En la provincia de Mesina y frente a las costas de Milazzo se sitúa este archipiélago de las Islas Eolias, también conocidas como Eólicas, formado por siete islas principales: Lipari –la capital-, Alicudi, Filicudi, Panarea, Salina, Estrómboli y Vulcano. Todas ellas están marcadas por un ferviente pasado volcánico y algunos de sus cráteres todavía siguen en activo, como es el caso del famoso Estrómboli y Vulcano.
Con poco más de 10.000 habitantes repartidos por todo el archipiélago, la actividad principal aparte de la pesca es el turismo, principalmente de italianos. Aunque el turismo sea una de las bazas más importantes de la economía isleña, la dificultad para llegar a ellas es lo que permite que un viaje a las Islas Eolias sea un viaje a la naturaleza salvaje y a los principios básicos del hombre. La sencillez y la tranquilidad son los rasgos principales de la vida en islas. El principal medio de transporte es el ferry, desde puertos como Nápoles, Regio Calabria o desde la vecina Sicilia.
Las Islas Eolias son una especie de parque arqueológico en constante evolución. Los vestigios del pasado se pueden ver gracias a la perfecta conservación de las cenizas, la lava y los materiales de erupción. Este archipiélago es uno de los visualmente más espectaculares y de los más fascinantes en cuanto a historia en Europa. Cada una de sus principales siete islas tiene su propia identidad, lo que se traduce en una amplia variedad de actividades.
La más poblada de las islas es Lipari, donde también se encuentra la capital. Es en esta isla donde se debe explorar la antigua ciudadela y la agreste costa. La ciudad de Lipari cuenta con un laberinto de callejuelas que guardan importantes elementos para conocer su historia: en el 4.000 a.C., los habitantes neolíticos descubrieron grandes reservas de obsidiana, lo que permitió situar a Lipari como un punto importante en la red comercial. En el Museo Arqueológico de Lipari se pueden ver herramientas de obsidiana y colecciones de ánforas rescatadas de naufragios para aprender sobre los seis milenios de historia, así como una gran colección de máscaras de teatro griego en miniatura.
Desde el mirador Quattrocchi se ofrecen unas impresionantes vistas de los paisajes de las costas escarpadas que se extienden 5 kilómetros al sur. Continuando por un sendero hasta el Valle I Muria se llega a un tramo de playa de guijarros, resguardada por los acantilados que supone un buen escenario para disfrutar de un baño.
En Vulcano hay que subir hasta el cráter de la mole montañosa de color gris rojizo que erupciona azufre y no deja a ningún turista indiferente al llegar al puerto. Desde Fossa di Vulcano se podrá disfrutar de un paisaje surrealista de rocas yermas y fumarolas humeantes, además de poder apreciar a lo lejos las otras seis islas Eolias. En la costa de Vulcano también se distribuyen calas remotas y buenas rutas de senderismo para adentrarse en el potencial natural de la isla.
Panarea destaca por sus playas y su historia de la Edad de Bronce. En el paseo costero a Punta Milazzese se encuentran los espectrales cimientos de piedra del Villaggio Preistorico, un asentamiento de la Edad de Bronce. En cuanto a su oferta playera destaca la Cala Junco o la Spiaggetta Zimmari.
Sin duda, el volcán más activo de las Eolias es el Estrómboli. Los más aventureros se podrán adentrar en una ascensión guiada a la cima de 900 metros durante la puesta de sol para admirar los chorros de fuego rojo y anaranjado. Estas vistas también se pueden contemplar a bordo de un crucero vespertino por la costa de la isla.
La isla más exuberante es la Salina, con sus conos volcánicos envueltos en bosques, viñedos y pintorescos pueblos costeros. Destaca la campiña que rodea Malfa, donde se puede catar el famoso malvasía local, su vino blanco dulce. También sorprende Signum Spa, un spa donde bañarse en leche de almendra o agua de manantial y disfrutar de tratamientos corporales; el Monte Fossa delle Felci para disfrutar de las mejores vistas desde las alturas; o pasear por el paseo marítimo de Lingua, en Da Alfredo.
Finalmente, no hay que olvidarse de Filicudi, donde hay que explorar sus cuevas submarinas y el cementerio de barcos antiguos que se acumulan bajo los escollos de Capo Graziano, y tampoco de Alicudi, donde disfrutar del puro estilo de vida marinero tradicional. La excursión más destacada de la isla es al Filo dell’Arpa, el cono dormido que se alza sobre la solitaria aldea pesquera de Alicudi.
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