Cantabria goza de unos territorios fantásticos para disfrutar de la naturaleza, el silencio y la relajación. Entre paisajes verdes alejados de la actividad del hombre podrás adentrarte por completo en la esencia de la naturaleza cántabra. En este sentido, conviene reseñar el Valle de Liébana, una de las zonas más rurales de Cantabria, pero también una de las más aisladas y con un mayor encanto.

En el Valle de Liébana se encuentran numerosos lugares impresionantes entre sus verdes prados, sus altas montañas y la arquitectura típica de la zona. Esta comarca está compuesta por cuatro valles (Valdebaró, Cereceda, Valdeprao y Cillorigo). Es por esto que para entender y contemplar una ruta por el Valle de Liébana hay que tener en cuenta el conjunto de los cuatro valles, en lugar de solo uno.

Sin duda es uno de los parajes más fabulosos que apreciar en esta comunidad autónoma norteña. Para no dejar nada esencial sin ver, a continuación se ofrece una pequeña lista de los parajes más dignos de admirar entre las cumbres de la Cordillera Cantábrica y los Picos de Europa.

Potes, en Cantabria.

Potes

Es la población más importante y punto central del Valle de Liébana. Es en esta localidad donde se unen los ríos Quiviesa y Deva, donde también se encuentran todo tipo de servicios, con una gran cantidad de hoteles y restaurantes. Aunque pasear por las estrechas callejuelas es una de las mejores actividades que hacer en Potes, es importante subir a la parte alta para disfrutar de una fabulosa panorámica del pueblo con los Picos de Europa como telón de fondo. Uno de sus monumentos más importantes es la Torre del Infantado, del siglo XIV y edificada en la confluencia de los dos cauces fluviales. Desde lo alto de la torre también se ofrecen unas maravillosas vistas.

Monasterio de Santo Toribio de Liébana

Muy cercano a la localidad de Potes, este monasterio es un lugar de peregrinación y uno de los lugares santos del cristianismo. Este monasterio franciscano construido entre los siglos XVI y XVII con un majestuoso edificio fue declarado Monumento Nacional. Está situado en la falda de la Sierra de la Viorna y en la actualidad está habitado por los frailes franciscanos. A menos de un kilómetro de este monasterio se encuentra la Ermita de San Miguel, un pequeño templo, sencillo pero con un gran encanto, desde donde se ofrecen unas bellas vistas de la comarca de Liébana.

Bejes

Algo que caracteriza a esta tierra es su producción láctea y, en concreto, de quesos. La población de Bejes es uno de los núcleos más importantes en este aspecto. Se encuentra entre las bonitas y desnudas montañas que ya forman parte del Parque Nacional de los Picos de Europa. Se trata de un pueblo pequeño, por eso se podrá apreciar su encanto rápidamente, pero no hay que olvidarse de su elemento más característico: el queso Picón-Bejes-Tresviso. Algunas de las cuevas naturales donde se envejecen estos quesos se pueden visitar.

Valle del Liébana

El Desfiladero de la Hermida

21 de los casi 40 kilómetros de la carretera que une las poblaciones de Unquera y Potes transcurren por el desfiladero más largo de España, conocido como Desfiladero de la Hermida. En este recorrido por una estrecha carretera y paralelo al río Deva se podrán ver angostas paredes que llegan a una altura de 600 metros. Lo angosto de la carretera impide parar el coche para poder apreciar detenidamente el paisaje, solamente se podrá sacar alguna instantánea en alguno de los miradores a pie de carretera. En la población de la Hermida se puede iniciar una ruta para llegar hasta el Mirador de Santa Catalina, desde donde se podrá apreciar desde las alturas las maravillosas vistas.

Santa María de Lebeña

Aunque el Monasterio de Santo Toribio de Liébana es el monumento más conocido de la comarca, tiene especial importancia la Iglesia de Santa María de Lebeña, uno de los dos únicos ejemplos del prerrománico cántabro. A pesar de que no se tiene una certeza absoluta, se cree que fue mandada construir por Don Alfonso y Doña Justa a principios del siglo X.

Miradores en el Valle de Liébana

Esta comarca destaca por la gran cantidad de bellos paisajes que ofrece, por eso es importante disfrutar de las vistas que se dan desde los miradores más destacados.



Mirador Collado de Llesba: en lo alto del Puerto de San Glorio, ofrece unas vistas de los Picos de Europa de lo más espectaculares. En este mirador se puede observar una gran escultura representando un oso, obra del escultor Jesús Otero.



Mirador de Piedrasluengas: se encuentra en lo que se podría identificar como paso natural que va desde la montaña palentina hasta los valles de Liébana y de Nansa, y ofrece unas fascinantes panorámicas de la comarca.



Mirador de Liébana: en el municipio de Cahecho, en pleno corazón del valle de Liébana, desde donde se ofrece una vista inigualable de los picos y del valle.

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