Sol y playa, pero también cultura, música, deporte y, en general, ocio para todo tipo de edades y gustos. Andalucía es verano y, por si no fueran suficientes 800 kilómetros de litoral en los que hay cabida para todo tipo de playas, a caballo entre dos mares, la región también ofrece un variado y completo catálogo de experiencias de interior, en contacto con la naturaleza virgen de sus parques naturales o con las mejores opciones de ocio, cultura y deporte.
Todas las provincias andaluzas rebosan historia. Su patrimonio es hoy mudo testigo del esplendor pasado de las civilizaciones que han ocupado la región. El gran referente de este abanico de monumentos es La Alhambra, cuyo imponente perfil domina la ciudad de Granada, protagonizando su foto más recurrida. En sus calles se respira aún esta mezcolanza que le aporta una personalidad única a la que suma la vitalidad de los visitantes, que llenan de color y de energía todos sus callejones.
Es un escenario que se replica en los hitos arquitectónicos de Sevilla, por ejemplo, con su eje Giralda-Torre del Oro en el que perderse; o en Córdoba, donde su Mezquita es un lugar de visita imprescindible en el que, además de empaparse de la cultura milenaria que la contempla, resguardarse del calor de estos meses. Y no solo las reminiscencias árabes: su puente romano, por ejemplo, es otro de los ejemplos de esta importancia que trasciende el presente.
A la estela de estas grandes capitales también existen pequeños pueblos con encanto que salpican toda la geografía andaluza. Lugares como Úbeda o Baeza (Jaén), Ronda (Málaga), Arcos de la Frontera (Cádiz) o Moguer (Huelva) son solo algunos. Pero la hospitalidad de la tierra, las buenas infraestructuras y la calidad de los servicios turísticos invitan a una exploración con la que descubrir puntos de interés que den un salto de calidad a la experiencia estival. La ruta de los pueblos blancos de la sierra de Grazalema o La Alpujarra granadina son dos propuestas para ahondar en la geografía andaluza y descubrir lugares impactantes.
Hablando de cultura, y al margen de lo que supone visitar hitos como los que aguardan en Granada o Córdoba, por ejemplo, Andalucía también alberga museos de entidad internacional. En este sentido, todas las capitales tienen alguna propuesta que merece la pena contemplar pero quizá el más conocido de todos, con una justificada fama, es el Museo Picasso de Málaga. La ciudad que le vio nacer mantiene un edificio en el que se muestran algunas de sus obras más representativas, al tiempo que su programación ofrece exposiciones temporales que complementan y le dan un aire siempre novedoso a uno de nuestros artistas más reconocidos.
La orografía andaluza es muy variada y por eso una de las mejores ideas para disfrutar es dejarse llevar por los paisajes que guarda cada provincia. Desde las altas cumbres que le dan un horizonte ‘alpino’ a Granada, por ejemplo, a las inmensas llanuras que se pierden en el Atlántico, como se encuentran en la provincia de Huelva. En el interior de la comunidad autónoma existe igualmente un catálogo de paisajes que puede resultar sorprendente, digno casi de un país entero con mucha mayor extensión.
El agua tiene mucho que decir en muchas de estas zonas privilegiadas, caso de las Marismas del Guadalquivir o del Parque Natural de Cabo de Gata, en Almería. Pero en zonas sin costa como en Jaén, por ejemplo, se encuentra la Sierra de Cazorla, un paraje idílico en el que se encuentran grandes bosques mediterráneos y pueblos pintorescos. Son algunas de las zonas que contribuyen a que el 18% de todo el territorio andaluz esté protegido por su valor natural.
Parques Naturales y Nacionales
Andalucía ostenta, en total, más de una veintena de Parques Naturales de los que tres (Doñana, Sierra Nevada y la Sierra de las Nieves) tienen la consideración de Parque Nacional. Sierra de las Nieves, ubicado en la provincia de Málaga y, por tanto, muy cerca tanto de los núcleos urbanos como de la costa, esconde contrastes geográficos que hablan de su variedad geológica. Alterna cumbres que rozan los 2.000 metros de altura (como La Torrecilla) con simas como la GESM, la más profunda de la comunidad autónoma. Y al senderismo y la mera contemplación se une igualmente un abanico de opciones que van desde los deportes (descenso de barrancos o piragüismo) hasta las rutas a caballo o las actividades de agroturismo.
Si de alturas va la cosa, Sierra Nevada es la referencia no solo de Andalucía sino de España, ya que en ella se ubican los picos más altos de la Península. Esta zona más abrupta ofrece un paisaje inesperado en Andalucía, la de la erosión glaciar o circos coronados por crestas y lagunas. Pero en zonas más accesibles y familiares también es posible disfrutar de bosques mediterráneos salpicados por retazos de una historia multicultural que le da un gran carácter a la zona.
En Doñana, por su parte, dominan las extensas planicies. No podía ser de otra manera porque incluye la extensa desembocadura del río Guadalquivir. Se trata del parque de mayor extensión del país y uno de los más singulares del continente, no solo por su tamaño sino por albergar todo tipo de especies protegidas como el lince, tal vez su habitante más conocido.
En general, todo el turismo de interior en Andalucía tiene un común denominador: el ubicarse en zonas donde, como destaca la Junta, “el paisaje tiene una rotunda personalidad”. Por eso, a estos parajes naturales se les suman las rutas que ponen en valor los pueblos andaluces y sus actividades profesionales pasadas o presentes, como la minería o la agricultura, desde una concepción histórica que ha marcado el carácter de sus gentes y que ha dejado para la posteridad numerosos vestigios que merece la pena conocer.
La alegría de la música y del buen comer
El contacto de siglos con otras culturas han forjado el carácter de la gente y eso también se percibe en la música, que también es otra faceta por la que Andalucía destaca. Este patrimonio inmaterial cuyo acervo incluye todo tipo de géneros es protagonista también hoy, más aún en una época como el verano, en la que pueden organizarse todo tipo de eventos.
La región es la segunda comunidad autónoma en organización de conciertos y festivales, con dos provincias entre las cuatro primeras en España en cuanto a facturación en eventos. Eso explica que también durante este verano la agenda responda a esa intensidad, con música a lo largo de toda su geografía donde la clásica o el flamenco comparten cartel con todo tipo de tendencias más actuales. Cada año más de tres millones de personas disfrutan con todo tipo de ritmos.
Y al hilo de la música, para completar la experiencia que supone una visita a Andalucía no hay que olvidar otro factor determinante para viajar: la gastronomía. Los tópicos hablan de varios platos que resultan imprescindibles, elaboraciones sencillas, como el gazpacho, el salmorejo o el ajoblanco, que no pueden faltar en ninguna carta.
En zonas costeras se añadirán el pescado o el marisco, siempre de proximidad, remarcando la calidad. Son productos clásicos del menú en estas zonas que han mantenido el protagonismo en las propuestas de alta cocina que también se han instalado en la región.
Quien sea amante de la buena mesa, llega al lugar indicado. Porque, con la comida como excusa, la región también ofrece rutas en las que ir probando algunos de estos alimentos estrella que destacan en puntos concretos. Por ejemplo, el atún, el buen atún, que es bandera de la zona de Barbate, en Cádiz; o la ruta del Jabugo que se puede trazar en la provincia de Huelva. Son algunos de los sabores de Andalucía, siempre sorprendentes, que aguardan al visitante para completar una experiencia que es un regalo para los sentidos, literal e inolvidable.