A lo largo y ancho de la geografía española se encuentran infinidad de edificaciones dedicadas al recogimiento de frailes y ermitas. Así, las ermitas son la seña de identidad y elementos protagonistas en el patrimonio monumental de muchos pueblos y ciudades. Algunas de ellas suelen estar alejadas de las poblaciones, en lugares más escondidos y de difícil acceso, pero sobre todo, casi siempre en parajes de gran belleza natural.
Son espacios en los que se respira paz, tranquilidad y desprenden una gran belleza, además de un halo de misticismo y misterio. Para ensalzar el potencial de España en este sentido, en las siguientes líneas se va a realizar una pequeña selección de algunas de las ermitas más bellas e impresionantes que se pueden visitar en el territorio nacional.
Ermita de San Juan de Gaztelugatxe, en Bermeo (Vizcaya)
Sin duda, el entorno que rodea a esta ermita es uno de los más bellos que se encuentran en España, razón que le ha llevado a ser escenario de rodaje de series y películas. En la costa de Vizcaya, a unos 35 kilómetros de Bilbao, se encuentra esta península a la que accede por una empinada escalera de piedra. La isla está conectada a tierra firme por un puente de piedra de 241 peldaños que zigzaguea de un lado a otro hasta llegar a la cima, donde se encuentra la ermita cuya campana avisaba a los marineros cuando había tormenta.
Ermita de San Tirso y San Bernabé, en Ojo Guareña (Burgos)
Ojo Guareña es un espectacular complejo kárstico, el más grande de España y uno de los diez más importantes del mundo. Cuenta con casi 100 kilómetros de galerías en seis pisos que fueron refugio de los primeros hombres, muestra de ello son las pinturas rupestres que dejaron. Además, en este escenario también se encuentra una de las ermitas más bonitas e impresionantes de España, la de San Tirso y San Bernabé, que aprovecha la entrada a la cueva para representar el martirio y milagros de los santos.
Ermita de la Virgen de Monfragüe, en Monfragüe (Cáceres)
Esta ermita se encuentra en el patio de armas del antiguo castillo de Monfragüe, en uno de los rincones con mejores vistas de la Reserva de la Biosfera de Monfragüe. Desde aquí se ofrecen vistas al río Tiétar y al Tajo en un paisaje completamente rodeado por bosque mediterráneo. La edificación de la ermita es sencilla y de estilo popular, albergando en el interior a la virgen del mismo nombre.
Ermita de Santa Margarida, en La Garrotxa (Girona)
Para llegar a esta ermita hay que hacer una de las excursiones más bonitas que se pueden hacer en esta localidad gironense, especialmente si es primavera u otoño. Una de sus grandes peculiaridades es que se encuentra en el interior del cráter de un volcán. El estilo originario de la ermita de Santa Margarida es románico, pero fue destruida por los movimientos sísmicos que se produjeron entre los años 1427 y 1428. No obstante, ya no hay nada de qué preocuparse, ya que el volcán no ha vuelto a despertar desde hace 11.000 años.
Ermita de Nuestra Señora de Belén, en Liétor (Albacete)
Liétor es uno de los pueblos más bonitos de Albacete. Se encuentra al lado de las Hoces del río Mundo y en él se encuentra la ermita de Nuestra Señora de Belén, que destaca por su colorido al estar repleta de pinturas que datan del siglo XVIII. Las leyendas cuentan que hace cinco siglos en la Cueva del Potiche se apareció la virgen sobre un espino matando a una gran serpiente cuando iba a devorar a un pastor y esto fue lo que llevó a levantar la ermita.
Ermita de Santa Justa, en Ubiarco (Cantabria)
En un saliente al mar y excavada en la roca se encuentra la ermita de Santa Justa, un templo del siglo XVI. Llegar hasta ella es sencillo a través de un pequeño camino bajo el acantilado que termina justo en su puerta y por el que se puede ir a pie cuando hay bajamar. Su interior solamente se puede ver el día de Santa Justa, el 19 de julio, cuando se realiza una romería, ya que el resto del año permanece cerrada. No obstante, el enclave que recrea el entorno no dejará a nadie indiferente.
Ermita de La Toja, en la isla La Toja (Pontevedra)
La isla de La Toja ya es un paraíso por si sola, pero esta ermita es uno de los edificios más especiales que ver en Galicia. Su fachada blanca está hecha con conchas, por eso es conocida también como la Capilla de las Conchas, y aúna a la perfección el estilo rústico y marinero del entorno.
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