Al noroeste de Botsuana se desparraman las aguas del río Okavango que ya han recorrido en torno a 1.600 kilómetros desde su nacimiento en Angola. Hay pocos ríos que tengan un delta tan especial como este en Botsuana, y es que sus aguas no desembocan en el océano, ni en lagos, ni en otros ríos, sino que el río Okavango vierte sus aguas a las arenas del desierto Kalahari, donde la tierra se traga el agua, como si fuese por arte de magia.
El Delta del Okavango es el mayor delta interior del mundo, uno de los lugares menos poblados de la tierra y con una concentración de fauna salvaje que supone una de las más grandes de la tierra. Disfrutar de una experiencia completamente dentro de la naturaleza, con unos amaneceres y unas puestas de sol fantásticas, noches en las que te despierten los ruidos propios de la población animal del entorno, un relax absoluto en medio de la nada y el avistamiento de un montón de especies animales se hace posible en el Delta del Okavango.
Para comenzar a recorrer el delta hay que llegar hasta el punto donde todo se desordena y se desborda, el Sepupa: lugar donde comienza el delta interior y se forma un laberinto de ríos, islas, riachuelos, regueros… Otro buen sitio es Serongo, es aquí donde se puede coger un mokoro, pequeña piragua construida tradicionalmente con un tronco de un árbol, para adentrarse por completo en las aguas.
Maun es el lugar autodenominado como “la puerta del delta del Okavango” y uno de los lugares más turísticos de Botsuana. En esta zona se puede encontrar mucha oferta turística, muchos campamentos para alojarse, restaurantes, bancos, actividades para desarrollar en el enclave natural… Pero los hoteles están tan separados y la concentración de turistas es tan escasa que aparentemente no parece que estemos en una de las regiones más turísticas del país africano.
Avanzar en barca desde Maun por los riachuelos hasta Boro. En el trayecto, sentarse en el suelo de la barca y disfrutar de las aguas totalmente transparentes y con un toque rojizo, que a veces se camufla entre la abundante vegetación que invade el riachuelo. Mientras tanto, los pájaros y algún antílope se dejarán ver, pero habrá que esperar hasta tierra firme para avistar animales más grandes. En las miles de islas que forman el delta viven los grandes animales: cebras, cocodrilos, kudus, jirafas, elefantes...
En el corazón del delta se encuentra el Parque Nacional Moremi Game Reserve: la primera reserva en África establecida por residentes locales. Cuenta con uno de los ecosistemas más ricos y diversos del continente, por eso se puede disfrutar de una espectacular visualización de juegos y observación de aves, hasta un total de 400 especies y también de las principales especies de herbívoros y carnívoros de la región: cebras, hipopótamos, hienas, leones… Pero si por algo destaca Moremi es por ser hogar de los big five: leones, leopardos, búfalos, elefantes y rinocerontes. Por otro lado, el Parque Nacional del Chobe, que supone un total de 11.000 kilómetros cuadrados, contiene la mayor densidad de elefantes del continente.
Resumiendo, en la región hay tres ecosistemas conectados: Panhandle, en el norte, el más fluvial y accesible, con aldeas y pescadores y sin grandes mamíferos que avistar pero sí aves. El delta mismo, expandiéndose en arterias completamente llenas de vida, tanto animal como vegetal. Y la sabana, abierta y camaleónica, por donde se mueven los herbívoros y los depredadores, también de acceso limitado. En total, cientos de especies de mamíferos, 1.000 de aves, más de 8.000 de insectos y 3.000 de plantas que conviven y se expanden por los corredores del río.
El delta nunca luce igual, el paisaje es muy distinto en cada estación. Esto varía en función de las lluvias, de los meandros y lagunas que se forman; de las corrientes migratorias de la fauna; de la vegetación que oscila entre el verde oscuro al esmeralda, pasando por el amarillo de destellos puros. La apariencia cambiante del delta se debe incluso a la voracidad de los elefantes, capaces de engullir hasta 300 kilos de follaje y ramas de los árboles por día y beberse 200 litros de agua en un suspiro.