La villa riojana dispone de su particular máquina del tiempo. Durante la Feria de la Inmaculada Concepción, su casco histórico, sus calles, su plaza y sus habitantes, se trasladan al siglo XIII en un momento pre-navideño de compras y ambiente festivo. Un tiempo idóneo para pertrecharse de buenas viandas y productos artesanos.

Etapa 10 del Camino a Santiago de Compostela

Desde hace siglos los peregrinos de todo el mundo atraviesan la Calle Mayor de Santo Domingo de la Calzada en su camino hacia Santiago. A mediados del siglo XI, el propio Santo Domingo se implicó en la construcción de un puente sobre el río Oja para facilitar el paso de los caminantes. Leyendas de la época atribuyen la intercesión del santo para salvar la vida de algún peregrino y sus milagros se recuerdan en procesiones de fechas señaladas. El puente, de 16 arcos y 140 metros, se mantiene salvando el paso del río y, tras muchas reparaciones, sigue facilitando el trayecto de peregrinos y visitantes.

Santo Domingo, aquel ermitaño del siglo XI, dedicó su vida a mejorar la viabilidad del Camino de Santiago. Además del puente se le atribuye la construcción de una calzada, un hospital de peregrinos y una iglesia, consagrada a principios del siglo XII y ya desaparecida. Aquella pequeña iglesia fue el origen de un magnífico templo en consonancia con las grandes catedrales de peregrinación del románico.

Pero aquella catedral primitiva, de origen románico, fue destruida por un incendio. Actualmente, permanece en pie una tercera reconstrucción realizada en una mezcla de diferentes estilos, aunque conserva una cabecera románica y capiteles del siglo XII. El emblema de la catedral es su hermoso campanario barroco, una “torre exenta” separada del cuerpo principal del edificio, que mide setenta metros de altura. La hermosa torre es el faro de referencia para los peregrinos.

En el interior de la catedral, su retablo mayor se alza como una joya de la escultura renacentista española. Pero lo que, sin duda, resulta más impactante es el gallinero que se encuentra dentro de la catedral y en el que viven un gallo y una gallina. El recuerdo de un milagro en el que, según la tradición, “la gallina cantó después de asada”.

El mercado medieval

La unión de Santo Domingo de la Calzada con el Camino y la época medieval resulta evidente en todo el municipio riojano.

En el siglo XIII, la ciudad fundada por aquel santo se convirtió en referente del Camino de Santiago. El rey, Alfonso Décimo el Sabio, concedió al lugar el privilegio de organizar una feria anual destinada a la provisión de todo tipo de alimentos y enseres. El siglo XX recuperó ese mercado medieval.

El casco histórico, el entorno de la catedral, la Calle Mayor y la Plaza de la Alameda, recrean la vida en el siglo XIII. Su mercado se convierte, cada año, en un gran centro de encuentro, compras, paseo y diversión para cerca de 100.000 visitantes. Los más pequeños viven en un cuento y sus ojos no se atreven a parpadear ante las hazañas de aves rapaces y caballos, la visión de un ajedrez viviente, los juegos de tiro con arco, los cuenta cuentos y algún que otro personaje mágico.

El Mercado del Camino

En la Plaza Jacobea, de Santo Domingo de la Calzada, una gran carpa climatizada de 1.500 metros cuadrados acoge el Mercado del Camino, organizado por la Fundación Caja Rioja. Desde hace 29 años, la Fundación convoca a los pequeños productores y artesanos rurales a este interesante escaparate.

Un atractivo que se añade a la fiesta medieval con una exquisita oferta de productos agroalimentarios y objetos de artesanía llegados no solo desde la Rioja sino desde muchas otras comunidades autónomas. Este año, además de 82 artesanos españoles, el Mercado del Camino adquiere tintes internacionales con un productor francés y otro colombiano, M&M Café.

Los productos clásicos del Mercado del Camino son los tradicionales quesos, embutidos, foie, vino, aceite o repostería típica navideña, además de incorporaciones más recientes como la cerveza o el vermut.

Pero tampoco faltan productos más innovadores como el alga espirulina, caramelos de pectina sin gluten, conservas de caza toledanas, chocolates de Soria o dulces veganos. Cada año se amplía el número de expositores y en esta edición es posible encontrar quesos del País Vasco, encurtidos, conservas, embutidos, morcillas, jamones, patés, cecina, productos navideños como turrón y mazapanes, diversas conservas, dulces, miel y especias.

Además de proporcionar goce al paladar, diferentes artesanos ofrecen velas de cera natural, derivados de la apicultura, artesanía con perlas, alpargatas y calzado de yute. Todos, productos artesanales elaborados y distribuidos directamente para el consumidor. Como en aquellos viejos tiempos.

Más información: infoviajes.contacto@gmail.com