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Hay coches empotrados contra casas, escaparates de comercios o fachadas de edificios. Incluso apilados, generando montañas de chatarra que impiden el acceso a calles o avenidas. También hay otros encallados en explotaciones agrícolas o en ramblas. El trabajo de las grúas está resultando crucial para eliminar estas imágenes apocalípticas que ha dejado la DANA, tras arrasar unos 120.000 vehículos según la Cámara de Comercio de Valencia, ya que su retirada es básica para retomar la movilidad o para el acceso de maquinaria pesada para limpiar la zona cero.

Hay desplegada una legión de gruistas de compañías aseguradoras, de los servicios municipales de los pueblos de la huerta de Valencia arrasada por la peor riada del siglo, incluso del Ejército. Pero también hay voluntarios que han movilizado las grúas de talleres o concesionarios de coches, para trabajar gratis, ayudando en una tarea tan titánica como complicada por la ubicación y el estado que presentan miles de vehículos.

"En un servicio normal, tardas 15 minutos en retirar un coche averiado, pero en estas condiciones, a veces necesitas 3 horas para retirar uno solo", ejemplifica de forma gráfica Óscar Simó, gerente de AutoDos y Estilar Reformas en Gandía, convertido en uno más de los voluntarios que se han desplazado a la zona cero, con su grúa Renault Máster y un Toyota 4x4 con capacidad para remolcar vehículos. 

- ¿Cuál era el entorno de trabajo que se encontró con su grúa?

- Óscar Simó: Estuve en Paiporta y en Catarroja. El panorama es una locura. Iba con el susto en el cuerpo de pensar que podía encontrarme un cadáver en alguno de los vehículos que retiramos. Espero que nunca se vuelva a repetir una catástrofe así.

VÍDEO | Oscar Simó, uno de los voluntarios que ayudó a retirar vehículos en municipios como Paiporta y Catarroja.

El martes 29 de octubre, convertido en una de las fechas más trágicas en la historia de España por las 214 vidas que ya se ha cobrado la DANA en Valencia, el Barranco del Poyo arrastraba un caudal que multiplicaba por cinco el del río Ebro, según el Instituto Universitario de Investigación de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente.

La fuerza de la riada provocó muerte, caos y destrucción, a su paso por los pueblos de la huerta valenciana, en parte, debido a los vehículos que arrastraba y que todavía hoy siguen estancados en algunos puntos. De ahí la importancia que tiene la labor que hacen voluntarios como el empresario Óscar Simó trabajando gratis en la retirada de coches.

"Un vehículo pesa unos 1.500 kilos de media, pero con agua y barro ese peso ronda los 3.000 kilos", según apunta el gerente de AutoDos y Estilar Reformas con sede en Gandía. Tal dato explica que trece días después aún continúe habiendo turismos amontonados en las calles. "El cabrestante hidráulico de la grúa echa humo de lo que pesan los vehículos enfangados". "Sacar dos coches al día es un logro".

Un Nissan Juke, destrozado por la DANA, retirado por la grúa de la empresa AutoDos de Gandía. Cedida

De hecho, este empresario admite que solo pudo retirar 7 coches en su viaje a Paiporta y otros 5 cuando acudió a Catarroja, con el personal que movilizó en su grúa Renault Máster y un Toyota 4x4 en los primeros días posteriores a la DANA. "Cuando llegabas a un garaje particular o de una comunidad de vecinos, lo primero que tenías que hacer era meter una bomba para achicar el agua", según recuerda Óscar Simó. Todo ello, después de asumir el duro trance de comprobar que no había ningún fallecido dentro del aparcamiento ni del coche en cuestión.

- ¿Cómo actuaban tras verificar que no había ningún cadáver?

- Óscar Simó: Después de drenar el garaje, el trabajo es muy complicado porque los coches tienen las ruedas rotas, los frenos y el volante están bloqueados y carecen de tracción. De modo que nos metíamos con el todoterreno para arrastrar el vehículo, pero pesan más por el lodo y el agua, y no se puede maniobrar con ellos como en una situación normal, así que primero les enganchas un cable al lateral o al frontal del coche, para tirar y arrastrarlo como puedes, hasta colocarlo en la rampa del garaje. 

Luego le poníamos el cabrestante para sacarlo a la calle tirando con la grúa. Necesitábamos dos o tres horas para sacar un coche de un garaje particular de Paiporta. Así que no podíamos hacer muchos servicios. Además, el Toyota 4x4 lo pinché en dos ocasiones y la grúa una vez porque hay muchas maderas con clavos que oculta el barro.

- ¿Cómo se siente uno cuando acude a ayudar y se topa con la cruda realidad de que necesita horas para extraer un solo coche?

- Sentía frustración, pena y malestar por ver cómo estaba la gente. Lo habían perdido todo. Había coches volcados y arrasados. Era imposible saber de qué marca eran algunos vehículos.

Vehículos sepultados bajo la tierra en Cheste, a causa de la DANA.

Por muy pocos coches que retiren los voluntarios con grúas, como Óscar Simó, lo cierto es que resulta fundamental despejar las calles de los pueblos de la huerta valenciana, para que recuperen el asfalto que ahora ha sido tomado por un lodazal que puede provocar problemas sanitarios y que genera un panorama desolador con efectos psicológicos para sus vecinos.

"Cuando estuve el domingo en Paiporta, si no había cien grúas, no había ninguna, pero no dábamos abasto", se lamenta este empresario, de 49 años. "Ayudamos todo lo que pudimos". Prueba de ello es que esta legión de gruistas, entre profesionales de compañías aseguradoras y voluntarios de talleres, pusieron su "granito de arena" para ir desatascando las vías públicas de Paiporta: uno de los pueblos más castigados por la DANA con más de medio centenar de fallecidos.

- ¿El protocolo de trabajo era distinto al de los garajes?

- Óscar Simó: En la calle se tarda menos en extraer un coche que de un garaje. Los vehículos están amontonados en la vía pública, solo hay un carril libre y tienes que inventarte cosas para retirarlos porque a veces te encuentras turismos empotrados en fachadas de las casas, encajados entre señales de tráfico y farolas... Pero solo hay que tirar con el cabrestante hasta que los dejas al alcance de tractores que se los llevan remolcados.

Algunos vehículos arrasados por la DANA han aparecido posados sobre naranjos, tal y como le ha ocurrido a un coche patrulla de la Guardia Civil, valorado en más de 30.000 euros, perteneciente al parque móvil del puesto de Paiporta. El trabajo de los gruistas, retirando montañas de turismos en este pueblo de la Comarca de la Huerta Sur, también ha permitido localizar otras tres patrullas sepultadas por coches particulares. Aunque eso es lo de menos porque en ese cuartel aún lloran la muerte de la novia del teniente adjunto y de un agente -ahogados dentro del garaje-.

Dos de los coches patrulla del puesto de la Guardia Civil de Paiporta que han sido localizados tras la DANA.

Óscar Simó no ha dudado en quitarle tiempo a las empresas que gestiona desde 2006, para remangarse y bajar literalmente al fango, arriesgando sus equipos, para movilizarse como voluntario desde el día siguiente de la DANA. El miércoles 30 de octubre, comenzó a usar los medios que tiene en AutoDos, su taller concesionario de vehículos de segunda mano, así como las herramientas de Estilar Reformas. Primero, hizo incursiones con su Toyota de los ochenta, para llevar comida a zonas aisladas por la riada, después, llevó una cuba con 1.000 litros de agua, y lo último que ha hecho ha sido sacar vehículos con la grúa en Paiporta y Catarroja. 

Pero todavía queda mucho por hacer. Prueba de ello es el panorama que este lunes tenían en Sedaví, la localidad que dio la vuelta al mundo, ocupando portadas de la prensa internacional, como el Corriere della Sera, con su avenida Doctor Gómez Ferrer completamente colapsada por decenas de coches apilados, como símbolo de la devastación de la DANA en Valencia. "Aquí hay montañas y montañas de coches en las calles", denuncian indignados desde la chatarrería Hierros y Metales Pallardó.

"El pueblo está lleno de grúas: hay cuarenta mil por las calles", apostillan desde esta chatarrería de Sedaví. En el Consorcio de Compensación de Seguros hablan de 70.000 expedientes por coches siniestrados por la DANA; otras fuentes oficiales elevan a 100.000 la cifra de vehículos afectados; incluso a 120.000 desde la Cámara de Comercio de Valencia. Lo que parece claro es que resulta insuficiente la legión de gruistas que hay desplegados y que se ven obligados a depositar los coches enfangados en cualquier sitio donde no molesten.

Una montaña de coches en una calle de Sedavía tras la DANA del martes 29 de octubre. Efe

En Catarroja, se improvisan desguaces en descampados de zonas que debían albergar los futuros desarrollos urbanísticos; cerca del IKEA de Alfafar hay una campa temporal de coches siniestrados... Hasta 76 puntos se han habilitado por la provincia de Valencia, para que una flota de 70 grúas y 100 efectivos, coordinados por la UME, deposite la mole de vehículos que marca un paisaje muy descorazonador para los vecinos afectados, por una catástrofe que amenaza con acabar con la carrera política del president de la Generalitat valenciana: Carlos Mazón.

Para acabar con semejante amasijo de chasis, el empresario Óscar Simó advierte de que hay que tomar medias drásticas: "Las condiciones de trabajo para las grúas y para la maquinaria pesada son muy complicadas, debido a que en muchos pueblos solo hay una parte de las calles despejadas, y tienes que maniobrar con mucho cuidado con la grúa, para no atropellar a los voluntarios que van pie y pasan por detrás tuya".

"La verdad es que hace falta más organización porque los fines de semana, llegan tantos voluntarios que lo colapsan todo, y eso no ayuda. Se retrasa el trabajo de la maquinaria retirando coches, montañas de muebles y en algunas calles ya hay basura acumulada y huele muy mal. Tiene que entrar el Ejército y el Estado para asumir la organización para retirar todo lo que hay acumulado en las calles".