Las pinceladas de un gran viaje siguiendo la Ruta de la Seda
Es considerada como uno de los mejores viajes del mundo. En la antigüedad, permitía el intercambio de mercancías y relaciones diplomáticas
14 junio, 2022 18:35La Ruta de la seda es considerada como uno de los mejores viajes del mundo. En la antigüedad, permitía el intercambio de mercancías y relaciones diplomáticas entre oriente y occidente. Desde el siglo I antes de Cristo se convirtió en un dinamizador de diferentes culturas marcando la historia. Hoy en día, se ha convertido en un hito cultural único y experimentar lo que antiguamente se recorrió para estrechar negocios es una de las mejores experiencias para los viajeros más exigentes.
Desde su punto de partida en Xian o Xi’an, el que se considera convencionalmente como extremo oriental de la ruta nacida en China, el trazado se ramifica por el norte y el sur pasando por ciudades-fortaleza hasta llegar al occidente chino. Después, se unifican las vías para trascurrir por las cadenas montañosas de Asia central hacia Persia y el norte de la India, que eran los principales puntos de encuentro de los comerciantes del imperio Bizantino y otros europeos.
Como el propio tejido, la ruta de la Seda no es una sola, sino que es una gran variedad de caminos intercontinentales de caravanas que atravesaban montañas y desiertos. Aunque el entramado de caminos se fue extendiendo a lo largo de los siglos, la ruta comenzaba en la capital china y terminaba en Constantinopla, hoy Estambul. Un total de 8.000 kilómetros la conforman, que llevaban meses atravesarlos.
En esta ruta, cada ciudad que se visite conseguirá cautivar al viajero al descubrir el corazón de Asia y el fascinante mundo de oriente. También ofrece unos paisajes de gran belleza, como la región de Capadocia, los alrededores de Bam, el cráter de Darvaza o las llanuras uzbecas. A ello hay que sumar los grandes tesoros que abundan en la ruta, como la Gran Muralla China en Jiayuguan o la ciudadela de Ark en Bukhara.
Las ciudades imprescindibles en la Ruta de la seda
Un viaje por la Ruta de la seda debe tener entre sus paradas a Xi’an, donde comenzó la ruta mientras era la capital de China. En esta ciudad se encuentra una de las ocho maravillas del mundo y una de las diez principales atracciones de China: Los Guerreros y Caballos de Terracota. Es un auténtico espectáculo que no debe faltar en un viaje a China.
Otra de las antiguas capitales de China que hay que visitar es Luoyang. Se encuentra a unos 300 kilómetros al este de Xi’an, en la provincia de Henan y en ella hay una serie de imprescindibles, como las grutas de Longmen, el mercado nocturno Xinhua, el Templo del Caballo Blanco, el Templo Xiang Shan o el casco antiguo y la torre del Tambor.
Para apreciar la cultura tibetana fuera del Tíbet hay que ir hasta Xiahe. En este condado, al pie de la montaña Phoenix, se encuentra el monasterio de Labrang, fundado en 1709 y alzándose como la ciudad monástica más importante del budismo tibetano fuera de la región autónoma tibetana.
En la Ruta de la seda también hay que hacer parada en una de las cuatro grutas más famosas de China, la gruta de la montaña Maiji, con una altitud de 1.742 metros y 142 metros de altura. En ella hay 194 nichos que albergan más de 7.200 esculturas de arcilla grandes y pequeñas, además de estatuas de piedra.
La siguiente parada importante tiene que ser en Zhangye, que se convirtió en el centro de la política, la economía, la cultura y las actividades diplomáticas de todas las dinastías pasadas en la parte noroeste de China. Este punto sorprende también por sus llamativos accidentes geográficos rojos de diferentes tonalidades.
Para muchos, la mejor parada en la Ruta de la seda es Gansu, puerta de entrada a la región de Xinjiang. Y es que de las cuatro grutas budistas más famosas en China, las grutas de Mogao se consideran las mejores. En ellas hay miles de imágenes y esculturas budistas, incluso el tercer Buda gigante más grande del mundo. Este santuario se encuentra a unos 25 kilómetros del centro de Dunhuang.
A 10 kilómetros de la ciudad de Turban hay otra parada clave. Se trata de la montaña Llameante, una montaña árida y extremadamente calurosa en verano. Y si se quiere vivir la esencia de la ciudad más musulmana de China hay que ir hasta Kashgari, donde destaca sobre todo la mezquita Id Kah.
Para finalizar esta lista de lugares imprescindibles en la Ruta de la seda hay que mencionar a Samarcanda, ubicada en el valle del río Zerafshan, en el noroeste de Uzbekistán. En ella se encuentran importantes recursos naturales y los asentamientos en la región se remontan al 1.500 antes de Cristo.
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