Puerta de Europa y abrazo de dos continentes, Andalucía es una tierra que acoge al visitante con sol, simpatía y riqueza biológica. Y eso es válido tanto para locales y turistas como para otro tipo de viajeros que convierten los parajes andaluces en un hogar a veces temporal, a veces permanente: son las centenares de especies que viven en sus espacios naturales y las aves que hacen parada y fonda en sus idas y venidas estacionales entre el frío del norte y la calidez del sur. Andalucía como punto de encuentro, también para ellos.
Cada año, miles de aves atraviesan la Península Ibérica en un sentido y en otro. Es un espectáculo que obliga a volver la mirada hacia esos puntos coordinados, incansables y decididos que cruzan el cielo en busca de un clima más benigno según la época. Se estima que existe un centenar de especies que cruzan España y enfilan el estrecho de Gibraltar. Por eso, en estas rutas que traza el instinto, buena parte de este movimiento tiene en los humedales de Doñana una parada obligada.
Las marismas del Parque Nacional de Doñana constituyen uno de los puntos más singulares del catálogo europeo de lugares protegidos, una auténtica profusión de biodiversidad animal y vegetal. Gracias al grado de protección que asegura la Junta de Andalucía, se ha convertido en uno de los lugares más aptos para acoger aves migratorias y, por supuesto, para muchas otras especies que encuentran en este ecosistema un oasis en el que desarrollar su vida sin injerencias del ser humano, cuyo papel en este entorno es el de ser respetuoso espectador de esta profusión de vida.
Este punto de la geografía andaluza es capital, pero no es el único de la comunidad autónoma que goza de las condiciones para ser el hogar para hasta 400 tipos de vertebrados, más de la mitad del censo de todo el país. Incluso sus entornos marinos se han significado como zonas de tránsito para mamíferos como ballenas y delfines, animales que se dejan ver, muy de vez en cuando, asomándose a las playas de Tarifa.
Tierra de linces
Pero si de animales especiales hablamos, puede que el lince ibérico sea el más exclusivo de los que habitan en Andalucía. Se trata del mayor felino salvaje que se encuentra en nuestro país y, aunque es de naturaleza esquiva, verlo es más probable en zonas como Doñana, la Sierra de Andújar, el Parque Nacional de la Sierra de Cardeña y Montoro en Córdoba o la Sierra de Cazorla.
No obstante, su supervivencia se halla en una delicada situación y por eso, el celo de las autoridades en todo lo relativo a su conservación es muy riguroso. El objetivo es cuidar una población que, según cifras que maneja la Junta de Andalucía, se estima en unos 680 ejemplares, la mayoría en estas áreas, especialmente en Sierra Morena, donde habitarían aproximadamente 350 de estos animales, y en Doñana, que es la segunda mayor colonia de este felino.
Al margen de la vida animal, esta variedad de hábitats, desde los que tocan el mar hasta las serranías, pasando por humedales, estepas y entornos fluviales, también supone una diversidad vegetal sin parangón. Son ambientes exclusivos que poseen un indudable valor ecológico y que, para el visitante -este ya, sí humano- ofrece unos paisajes incomparables que regalar a la vista mientras se respira aire puro disfrutando de actividades como el senderismo o la ornitología que, por todo lo expuesto, encuentra en la región un marco incomparable.
La geografía juega a favor de este nutrido catálogo de vida y de la variedad de entornos, a veces muy alejados de los tópicos que señalan al sol y playa como única vía de escape. Craso error. Al margen de los humedales de Doñana, Andalucía alberga muchas sorpresas naturales como la tejada de la Cañada de las Fuentes, en la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas, donde además de asistir al nacimiento del río Guadalquivir, se alcanza una senda vigilada por colosos detenidos en el tiempo: tejos de más de 1.000 años que dan fe de lo poco que ha cambiado la zona durante siglos.
Es un ejemplo, uno solo, del legado natural que se conserva virgen en Andalucía. Pero no es el único: la Red de Reservas de la Biosfera que existe en la comunidad autónoma incluye, además, otros ocho espacios protegidos en los que la vida, en todo su esplendor, encuentra las mejores condiciones posibles para ser faro de migraciones, hogar de linces y paraíso para los sentidos... animales y humanos.
*** Contenido ofrecido en colaboración con la Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía