trump. Ojos con chiribitas delante de una postura de poder para una Primera Dama que parece que no se va a conformar con elegir el color de las cortinas.

Fuera de la ficción la única mujer que rompió la barrera de la figura consorte para dar el salto electoral fue Hillary Clinton, que precisamente perdió en los comicios a la presidencia de EE. UU. frente al recién reelegido Donald Trump.

Solo Shonda Rhimes se atrevería en una de sus obras de arte, en formato serie de éxito, como Scandal, hacer que Mellie Grant pase de ser Primera Dama a presidenta.

Cuando se trata de tomar el té, solo hay dos opciones posibles: una lleva a los escaparates; y, la otra, a tomar el control, salir al cuerpo a cuerpo y exponerse en defensa de los ideales propios y no los adquiridos por matrimonio.

Igual, el lejano Oeste nos queda, de ese modo, lejos, porque, acercándonos a Europa, nuestro viejo continente nos ha regalado a Margaret Thatcher y a Angela Merkel.

Rozando el medio siglo de democracia española, todavía no hemos tenido presidenta del Gobierno. El ala masculina es mayoritaria en las cabezas de listas, y, de momento, solo se han alcanzado los segundos puestos, las vicepresidencias, que ahí sí hemos tenido, y de varios colores políticos: María Teresa Fernández de la Vega, Elena Salgado, Soraya Sáenz de Santamaría, Carmen Calvo, Nadia Calviño, Teresa Ribera o Yolanda Díaz.

El pueblo valenciano tampoco es la excepción, porque todavía el Consell no ha contado con una presidenta; aunque sí vicepresidentas como Paula Sánchez de León, Mónica Oltra, Aitana Más, y la actual Susana Camarero.

Este techo de cristal parece ser blindado, pero, hay que recordar que ni el acorazado Potemkin resistió la rebelión de la tripulación.