Son muchos los viajeros que llegan a las Islas Canarias en busca de playas de aguas transparentes, calas recónditas, naturaleza salvaje y largas sobremesas frente al mar tras haber degustado algún pescado fresquísimo acompañado del reglamentario mojo picón.
Pero la cosa no acaba aquí, puesto que el archipiélago es también un destino único para los amantes de los complementos, la artesanía, las joyas, la cosmética y para todos aquellos que siempre regresan a casa con algún producto gourmet en la maleta.
Para llevarse puesto
Es difícil no caer rendidos ante la cestería canaria, que toma forma de cestos, sombreros, bolsos y otros objetos cotidianos como botelleros, lámparas o escobas. Todos ellos se elaboran de forma artesanal a partir de la manipulación de las hojas de palmera canaria, una tradición ancestral que en muchas ocasiones se transmite de generación en generación.
Es un placer ver trabajar a los artesanos –cosa que aún es posible en numerosos rincones de las Islas– y también lo es, por supuesto, saber que podemos adquirir una pieza única, duradera, que nos acompañará durante mucho tiempo y que ayuda a poner en valor la tradición artesana al tiempo que da un toque de distinción y exclusividad a cualquier look.
Los conocidos en las Islas Canarias como "sombreras" son sombreros típicos de La Graciosa, una pequeña isla de ensueño situada frente a Lanzarote, a la que se accede en ferry y donde se domina un arte, el del trenzado, que ha pervivido durante generaciones y cuya contemplación resulta siempre todo un espectáculo. Se llaman también sombreros gracioseros y son sofisticados y originales, un auténtico must para cualquier outfit playero.
Los fans de las joyas no pueden abandonar las Islas Canarias sin hacerse con una de sus famosas argollas, unos aretes que pueden ser de oro, plata y otros materiales, que también se elaboran de forma artesanal por parte de los orfebres del archipiélago, de manera que, como en el caso de la cestería, cada pieza es única. Pese a que existe gran variedad de formas y diseños, todos ellos tienen un flow canario indiscutible que acaba marcando la diferencia, igual que el resto de joyas que encontramos en las Islas: desde las que se elaboran con materiales volcánicos hasta las de conchas marinas, muchas de ellas con iconos significativos de la cultura canaria.
Cosmética con sello canario
Los fans de la cosmética van a volver a brillar en este archipiélago con gran tradición en cosmética natural. No en vano estamos en tierra de cochinillas, un diminuto animal que da lugar al tinte rojizo presente en bebidas y alimentos, pero también en tejidos, carmines y otros productos cosméticos. La llamada cosmética volcánica, que se elabora con rocas como la pumita o piedra pómez (un exfoliante natural de primer orden), el basalto y la obsidiana, da lugar a jabones y mascarillas faciales, aunque también destacan las cremas a base de aloe vera o plátano, dos productos típicos canarios.
Todos ellos tienen en común que se elaboran sin aditivos ni químicos, de forma artesanal en la mayoría de los casos, de modo que son perfectos para todo tipo de pieles. Así pues, en Canarias vamos a encontrar jabones, cremas, exfoliantes, mascarillas, champús y otros productos para el cabello en casi cualquier lugar, ya que son seña de identidad en un rincón del mundo donde aún es posible encontrar tiendas y productos alejados del shopping de masas, objetos que buscan la creatividad y autenticidad promoviendo el patrimonio local y la artesanía tradicional.
La buena mesa
Capítulo aparte merece la gastronomía canaria, que cosecha fans en todo el mundo gracias a una combinación perfecta entre solvencia y sencillez. En las Islas Canarias es fácil comer bien y a buen precio un pescado autóctono fresquísimo acompañado de ensalada y mojo picón con preciosas vistas al mar. Se necesita poco más para ser feliz, tal vez degustando el gofio (cereal molido y tostado, muy típico de Canarias, que se toma como entrante o en postres) o, pongamos por caso, algún vino blanco de Lanzarote con marcado carácter volcánico.
Los quesos canarios, básicos en la gastronomía, cuentan con tres Denominaciones de Origen Protegida: Majorero, Palmero y Flor de Guía. El primero se elabora con leche de cabra majorera (raza autóctona de la isla de Fuerteventura); el de Flor de Guía, procedente de Gran Canaria, se prepara con leche de oveja y es el único de las Islas Canarias que se elabora con cuajo vegetal (flor de cardo); y el popular Palmero se obtiene a partir de leche cruda de cabra palmera. Es habitual encontrarlos en los restaurantes del archipiélago, ya sea como entrante (rebozados y fritos) o en el denominado quesillo, una especie de flan delicioso. El famoso almogrote de La Gomera, un paté de queso perfecto para untar en unas tostadas, es también un básico de la gastronomía canaria, sin olvidar las quesadillas, un exquisito dulce típico de El Hierro.
No podemos visitar las Islas Canarias sin probar uno de sus ingredientes insignia: el tuno indio, una fruta considerada un superalimento que se emplea en numerosas recetas, desde mermeladas a zumos, cobertura de quesos o gazpachos, y que encontramos también en diversos cosméticos.
En una ruta gourmet por las Islas Canarias tampoco puede faltar la sal, una de las mejores del mundo gracias a la calidad de las salinas intensivas tradicionales de tajo pequeño que dan lugar a una sal muy sabrosa y con gran cantidad de oligoelementos. Por último, si somos amantes del enoturismo, las Islas cuentan con once DOP de vinos, que podremos descubrir sorbo a sorbo y disfrutando de propuestas enogastronómicas para todos los gustos, bolsillos y paladares. ¿Qué mejor que llevarse a casa alguno de estos productos y brindar por las Islas Canarias ante una cena de tapeo cuando ya hayamos vuelto a la rutina?