España es tierra de riqueza histórica, cultural y monumental. Por eso, en el territorio nacional se pueden encontrar infinidad de villas y pueblos medievales con un encanto especial, en los que pasear por sus calles nos lleve a épocas pasadas y parezca que estamos en un cuento. Sus muros de piedra, sus casas palaciegas, impresionantes castillos… todo ello nos espera en estos lugares que nacieron hace miles de años y todavía hoy siguen conservando su esencia.
Las villas medievales destacan, sobre todo, por ser núcleos de población compactos y amurallados, y levantados en torno a una iglesia, plaza del mercado y el castillo, si lo había. En sus cascos predominan las calles estrechas, lo justamente anchas para el paso de los carros y carretas, y las casas que las flanquean, donde en muchas ocasiones eran habitadas por los gremios de los artesanos. A continuación, se detallan algunos de los pueblos medievales más sorprendentes y bonitos de España:
Besalú, Girona
Besalú es uno de los núcleos medievales mejor preservados del país. Está situado en la comarca catalana de La Garrotxa, en Girona, y se presenta como un majestuoso pueblo al que se entra por un imponente puente románico que transporta al interior del reciento amurallado. En su interior dominan las callejuelas empedradas que llevan a lugares tan destacados como la Iglesia de Sant Vicenç del siglo XII, la Sala Gótica de la Curia Real y el barrio judío, el Call jueu.
Santillana del Mar, Cantabria
Los orígenes de Santillana del Mar se remontan al siglo VIII, cuando un grupo de monjes que llevaban consigo las reliquias de la mártir Juliana se asentaron en esta zona deshabitada a los pies del monte Vispieres. Fue uno de los lugares de paso del Camino de Santiago y una auténtica vía de comunicación y comercio. La abadía que se había formado llegó a convertirse en la más importante de la Cantabria medieval y luego pasó a depender, en el siglo XII, de la diócesis de Burgos. La historia dependiente de estos episodios se puede comprobar en la actualidad en su precioso entramado.
Frías, Burgos
Esta población burgalesa sigue conservando a día de hoy su vieja estructura medieval, siendo el castillo de los Velasco y la Iglesia de San Vicente sus dos edificios más importantes y representativos. Sus orígenes datan del siglo IX y fue uno de los tantos núcleos que se formaron durante la ocupación del Alto Ebro en la lucha de Navarra contra Castilla. Su máximo esplendor lo vivió con Alfonso VIII, dando lugar a una de las villas medievales más bonitas de España.
Pedraza, Segovia
Este pueblo segoviano emerge amurallado sobre un cerro. Fue declarado Conjunto Monumental en 1991 y ha cobrado gran popularidad por su fiesta musical celebrada los dos primeros sábados de julio: el Concierto de las Velas. Destaca su Plaza Mayor, centro de vida de la población porticada y rodeada de casonas y palacios de la antigua nobleza de Pedraza. Su estética, sus calles empedradas y su arquitectura le dan unos aires únicos.
Sigüenza, Guadalajara
Sigüenza es sin duda el pueblo medieval por excelencia de la provincia de Guadalajara. Fue un lugar defensivo durante la época musulmana, ya que defendía desde el castillo el valle de Henares. En su entramado actual se conserva el trazado medieval y la influencia del obispado durante los seis siglos de dominación cultural. Entre sus monumentos más destacados se encuentran las murallas, la casa El Doncel, la Plazuela de la Cárcel y la Catedral.
Montefrío, Granada
Este pueblo granadino está coronado por el castillo levantado sobre un cerro. Se trata de un pueblo blanco, típicos en Andalucía y el litoral mediterráneo, y está rodeado por un entorno de olivares que lo conforman como un lugar tranquilo, único y sencillamente maravilloso. Está compuesto por calles estrechas y sinuosas, por casas blancas encaladas y una arquitectura que recuerda a la época árabe, como otros tantos pueblos andaluces. Montefrío también sorprende por sus miradores, que ofrecen unas vistas espectaculares y únicas del entorno.
Rupit, Barcelona
Rupit no se puede entender sin Pruit, y viceversa. Se trata de dos villas medievales de la provincia de Barcelona. Rupit se encuentra a 845 metros de altitud y Pruit a 950 metros y están enclavados en plena naturaleza. El río divide el núcleo urbano de Rupit, la naturaleza le rodea y sus calles empedradas y cuestas circulan entremedias. Una de sus estampas más fotografiadas es el paisaje que se ofrece desde su puente colgante, además del Santo de Sallent.
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