Los primeros exploradores españoles las denominaron Islas de Bajamar. Los británicos, ante sus dificultades para pronunciar la 'j', terminaron llamándolas Bahamas. Su cercanía a las rutas marítimas las convirtieron en el paraíso de los saqueadores del mar. Islas de fiesta, para piratas y bucaneros, sufragada con los cargamentos de oro interceptados a los galeones españoles.
En medio de aguas cristalinas se forma un archipiélago con más de 700 islas e islotes, de las que solo 25 están habitadas. Desde su independencia en los años 70, del pasado siglo, son uno de los grandes destinos para los turistas norteamericanos. Siguen siendo islas de fiesta y descanso, y el mejor lugar para la práctica del buceo y la navegación. Un paraíso con maravillosas playas de arena blanca y rosada.
Nassau, capital bahameña
Apenas 300 kilómetros separan Nassau de Miami. La capital de Bahamas se encuentra en la Isla Nueva Providencia. Una ciudad de casas coloniales, hermosos edificios de tonos pastel, casinos, bancos, boutiques y un puerto frecuentado por grandes cruceros cargados de turistas.
A pocos metros del puerto de Nassau se encuentra Cayo Arawak, el barrio de ocio en primera línea de playa. El lugar ideal para disfrutar de la gastronomía tradicional de las islas. Sus puestos, restaurantes, bares y terrazas ofrecen excelentes platos de caracola frita, cola de langosta o gambas y, por supuesto, los cócteles locales. Y todo ello aderezado por el alegre bullicio de los artistas callejeros y los ritmos de la música tradicional.
Pero, sin duda, una de las atracciones más visitadas de Nassau es el Museo de los Piratas. Un gran espacio interactivo en el que se muestra la vida y obra de los auténticos “piratas del Caribe” que ocuparon la capital bahameña. Aquellos saqueadores del mar, bebedores insaciables de ron, que se peleaban en los muelles y apostaban en las tabernas son los protagonistas reales de toda la exposición.
Impresiona la réplica de una gigantesca nave con todos los detalles de un barco pirata del siglo XVII. Las banderas de los corsarios y su significado, los cañones y otros elementos de las naves de los bucaneros se suman a las auténticas pistolas o espadas que lucen curiosos y complicados grabados. Algunas son verdaderas reliquias recuperadas de aquellos barcos piratas que acabaron sus días en el fondo del mar.
Espacio colonial y tradición isleña
En la zona más elevada de Nassau, la colina Bennet's Hill, se alza el Fuerte Fincastle al que se puede acceder ascendiendo los 65 empinados peldaños de la Escalera de la Reina. La escalera, considerada una interesante obra arquitectónica, fue tallada en roca caliza por los esclavos de la isla.
Gran parte del Fuerte Fincastle continúa en pie. La impresionante fortaleza tiene forma de barco de vapor y en ella aparecen siete cañones, las réplicas de aquellas viejas piezas de artillería que no pudieron vencer al tiempo. La construcción fue levantada en el siglo XVIII para proteger la ciudad, aunque a lo largo del siglo siguiente sirvió de faro a los navegantes. Muy cerca, la Torre de Agua es un magnífico mirador desde el que se puede contemplar, incluso, alguna isla cercana como la lujosa Paradise Island.
El museo dedicado al Junkanoo es el mejor rincón para conocer la cultura de las Islas Bahamas. Una hermosa exposición de llamativas máscaras, tocados multicolor, instrumentos y trajes típicos del Carnaval isleño. Pocos visitantes abandonan el museo sin fotografiarse con alguno de los preciosos tocados.
Los Jardines de Ardastra ofrecen encantadores senderos a la sombra de árboles tropicales, jardines con cocoteros, buganvillas y orquídeas. Colores intensos y aromas florales que atraen a los pequeños colibríes y zonas más protegidas en las que habitan loros y guacamayos. Es un Centro de Conservación y el único zoológico de las islas en el que se puede contemplar ejemplares de boa constrictor, lémures de Madagascar, flamencos y hasta 135 especies de animales propias del Caribe y América del Sur, algunas en peligro de extinción.
Nassau está considerada el centro cultural de las Bahamas. Sus edificios recuerdan el pasado colonial británico de las islas. El Palacio del Gobernador, la Biblioteca Nacional o el Museo Nacional de Historia son algunas de esas construcciones que se mantienen grabadas en la retina.
En Bay Street resulta encantador perderse por un entramado de callejuelas en las que se reparten numerosas tiendas, algunas de lujo y muchas otras dedicadas a los productos artesanales como su famoso mercado de la paja (o el mimbre), Straw Market. Es el lugar ideal para paladear un buen zumo de frutas tropicales mientras se recorre los comercios que ofrecen sombreros de paja, bolsos e infinidad de artículos tejidos a mano o tallados en concha o madera. Los auténticos “souvenirs” bahameños.
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