Durante muchos siglos estuvo semioculta, perdida en el abrupto paisaje de sus selvas y montañas y en el constante cambio de nombre según el régimen de gobierno. Hoy Camboya ha renacido para convertirse en un destino en pleno auge, entre sus particulares atractivos encontramos un sorprendente paraje natural y uno de los mayores conjuntos de templos del mundo.
Las ruinas de Angkor
Sin duda, las ruinas de Angkor son la mayor atracción turística de Camboya. Si bien hay una especie de circuitos preestablecidos nunca está de más perderse entre los templos y descubrirlos casi sin darte cuenta. A Camboya se puede llegar por tierra desde Tailandia, Laos y Vietnam, pero si tienen paciencia no se pierdan la travesía en barco por el río Mekong desde el Delta del Mekong, en Vietnam, hasta la capital del país, Phnom Penh. Después de cruzar la frontera se ven incontables familias que pescan, ríen y se bañan en las aguas del río.
Phnom Penh es la ciudad más importante del país y, como tal, presenta las típicas contradicciones del mundo en el que vivimos. Así, en la ciudad encontramos el museo del S21, las casas humildes de los alrededores del centro, supermercados donde todos los precios están en dólares estadounidenses aunque el país tenga su propia moneda (el Riel), palacios reales y pagodas de plata en las que se observa el esplendoroso pasado Reino de Camboya. Una ciudad para observar y reflexionar sobre el mundo y el tiempo en el que vivimos.
Templos y naturaleza
Los Templos de Angkor, rodeados de selva, son uno de los conjuntos monumentales que todo viajero debe visitar al menos una vez en la vida. Son el principal reclamo turístico de Camboya. Tanto la salida como la puesta del sol dan oportunidades magníficas para la fotografía.
En un viaje a Camboya no puedes dejar de remontar las aguas del Mekong en una embarcación rápida, observando la vida de las numerosas aldeas de las riveras y la impresionante naturaleza del país.
El templo de Bayón
Este conjunto arquitectónico, con más de 900 monumentos esculpidos durante unos 600 años y abandonados de repente a su suerte, sobrevivió a invasiones, expolios, guerras y conflictos. La visita a este templo está llena de pequeños detalles, leyendas y anécdotas. Lo más curioso de todo es que no existen dos estatuas iguales, presentando siempre algún elemento que las diferencia entre ellas, aunque no se sabe quién es la persona representada.