Puerto Madero es una de las zonas más agradables de Buenos Aires. Muy cerca se encuentra la Reserva Ecológica Costanera Sur, una oferta natural que presenta sorprendentes paisajes y completa el atractivo del entorno. Paseos repletos de gente, restaurantes y diseño. Un antiguo puerto en el que permanecen amarrados auténticos museos flotantes de la Armada argentina, la Fragata Sarmiento y la Corbeta Uruguay. Tesoros de la historia que se añaden al vistoso Puente de la Mujer, del arquitecto Santiago Calatrava, y sirven de marco a la zona VIP de la capital argentina.
Faena Hotel & Universe
Se aloja en un inmueble inspirado en la arquitectura industrial inglesa que sirvió como silo, en aquellos años en los que Buenos Aires era la capital del granero del mundo.
Sus dos primera plantas constituyen el UNIVERSE; maravillosos espacios para ser disfrutados según los gustos y preferencias del huésped. En Faena uno puede deleitarse con el alto nivel de su gastronomía gourmet en su elegante “Bistró”, empacharse de sabores caseros y tradicionales en “El Mercado”, disfrutar de un maravilloso cóctel en la terraza del pool bar o de una lectura tranquila en el Lounge Library.
Otra opción interesante es acudir a la variedad de eventos que se suceden en sus espacios, conciertos de jazz y tango, obras de teatro y largas noches de fiesta, a las que asisten múltiples figuras del espectáculo bonaerense. También dispone de sauna, un moderno gimnasio y servicios de spa. Y todo ello en un marco único y original en el que se mezclan modernidad y romanticismo clásico, en amplios espacios donde predominan los colores rojos y blancos como protagonistas indiscutibles. Faena marca la moda en Buenos Aires, con una experiencia auténticamente VIP.
El esplendor de La Belle Époque
Cuenta con 103 habitaciones y suites de lujo, además de 83 apartamentos para estancias permanentes. El hotel no dispone de recepción y cada huésped es recibido por un Experience Manager cuya misión es hacer realidad los deseos y las expectativas turísticas, comerciales o culturales de quienes visitan Faena. Todas las habitaciones del hotel tratan de inspirar un sueño, resucitar la Belle Époque y trasladarla, de nuevo, a Buenos Aires, imponiendo una forma distinta de experimentar la vida en un ambiente sereno y, al mismo tiempo, cargado de belleza.
La Belle Époque marcó un periodo de prosperidad económica y cultural que se desvaneció con la llegada de la Primera Guerra Mundial. Buenos Aires recuerda toda su historia en muchos rincones.
Buenos Aires y sus “tugurios”
En la ciudad bonaerense, algunos bares o restaurantes (o incluso otro tipo de negocios), esconden un secreto en sus entrañas. Una interesante “atracción” para los curiosos de la historia.
Durante la década de los años 20, del pasado siglo, la Ley Seca prohibía la venta, elaboración, transporte y consumo de bebidas alcohólicas. Establecimientos y restaurantes burlaban la prohibición añadiendo locales clandestinos, ingeniosamente escondidos. Los “speakeasy” son un pequeño reto para el visitante, que deberá, eso sí, conocer la contraseña. Como en los viejos tiempos. Buenos Aires conserva todo ese ingenio y mucha de la belleza de la Belle Époque.
Capital de diversión, reivindicaciones y modernidad argentina, la “Reina del Plata” luce, también, grandes palacetes y una sofisticada arquitectura de aquella “bella época”, muy europea.
El Palacio Barolo, restaurado recientemente, se inspira en la “Divina Comedia”, de Dante, y no es solo una evocación del “viejo continente”. Las piezas, de muchos de los palacios diseminados por la capital argentina, se diseñaron en Europa y llegaron en barco hasta Buenos Aires. Son los ornamentos, mármoles o esculturas que decoran muchos de los palacios bonaerenses, como el de Haedo, hoy convertido en sede de Parques Nacionales, o la Puerta del Palacio de la Paz, actualmente, Círculo Militar.
Cerca de uno de los monumentos más emblemáticos de Argentina, el Obelisco, se encuentra el impresionante Palacio Duhau, transformado en elegante hotel. La belleza del palacio Ortiz Basualdo o el magnífico palacio Fernández Anchorena merecen más de una fotografía. Y para el paseo, nada mejor que aspirar el aroma de maravillosos jardines como el, más que centenario, “Rosedal de Palermo” que cuenta con 18.000 rosas y un precioso lago. La hermosa y moderna Buenos Aires conserva toda la elegancia de aquellos tiempos pasados.