Cuando Damián Szifron, el director de Relatos Salvajes (2014), pensó en Ricardo Darín para protagonizar el relato Bombita, uno de las seis historias que componen el film, puede que intencionadamente huyese de convencionalismos mostrándonos un Buenos Aires que no veremos nunca en las guías de turismo.
No aparecen los restaurantes de lujo de Puerto Madero, como Chila o Sorrento, o los elegantes cafés de La Recoleta como ese Biela que aún sigue en pie frente a la Plaza Francia, donde si uno cierra los ojos sentado en un velador de la terraza puede imaginar a Fangio alardeando de sus cinco títulos mundiales de Fórmula 1.
En Relatos Salvajes Buenos Aires se nos antoja una ciudad gris devorada por la burocracia, por las prisas, por el caos y esas economías de supervivencia que se adivinan en el personaje que interpreta Darín. Una ciudad en donde en ocasiones se tiene la sensación de que el tiempo se hubiese parado en los años cincuenta, en aquellos últimos años de vida de Evita Perón.
Aquella primera dama que hoy sigue viva en esta ciudad y a quien, sin pretenderlo, pongo cara de Madonna por la polémica película Evita (1996) dirigida por Alan Parker, y que finalmente pudo rodarse en enclaves históricos naturales a pesar del descontento que generó entre muchos argentinos al conocer que el icono femenino del peronismo iba a ser interpretado por la polémica cantante.
Pero Argentina es más que ese caótico y a la vez bohemio Buenos Aires, inmerso en una ruina inflacionaria histórica que capean con dignidad los bonaerenses. La República de Argentina es un gran país en donde el viajero español siempre se sentirá en casa. Ya sea estando en la confluencia de los Andes, donde se recrearon las montañas tibetanas para filmar la película Siete Años en el Tíbet (1997), protagonizada por Brad Pitt, o en la parte argentina de la Cataratas del Iguazú.
Aquel paraje donde se rodó La Misión (1986), en escenarios de gran belleza que sirvieron para realzar la historia de un grupo de misioneros jesuitas que trataban de establecer una misión cristiana en territorio guaraní. A nadie se nos olvida las impresionantes imágenes de la película, envueltas por la música del gran maestro Ennio Morricone.
El inmenso territorio y los climas diversos que van desde el amazónico al norte, al frío antártico de la Patagonia donde siempre nos recomendarán recorrer el Parque Nacional de los Glaciares y, como visita obligada, observar la caída del puente de hielo que se forma en el glaciar Perito Moreno por las filtraciones de agua.
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