En la provincia de Valladolid se pueden encontrar numerosos castillos, fortalezas, fortificaciones o torres que se pueden visitar. Se distribuyen por todo el territorio de la provincia, pero algunos de ellos se encuentran cerca de la capital. Todas estas muestras no fueron utilizadas exclusivamente como con carácter defensivo, ya que muchos de ellos fueron construidos por la pequeña nobleza burguesa para buscar cierto prestigio.
A continuación, se detallan algunos de los castillos más populares en la provincia vallisoletana, la mayor parte de ellos en buen estado de conservación y todos testigos de importantes acontecimientos de la historia.
Castillo de la Mota
Esta construcción se encuentra en lo alto sobre un otero y data entre los siglos XII y XV. Está asentado sobre una antigua muralla del siglo XII y se distingue del resto de castillos por su torre del Homenaje, la más alta de toda Castilla. Cuenta con un patio de forma cuadrada al que accede a través de un puente levadizo y está flanqueado por cuatro torres, caracterizado además por sus muros exteriores, de estilo mudéjar.
Castillo de Fuensaldaña
El ejemplar de Fuensaldaña es un castillo de llanura que se construyó en el siglo XIII y está formado por una planta rectangular, sótano y tres alturas unidas mediante escaleras de caracol. A su torre del Homenaje se accedía por un puente levadizo, que no se puede apreciar en la actualidad. Por esta fortaleza pasaron los Reyes Católicos los días siguientes a su boda y entre 1983 y 2007 fue Sede provincial de las Cortes de Castilla y León.
Castillo de Urueña
Urueña se ha alzado como uno de los pueblos más bonitos de Valladolid. Poco queda de su castillo, ya que su recinto se utiliza en la actualidad como cementerio municipal. En sus años fuertes fue utilizado como prisión a ilustres personajes de la historia, como doña Juana, hija de don Juan de Portugal, don Fadrique de Luna o María de Padilla.
Lo que sí se conserva en buen estado y en su totalidad son sus murallas, que cerraban la población y cuyas dos puertas, la del Azogue y la de la Villa, todavía se utilizan en nuestros días.
Castillo de Portillo
Esta fortificación también se conoce como el Castillo de los Condes de Benavente. Se construyó durante varias etapas, lo que lo llevó a tardar alrededor de 150 en concluir su levantado. Destaca por su planta cuadrada con la torre del Homenaje en uno de sus ángulos; también por su patio de armas, su pozo de una profundidad de más de 30 metros y su escalera de caracol para acceder a él. Entre las paredes del castillo de Portillo estuvo encarcelado durante un tiempo el noble castellano Álvaro de Luna.
Castillo de Simancas
Aunque fue construido en el siglo XV, su aspecto actual se lo debe a las reformas que se efectuaron en el siglo XVI a cargo de Juan de Herrera y Francisco de Mora. Ya en sus primeros años alojó en su interior el Archivo General de Simancas y en otra reforma se creó la valiosa cámara incombustible para proteger la mayoría de los documentos del archivo.
Castillo Trigueros del Valle
Está situado en lo alto de una pequeña colina y se trata de una construcción del siglo XV. Este castillo es similar al que existió en Curiel o el que se puede ver en Encinas, y se piensa que pudo ser construido como residencia señorial para Gutierre de Robres en 1453.
Antiguamente tenía dos recintos fortificados, además de un gran número de caballerizas subterráneas que todavía se pueden observar en la actualidad.
Castillo de Peñafiel
El castillo de Peñafiel está considerado como uno de los mejores edificios militares de la Edad Media española. Está perfectamente adaptado al estrecho y alargado cerro en el que se asienta, causa por la que tiene una singular estampa en forma de barco. Su primera construcción data del siglo X, pero posteriormente se hicieron varias reformas, impulsadas sobre todo por don Juan Manuel en el siglo XIV. Hoy en día en él se puede visitar el Museo Provincial del Vino.
Castillo de Íscar
Esta fortificación se levantó bajo el estilo gótico en lo alto de un monte, a cuyos pies se extiende la localidad de Íscar. Se construyó sobre las ruinas de otras fortalezas y sus murallas y torre del Homenaje fueron lo primero en levantarse, en el siglo XIII. Desde él se pueden apreciar unas de las mejores vistas de la comarca de Tierra de Pinares.
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