Peninsulares
Para meterse en jardines… Ponte de Lima
El río Lima (o Limia) nace en la provincia de Orense y baja hasta Portugal para desembocar en Viana do Castelo. Unos 30 kilómetros antes de Viana, en la misma provincia, se encuentra Ponte de Lima, un precioso pueblo ubicado junto al río y rodeado de un valle salpicado de quintas y palacios. Aunque su monumento más importante es el puente romano, reconstruido en el siglo XIV, su casco medieval es digno de visitar. Además, todos los veranos, la localidad organiza el Festival Internacional de Jardines, en el que diseñadores y paisajistas de varios países muestran su talento para crear espacios ajardinados innovadores.
La visita a Ponte de Lima, sus calles y jardines efímeros, se puede completar con una excursión a la playa fluvial del Río Lima (arena y césped), situada en la zona ribereña de Ponte da Barca, a unos 22 kilómetros de Ponte da Lima en dirección apuesta a la desembocadura. También en la misma población de Ponte de Lima hay una pequeña playa fluvial donde se pueden alquilar kayaks.
Siguiendo la estela del Plazaola
A principios del siglo XX se decidió construir un ferrocarril que transportase la producción de las minas de Bizkotx, cerca de Plazaola, en Navarra, hasta Andoáin, en Guipúzcoa, donde se transbordaría al Ferrocarril del Norte con destino al puerto de Pasajes. La obra, complicada por la sinuosidad y orografía del terreno, contemplaba la construcción de numerosos puentes y túneles. El recorrido inicial de 22 kilómetros se amplió en 1914 a los 84 que separaban Pamplona y San Sebastián, contemplando ya el transporte de pasajeros hasta su cierre, en 1953.
En el año 2000 se recuperó parte del recorrido de aquel tren, los 44 kilómetros que unen las estaciones de Lecumberri y Andoáin, como Vía verde del Plazaola, para disfrute de viandantes y ciclistas. El recorrido (en suave descenso desde Lecumberri) puede hacerse por etapas o de una vez, en función de las posibilidades físicas o el plan que tengamos. Por el camino se puede disfrutar de santuarios naturales como los valles de Larraun y del Leitzarán (considerado biotopo) o pueblos de interés como Mugiro, Leitza o el propio Lecumberri, además de las huellas del viejo ferrocarril que serpenteaba por vía estrecha estas tierras.
En las entrañas de Andalucía
Muchos de los que estén pasando –o tengan previsto pasar– alguna semana de verano en las costas de Cádiz, Málaga o Granada, pueden aprovechar alguno de esos días para programar un plan alternativo a la playa. En concreto, el punto de partida de la excursión que proponemos es la población malagueña de Jimera de Líbar, en plena Serranía de Ronda, hasta donde se puede llegar en tren desde Antequera (conexión AVE) o Algeciras. Este pueblecito, encajonado en el frondoso valle del Guadiaro, en el límite con el Parque Natural Sierra de Grazalema, está dividido entre su laberíntico entramado principal, en la ladera del monte, y el barrio de la Estación, a orillas del Guadiro, donde es posible el baño.
Desde Jimera de Líbar, siguiendo el curso del río, se puede hacer una interesante caminata hasta Benaoján (donde también para el tren), desde donde continuamos camino hasta la Cueva del Gato, para un recorrido total de unos 13 kilómetros. La Cueva del Gato, a pocos kilómetros ya de Ronda, es un monumento natural formado por la caverna correspondiente y una cavidad de la que emana un manantial de agua del río Guadares. Esta cueva, punto fuerte del bandolerismo decimonónico y en cuyo interior pueden verse importantes pinturas rupestres, forma parte a su vez del conjunto espeleológico más importante de Andalucía, con simas, lagos, sifones, cañones y salas que alcanzan los 70 metros de altura.
Isleñas
Volcanes y estrellas en La Palma
La llamada ‘isla bonita’, Reserva de la Biosfera, dispone de una importante red de senderos con más de 1.000 kilómetros que discurren por paisajes de insólita belleza, alternando bosques, volcanes, playas, etc. Además, gracias a su escasa contaminación lumínica y a su situación, cuenta con la distinción Starlight, que reconoce a los cielos con mayor calidad astronómica.
¿Por qué no disfrutar de la naturaleza en todo el esplendor de una noche de verano? La Ruta de los Volcanes, una de las más populares de la isla, une el centro y el sur de la isla a través de lo que fue una importante vía de comunicación. Tiene una longitud de 22 kilómetros –entre el Refugio del Pilar y Los Canarios, en Fuencaliente– y discurre por el Parque Natural de Cumbre Vieja. Por el camino, aunque hay alguna parte boscosa, el terreno es eminentemente volcánico y llega hasta casi los 2.000 metros, dejando panorámicas excelentes de la isla.
Por la noche, esta ruta se convierte en la Ruta de la Luna Llena (uno de los senderos astronómicos de La Palma), ofreciendo un cielo espectacular y una imagen ‘lunar’ del terreno que pisamos. Durante las siete horas (aprox.) que dura el camino podemos observar constelaciones, fauna nocturna, etc. Existe la posibilidad de contratar el servicio de guías Starlight.
Mallorca a la sal
Puede que no sea una de las zonas más conocidas y populares de Mallorca, pero el entorno de Ses Salines - Colonia Sant Jordi, en la parte más meridional de la isla, congrega buena parte de la riqueza natural de este rincón del Mediterráneo. Ofrece paisajes de insólita belleza, con playas y calas paradisíacas que se alternan con tramos rocosos. Junto a la costa, pinares, lagunas y zonas salineras. Como las Salinas de Es Trenc, en cuyas balsas se concentra el agua marina que, al evaporarse, regala un tesoro culinario, la sal –y flor de sal– de Es Trenc.
En agosto es, además, cuando se produce la extracción de la sal, lo que añade interés a la visita. El ecosistema único del Salobrar de Campos concentra un gran número de aves, desde flamencos a águilas pescadoras, cormoranes o chorlitejos, por lo que es un lugar de culto para aficionados.
El agua del mar llega a las salinas desde la playa de Es Trenc, una de las más bonitas y vírgenes de toda la isla, desde donde puede iniciarse un recorrido por la costa hasta la Colonia de Sant Jordi, pasando por las playas de Estanys o d’es Cotó, todas de arena fina y aguas cristalinas. Desde la Colonia de Sant Jordi parten las excursiones hasta el Parque Nacional de Cabrera. Aquí se pueden consultar rutas por todo el entorno de Ses Salines - Colonia Sant Jordi .
Europeas
Polonia / Parque Nacional Slowinski
Pocos relacionarán Polonia con el desierto, aunque hay un lugar allí que podría recordar a él, si no fuera porque está junto al mar. El Parque Nacional Slowinski, a orillas del Mar Báltico, es famoso por sus enormes dunas móviles, que alcanzan alturas de más de 40 metros. El conjunto dunar, que se extiende unos 18 kilómetros a lo largo del litoral, es la extensión de dunas no estabilizadas por vegetación más grande de Europa, aunque solo representa un 5% las 18.618 hectáreas de este Parque Nacional, Reserva de la Biosfera por la UNESCO, y en el que también encontramos lagos, ríos, arroyos, bosques, prados, landas, playas o marismas, formando un complejo natural asombroso.
Las características geográficas de Slowinski lo convierten también en un gran refugio de biodiversidad, donde habitan casi un millar de especies vegetales. Además, al formar parte de una ruta migratoria, pueden verse a lo largo del año unas 250 especies de aves. Eso sin contar ciervos, jabalíes, corzos, etc. La única manera permitida de recorrer el Parque es a pie, y para ello hay 140 kilómetros de senderos señalados. El pueblo de Leba es la principal puerta de acceso a Slowinski. A ella se puede llegar desde Gdansk, a unos 110 km, en bus, tren o coche.
Persiguiendo al ‘gigante’ en Irlanda del Norte
En algunas carreteras la espectacularidad del paisaje es tal que la simple acción de conducir se convierte en uno de los grandes alicientes. Al norte de Irlanda de Norte, valga la redundancia, se puede realizar uno de los recorridos en coche más sugerentes de Europa. Es la llamada Ruta de la Calzada, que recorre los 314 kilómetros que separan Belfast de Derry-Londonderry. El trayecto, que se puede hacer por etapas, alterna tramos pegados a la costa con otros en los que la carretera se interna en zonas rurales. Por el camino dejamos acantilados, valles, cascadas, pueblecitos con encanto y valiosas construcciones históricas o naturales, además de paisajes que han servido de escenario para la serie Juego de Tronos .
Algunos highlights de la ruta son el sendero de los Gobbins, un entramado de pasarelas colgantes por los acantilados de principios del siglo XX que ha sido recuperado recientemente; los Glens de Antrim, preciosos valles verdes junto al mar; el castillo de Carrickfergus, del siglo XII; o el plato fuerte del recorrido, la Calzada del Gigante. Se trata de un espacio único junto al mar, formado por 40.000 columnas de basalto creadas de forma natural hace 60 millones de años por una erupción volcánica. La leyenda cuenta que, en realidad, fue construida por el guerrero celta Finn McCool para retar al gigante Benandonner.
Nantes en una línea
Cada verano, Nantes, la ciudad que vio nacer al escritor y visionario Julio Verne, se reinventa con un sinfín de instalaciones, exposiciones y espectáculos en espacios públicos que atraen a más de medio millón de forasteros. Bajo el nombre de Le Voyage à Nantes (El Viaje a Nantes), se ha creado un programa de actividades que trata de aglutinar todo lo que sucede en la ciudad durante estos meses. Para que nadie pierda detalle de los atractivos de Nantes se ha pintado una línea verde que discurre por toda la ciudad y une los puntos imprescindibles de la visita.
Este sendero urbano no tiene porqué hacerse en orden. Cuenta con 53 paradas, que alternan piezas de arte contemporáneo, edificios históricos, monumentos, museos, jardines, etc. Por su puesto, la línea verde nos lleva a la Catedral Saint-Pierre y Saint-Paul, el Castillo de los Duques de Bretaña o la Ópera Graslin algunas de las señas de identidad más antiguas, pero también al Lieu Unique, las Máquinas de la Isla o el Carrusel de los Mundos Marinos, atracciones atadas a la influencia de Verne y a la historia industrial de la ciudad. Todo eso y, cómo no, obras e instalaciones efímeras que hacen del verano la época más animada de Nantes.
Transoceánicas
Península Valdés, el gran espectáculo de la ballena austral
Todos los años, entre junio y noviembre, una importante colonia de ballena francas australes –algunas llegan a medir 15 metros y a pesar 50 toneladas– se refugian en aguas de Península Valdés, en la Patagonia árida argentina, para reproducirse y aparearse, dejándose ver en gran número y de forma insistente a pocos metros de la costa, un hecho insólito que atrae a turistas de todo el mundo a esta estrecha franja de tierra perteneciente a la provincia de Chubut.
Los avistamientos más habituales se producen en el entorno de Puerto Pirámides, la única población permanente de la Península Valdés, desde donde salen embarcaciones para contemplar este espectáculo natural. Además de ballenas, Península Valdés es Patrimonio Natural de la Humanidad por la enorme riqueza de su fauna, ya que en sus aguas es fácil ver orcas o delfines; y en sus playas y acantilados, lobos marinos, elefantes marinos y pingüinos de Magallanes. Puerto Pirámides se encuentra a unos 90 kilómetros de Puerto Madryn, hasta donde llegan vuelos y buses desde Buenos Aires.
Yoho, el secreto mejor guardado de las Rocosas
La mayoría de los turistas que se adentran en las Rocosas canadienses, en el límite de British Columbia y Alberta, optan por visitar los Parques Nacionales de Banff y Jasper. Sin embargo, aquellos que quieran disfrutar de esos mismos escenarios de extraordinaria belleza (lagos, bosques, picos, cascadas, etc) en un espacio más reducido y solitario, deben conocer el Parque Nacional de Yoho.
Llegar es fácil. Dejando el popular Lake Louise (P.N. Banff) por la Highway 1 en dirección a Jasper, y sin desviarnos por la sobrecogedora carretera Icefields Parkway, llegamos a Yoho. Hay muchas opciones de trekking por etapas o niveles, aunque la joya del parque es el Lake O’Hara. En este mágico lugar, cuyo acceso está reestringido a 42 personas al día, hay unas cabañas de lujo, pero también una zona de acampada que nos permite despertarnos en un lugar de los que no se olvidan. Desde Lake O’Hara se pueden realizar caminatas a otros parajes de Yoho como los lagos Emerald y Oesa, las cascadas Wapta o el valle Opabin Plateau.