Alcaldes de la 'zona 0', un mes después de la DANA: "Pedimos que no nos olviden, todavía estamos en fase de emergencia"
- Extraer el lodo de los garajes y la reapertura de los centros educativos son los retos principales de los municipios de L'Horta Sud.
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El pasado 29 de octubre la vida en 20 municipios de la provincia de Valencia se paró en seco. Una tromba de agua sin precedentes anegó pueblos enteros, destrozándolo todo a su paso y convirtiendo la vida de casi 350.000 personas en prácticamente una pesadilla.
Un mes después de la riada que se cobró la vida de 222 personas, la luz empieza a verse en algunas zonas, pero todavía hay municipios que no pueden ni siquiera pensar en la reconstrucción, ya que se encuentran aún en la fase de emergencia.
20.000 profesionales siguen desplegados en el terreno, centrados principalmente en retirar los 120.000 coches destrozados, extraer el lodo de los garajes y garantizar la seguridad en los centros escolares. Todavía hay casi 10.000 niños que no han podido volver a clase.
La comarca de L'Horta Sud, en el área metropolitana de Valencia y en la que viven 500.000 personas, es una de las más afectadas.
Se considera la 'zona 0' de la DANA, ya que el desbordamiento del barranco del Poyo, con un caudal equivalente a cuatro veces el del río Ebro, afectó a casi todos sus municipios, provocando importantes daños materiales y la mayoría de los fallecimientos.
Localidades como Paiporta, Catarroja, Alfafar, Sedaví, Benetússer, Albal, Aldaia o Massanassa continúan luchando a día de hoy por restablecer la normalidad.
"En Catarroja todavía estamos en una situación de auxilio", afirma la alcaldesa, Lorena Silvent, a EL ESPAÑOL. La primera edil explica que en algunas zonas se han podido retomar algunos servicios, pero la mitad de las calles todavía tienen barro y hay unos 170 garajes con lodo y vehículos que hay que extraer.
Muchos ascensores, tal y como relata, están todavía inutilizados, por lo que hay vecinos con movilidad reducida y personas mayores que no pueden salir de sus casas. Y pese a que hay suministro de agua, en muchos edificios llega sin apenas presión.
El alcantarillado todavía no está reparado al 100% y los centros educativos están sin funcionar. De hecho, el instituto público de Catarroja "está totalmente devastado". Además, desconocen cuántos edificios podrían tener daños estructurales.
"Estamos desesperados"
"No estamos en fase de reconstrucción, no tenemos los servicios básicos restablecidos, ni el peritraje del daño", lamenta Silvent, quien afirma que la DANA ha sido "lo peor" que ha vivido en su vida.
Apenas duerme desde esa fatídica tarde, la riada le sorprendió trabajando en el Ayuntamiento. "Al día siguiente no llegaba nadie a ayudarnos. Gracias a los voluntarios y a los agricultores con sus tractores pudimos empezar a hacer una vía de acceso para que llegara la UME", recuerda Silvent.
Ahora, un mes después, asegura que tanto ella como sus vecinos están "cabreados y desesperados" porque no consiguen superar la fase de la emergencia, donde la salud pública está "en juego". "Nos sentimos abandonados", añade.
La situación de Alfafar, municipio de más de 20.000 habitantes, es similar. Trabajan sin descanso por retirar el barro de los fosos de ascensor y de los garajes, para lo cual la Diputación de Valencia ha puesto en marcha esta semana un dispositivo especial con 100 operarios para reforzar a los bomberos y la UME.
Otra de las prioridades es la reconstruir el colegio público Orba para poder escolarizar a toda la población de nuevo. "Todavía queda mucho trabajo", afirma a este periódico el alcalde del municipio, Juan Ramón Adsuara.
Calcula que en unos seis meses se podrá recuperar una "cierta" normalidad, porque hay infraestructuras dañadas cuya reparación será más costosa.
¿Cómo se sienten sus vecinos? "Trasladan su rabia e impotencia, su malestar, pero la mayoría que nos hemos visto desde el primer día a pie de calle nos dan su afecto y ánimo. Es mutuo, nos abrazamos e intentamos tranquilizar a todas las personas que lo necesitan", añade el dirigente político.
"Estamos agotados y tocados emocionalmente, porque cada día es un problema diferente y nos pasa factura no tener suficientes medios", relata Adsuara, que desde el primer día alzó la voz para reclamar ayuda. Confiesa que todavía tiene "pesadillas de los gritos de socorro" de ese día.
"No he parado ni a reflexionar sobre el alcance de todo lo que vi, el día a día no nos deja pensar en lo que vimos y sufrimos", asegura. Además, concluye pidiendo a las administraciones que "no se olviden de nosotros" y que "manden más medios".
Con este mensaje coincide Eva Sanz, que es alcaldesa de otro de los municipios devastados por la DANA, de Benetússer. "Necesitamos que se nos escuche mucho y que las ayudas lleguen ya a la ciudadanía, se han tramitado muchas, pero hace falta que lleguen a las cuentas corrientes".
Del balance de este mes desde la tragedia, destaca el esfuerzo de todas las personas, especialmente de los voluntarios, que se han volcado con ayudar, aunque recuerda que todavía hace falta mucha ayuda para limpiar los sótanos y garajes.
Plan integral
Precisamente, la Mancomunitat de L'Horta Sud reclamó este viernes la puesta en marcha de un plan integral de reconstrucción para la comarca más castigada.
"Necesitamos un plan que revitalice todos los sectores económicos y sociales y que nos ayude a volver a ser en poco de tiempo la comarca líder que habíamos construido. No queremos ser una comarca de dos o tres o cuatro velocidades, queremos volver a ser L'Horta Sud", aseguró el alcalde de Sedaví, José Cabanes, al recibir un premio de la asociación Mostra Viva del Mediterrani.
"Alcaldesas y alcaldes acumulamos horas de sueño, cansancio y de esfuerzo para tratar, primero, de sacar del barro a la ciudadanía y los negocios, y después, de ayudarla a recuperar su vida poniendo en marcha otra vez las escuelas y los servicios, o asesorándola para tramitar las ayudas", añadió durante su discurso.
"Y todo esto muchas veces, sin dependencias municipales, porque están arrasadas; sin vehículos municipales porque los hemos perdido; sin ordenadores porque están destruidos; o sin los recursos humanos suficientes porque también nuestras plantillas están afectadas y hay personas que han perdido la vida", dijo.