Palaos es un país insular de Oceanía compuesto por más de 340 islas de origen volcánico y coralino, situado en el mar de Filipinas. También es uno de los países menos poblados del mundo, solo cuenta con 20.000 habitantes. La mejor época para viajar es de diciembre a marzo, ya que es cuando las temperaturas son más suaves y hay menos precipitaciones. Además, en esta época es más fácil avistar mantas y tiburones grises.
El principal atractivo turístico son sus aguas, por eso los turistas que vayan pasarán la mayor parte del viaje en el agua. Es uno de los destinos de buceo y submarinismo más espectaculares del mundo por sus abundantes arrecifes de coral, cuevas submarinas, túneles ocultos, más de 60 pendientes verticales y una gran variedad de población marina: corales, peces y raras criaturas submarinas. Se pueden encontrar almejas gigantes de un cuarto de tonelada de peso y un lago con 21 millones de inofensivas medusas de sutil viveza. Otras actividades marítimas muy populares que se pueden practicar en la zona son el kayak, la navegación a vela y la observación de la fauna.
En kayak se puede disfrutar de un paseo por el deshabitado archipiélago de las Islas Chelbacheb, compuestas por 445 formaciones calizas cubiertas de vegetación y rodeadas de arrecifes, donde se encuentran casi 400 especies de coral, la mayor concentración mundial de lagos submarinos y antiguos asentamientos humanos. Por todo ello ha sido declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO.
En tierra firme, el país cuenta con junglas y manglares tropicales de gran diversidad, siendo la zona más rica de la Micronesia en fauna y flora: aves exóticas, cocodrilos, orquídeas… Sin embargo, no cuenta con montañas o puntos geográficamente altos. Tampoco tiene muchas ciudades consideradas como tal. Su terreno, eminentemente selvático, está repleto de bosques y frondosa vegetación con abundante fauna salvaje.
El archipiélago de Palaos está formado por el estado políglota de Koror; las bellísimas Islas Rocosas; Babeldaob, la segunda isla más grande de la Micronesia; Peleliu, asociada a la guerra; Angaur, una isla minúscula y apacible; los atolones coralinos de Kayangel y Ngeruangel y las remotas islas del Suroeste.
Las Islas Rocosas están compuestas por más de 200 islotes calizos con forma de seta socavados por la erosión. Está totalmente cubierto de jungla verde, ocupa 32 kilómetros y es el mayor reclamo turístico de Palaos. Peleliu, donde el encanto está en pasear y hacer submarinismo en un ambiente tranquilo y apacible. En 1944 fue escenario de una de las batallas más cruentas de la Segunda Guerra Mundial, quedando el paraje completamente destrozado que hoy en día cuesta imaginar por su gran belleza. En la zona de las Islas Rocosas hay 80 lagos marinos, uno de ellos es el Lago de las Medusas. Practicar buceo en él es una experiencia ineludible porque está lleno de millones de inofensivas medusas transparentes que nadan en grupo siguiendo la trayectoria que sigue el sol. Ver los movimientos de expansión y contracción de las medusas, con una apariencia entre transparente y rosada, es una experiencia que se debe vivir si estás en Palaos porque es un mundo completamente desconocido.
Por su pasado como colonia americana conservan la afición por el béisbol y el estilo arquitectónico. Koror es la ciudad más poblada y cuenta con los edificios de gobierno, las cortes y sede de la universidad, pero la capital es Melekeok, de unos 400 habitantes. Otros atractivos naturales son el lago Jellyyfish, las cataratas Ngardmau, el museo Etpison, el museo nacional Belau o la zona de long beach de playas blancas. En la artesanía destacan las figuras de las piernas abiertas llamadas Dilukai talladas en madera.
La gastronomía local tiene influencias de Japón, Corea, Filipinas y EEUU. Para los amantes del marisco este será su paraíso, el sushi y el sashimi son muy populares y los cangrejos y crustáceos son ingredientes habituales en las recetas locales. También es un archipiélago apreciado por sus grandes volúmenes de pesca, a día de hoy es el método principal de subsistencia del país. Otro plato menos convencional es el pastel de murciélagos frugívoros, presente en muchos menús. Para beber los zumos tropicales son lo más típico y exótico, el agua es importada.