Carlos Gómez reabrió su papelería en Sedaví (Valencia) en tiempo récord. Tan solo habían pasado tres semanas desde que la riada destrozó y sepultó su local, pero decidió empezar desde cero "con lo mínimo" con lo que poder dar servicio para "pagar las facturas atrasadas".
Gómez es propietario de este establecimiento desde hace seis años, aunque la papelería El vaixell lleva 44 años en activo. Se ubica en la reconocida calle fotografiada por Biel Aliño (Efe) en la que decenas de coches se amontonaron en un mismo tramo.
"Ha sido un caos hasta poder volver. También se ha notado una falta de coordinación en cuanto a ayuda física", afirma a EL ESPAÑOL. El autónomo estima que las pérdidas de su negocio alcanzaron los 30.000, incluso los 40.000 euros.
Relata que los primeros días "no había nadie prácticamente", excepto los agricultores que se movilizaron con sus tractores. "Era un caos total", asegura.
Explica que lo primero que hizo para poner en marcha la papelería fue pintar y reacondicionar las instalaciones eléctricas como pudo. "Yo sabía que si había una fotocopiadora en el pueblo la gente tendría que sacar las copias de la documentación para pedir las ayudas. Lo primero que se me vino a la mente fue eso", cuenta.
Coches amontonados en Sedaví (Valencia) tras el paso de la dana. Efe / Biel Aliño
Carlos recibió las ayudas que otorgaron Amancio Ortega (un fondo dotado con 100 millones de euros) y Juan Roig (Alcem-se, con 25 millones de euros). También las del Gobierno y Ayuntamiento, que llegaron "un poco tarde", asegura.
Tampoco se olvida de agradecer la labor a un grupo de 25 voluntarios que le ayudaron a retirar el barro y dejar "limpio" su local.
"Una vez abrimos, la gente empezó a venir y ahora la recuperación ha sido tan buena que las personas que no conocían el negocio ya saben donde venir a solucionar sus problemas con los papeles y la documentación", asevera Gómez.
El día de la dana
La tarde del 29 de octubre Carlos se encontraba en su negocio. No llovía, aunque sí que hacía mal tiempo. Dio la causalidad, "o la suerte", que decidió cerrar antes, sobre las 19:30 horas, para ir a comprar. Lo acompañaba su mujer.
"Ya estaba oscuro y salimos hacia la zona del centro comercial MN4. Íbamos a hacer unas compras que necesitábamos, pero no eran prioritarias. Cuando estábamos cerca, nos dimos cuenta que había zonas donde había agua, que normalmente no suele haber. Nos parecía extraño", relata.
La papelería El vaixell, anegada por la riada. EE
Pronto advirtieron que no podían acceder a estas instalaciones y dieron la vuelta hacia Sedaví. "Estaba todo colapsado", recuerda Gómez. Antes de regresar a casa, aún entraron en un supermercado, momento en el que sonó la alarma Es-Alert en los móviles.
"Antes de que sonase la gente comentaba. No sabíamos nada. Después, nos fuimos directos para casa". Carlos vive en un cuarto piso y sus hijas adolescentes se encontraban solas en ese momento, por lo que su mujer y él se encontraba preocupados. Cuando llegaron a su domicilio, la luz se fue.
El propietario de la papelería El Vaixell decidió entonces bajar al garaje y dejar su coche en el sótano. Sin embargo, a los 10 minutos, cuando advirtió desde la ventana que el agua estaba arrastrando contenedores, volvió a bajar a rescatar su coche, como hicieron decenas de personas esa tarde del 29 de octubre.
Carlos Gómez, en su papelería El Vaixell, en Sedaví (Valencia). Raquel Granell
"Bajaba el agua cuando subí por la rampa del garaje para dejar el coche en la calle", afirma. Fue cuestión de minutos. Pero Carlos tuvo suerte. Con 50 centímetros de agua cruzó con su vehículo la riada para aparcarlo en un escampado cercano.
Pero los momentos de tensión no habían acabado para este autónomo de Sedaví. "Desde donde yo estaba a mi casa había unos 30 metros de distancia. Me planteé o subir arriba del techo del coche o cruzar la riada. Yo veía cerca mi casa. Al final me dio tiempo", detalla, siendo consciente de lo peligroso que fue aquel acto.
A la mañana siguiente, se encontró con el desastre: "No había manera de pasar hacia la papelería por la cantidad de barro y de coches atravesados que había en la calle".
"No se salvó nada, excepto un ordenador que tenía en el alto. Lo demás se perdió todo, hasta una cámara que tenía. Los coches tapaban la entrada y no pudimos entrar hasta el tercer día", precisa Gómez.
Cámara de Carlos dañada por el barro y que tiene de recuerdo por la dana. Raquel Granell
Tres meses después su papelería dispone de material escolar y mobiliario nuevo con el que puede atender a los vecinos, que entran para recoger paquetes o adquirir nuevos productos. "Nos hemos recuperado ya al 100%, prácticamente", sostiene.
Además, El Vaixell guarda un recuerdo especial que no olvida la dana. Es la cámara que Gómez tenía en el establecimiento y no ha podido redcuperar del barro.
Ayudas
"El pueblo todavía no está bien. Falta adecuar las calles con semáforos y señalización, que no hay. Ayer casi ocurre un accidente por esta razón", cuenta, preocupado. "A esta velocidad de recuperación la normalidad no va a llegar hasta dos, tres o cuatro años. La ayuda local no es suficiente", añade el empresario.
Además, reclama inyección de dinero porque la zona "sigue sin estar recuperada". No habla en concreto de Sedaví, sino que lo pide también para el resto de municipios afectados: "Todos necesitamos ayuda".