Que no cunda el pánico, seguimos hablando de política porque, siendo sinceros, no podemos negar que no hay nada más genuino en estos campos del sector público que la búsqueda del sillón, ese Santo Grial, del que lamentablemente beben aquellos que hacen de la gran labor de la política un mal hacer labrando a su propio servicio y beneficio.
Como si del juego de las sillas musicales se tratara, con los primeros acordes todos corren alrededor del ansiado espacio a ocupar, hasta que la orquesta se detiene y el que se queda de pie. Ya sabemos cómo termina; Game Over.
Cuántas risas y cuántos "así es el juego" cuando es el adversario el que queda fuera. Desde la posición del privilegiado sillón, las reglas son claras, tajantes; y, reglamento en mano, se enarbola la bandera de la democracia y la soberanía del pueblo.
Pero, obvian Sus Señorías que, dentro del arco parlamentario de Les Corts, rigen las reglas democráticas contenidas en su propio Reglamento, al que bien está consultar ante la duda de la acción a debatir, aunque la política actual lleve de la mano la tentación del discurso populista más propio de pataleta del que quedó fuera cuando la música paró.
Del "así es el juego" ahora llega la "anomalía democrática".
Cuando el 26 de junio de 2023, todavía en este siglo, se formó la Mesa de Les Corts, el PSPV no veía con malos ojos que Compromís fuera el que se quedara de pie, aunque ambos lleguen al terreno de juego en igualdad de condiciones; sí, el primero con mayor número de representación parlamentaria, pero los dos grupos con los mismos derechos de participación.
Ahora que, tras la salida, de manera voluntaria, de la Vicepresidenta Segunda de la Mesa de Les Corts, candidata propuesta por el grupo socialista, vuelven a escucharse la melodía del sillón vacante.
Los responsables de la maquinaria argumental se afanan por encontrar la frase perfecta; eso sí, que quepa en un corto titular para defender los posicionamientos de un PSPV que, al parecer, sigue la estrategia del asedio al Consell, excusando toda invitación a la conversación.
En este orden de cosas, finalmente, la Mesa de Les Corts, desde este mismo miércoles, deja de ser plural, el grupo socialista queda fuera de la mesa de mayores.
A pesar de que no es la primera vez que un grupo parlamentario no forma parte de la composición de la Mesa, las razones desbordan todo entendimiento social que, cada vez más, exige consensos.
Todo esto de la democracia, los reglamentos, el diálogo y la pluralidad suena, en estos convulsos tiempos, incluso tan poético que nos lleguen a ridiculizar por caer en la ingenuidad. Pero, mejor que nos reconozcan por defender con buenismos cuando de proteger los principios democráticos se trate.