
Cremà en la plaza del Ayuntamiento. EFE/Manuel Bruque
Las Fallas de 2025 han sido, sin duda, unas Fallas con alma. València ha vuelto a vivir su fiesta grande con intensidad, con pasión, pero también con serenidad y devoción, incluso frente a las inclemencias meteorológicas que no han logrado apagar su magia.
Una vivencia que ha estado encarnada por nuestras Falleras Mayores, Berta y Lucía, que han representado con entrega, templanza y una sonrisa constante una fiesta que transforma por completo la vida de nuestra ciudad.
El balance, por tanto, no puede ser más positivo. Y es fruto del esfuerzo conjunto de todos: desde los artistas falleros que convierten en arte efímero cada falla, hasta la Junta Central Fallera, que coordina con precisión la intensa agenda festiva, pasando por el sector pirotécnico, los músicos, indumentaristas, floristas y a todos aquellos que mantienen viva esta fiesta durante los 365 días del año.
Sin su vocación, sin su dedicación, sin su pasión, las Fallas no serían posibles. Sin ellos, València perdería una parte esencial de su alma.
Y no quiero olvidarme en estas líneas de todos los servicios municipales que se vuelcan para que la ciudad reciba a miles de visitantes y valencianos con su mejor cara.
Los que se ven como el transporte público, limpieza, bomberos, policía, voluntarios de Protección Civil, Cruz Roja, personal de fiestas, de turismo.., y también a los que no se ven: parques y jardines, sanidad y consumo, obras y mantenimiento, servicios centrales técnicos, etc.
A todos y cada uno de ellos, gracias por hacer que València se muestre al mundo como lo que es: una ciudad abierta, hospitalaria, orgullosa de su identidad y capaz de conjugar modernidad y tradición, fiesta y civismo, multitud y convivencia.
Pero como ocurre con las Fallas, que renacen de sus propias cenizas, también es momento de hacer balance y seguir mejorando. Y hay dos cuestiones clave encima de la mesa: la lucha contra la pirotecnia ilegal y el cuidado del entorno urbano. Porque la calidad de vida en una ciudad también se mide por la limpieza y el respeto al espacio común.
En este sentido, ya nos hemos puesto manos a la obra, revisando y actualizando la ordenanza de limpieza. Porque tan importante es la inversión en recursos como la concienciación ciudadana. Es necesario visibilizar y fomentar comportamientos cívicos que contribuyan a preservar el entorno que acoge nuestras fiestas.
La nueva ordenanza recogerá sanciones para comportamientos incívicos como orinar en la calle, realizar pintadas sobre monumentos protegidos o no limpiar los orines de animales. Porque proteger nuestras fiestas también significa proteger los espacios donde se celebran.
Respecto a la pirotecnia ilegal crearemos un grupo técnico de trabajo para estudiar una mayor coordinación entre los cuerpos de seguridad.
Acontecimientos como los que se han vivido estas fallas en el cauce del río o en Tomás de Montañana hacen que no descansemos hasta parar con aquellos que llegan a Valencia con otros fines que no son disfrutar de la fiesta sino poner en riesgo su seguridad y la de otros.
Están en el punto de mira y su irresponsabilidad no les puede salir gratis. Esa no es la imagen de València y de las Fallas y rechazamos de pleno todas esas actitudes incívicas que no contribuyen el buen desarrollo y proyección de las fiestas josefinas.
Las Fallas son una expresión sincera de quiénes somos. Pero no podemos darlas por sentadas. Necesitan apoyo, visión de futuro e inversión. Necesitan decisiones valientes que las hagan compatibles con una ciudad moderna, viva y habitable.
Desde el equipo de gobierno del Ayuntamiento de València, nuestro compromiso con las Fallas es firme. Queremos unas Fallas vivas, inclusivas, sostenibles y cuidadas.
Queremos que nuestras tradiciones sigan latiendo con fuerza, manteniendo su esencia, pero sabiendo adaptarse a los nuevos tiempos.
Gracias a todos los que lo habéis hecho posible. Sigamos cuidando nuestras Fallas. Sigamos cuidando lo que somos.