Conocer las zonas vitivinícolas más importantes de España, su historia, visitar sus bodegas, probar sus vinos… El enoturismo es una actividad muy popular en nuestro país, dado que son muchas las personas que quieren saber todos los detalles sobre la producción del vino español y, además, acercarse al medio rural. Precisamente, y según datos obtenidos por el INE en 2019, cerca del 40% de las bodegas censadas realizan enoturismo, una actividad que desempeña un papel importante a la hora de generar beneficios económicos y sociales.
Hasta ahora, y según un informe del portal de estadística Statista, en España hay 33 rutas de vino adheridas al Club de Producto Rutas del Vino, concebido para ofrecer rutas por España a aquellos viajeros que quieran saber más sobre la cultura del vino. Entre ellas destacan ocho en la comunidad de Castilla y León, cuatro en Aragón y tres en Andalucía, Castilla-La Mancha y la Región de Murcia.
Entre estas comunidades, Región de Murcia destaca por acoger tres de estas rutas de vino y por ser el reino de la Monastrell, una variedad de uva de racimos pequeños y apretados. Gracias a ella se consiguen vinos con mucho color, cuerpo y con componentes aromáticos únicos. Esta variedad es autóctona de Bullas, Jumilla y Yecla, zonas con tres Denominaciones de Origen Protegida (DOP) de vinos y que ahora son las tres rutas de vino características de la región, que se extienden por más de 35.000 hectáreas destinadas al viñedo.
Aquellos que quieran conocer estas rutas de cerca también podrán saborear su amplia oferta de tintos, rosados y blancos, para todos los gustos y paladares. Los visitantes también encontrarán bodegas, restaurantes, parajes únicos y otros atractivos turísticos que seguro les sorprenderán.
Ruta del Vino de Jumilla
La ciudad de Jumilla no solo destaca por ser una tierra próspera para elaborar vinos de calidad exquisita gracias a su diversidad de tipos de uva, sino que también sus monumentos, museos y otros recursos turísticos hacen de este municipio un lugar único para los amantes de la cultura y el vino. En 1996 esta ya había conseguido su Denominación de Origen y, en la actualidad, cuenta con más de 27.400 hectáreas de viñedo.
A la hora de visitarla, lo más importante es ir sin prisa para poder callejear por las plazas y así disfrutar de su gran patrimonio histórico, como su Castillo del siglo XV, el monumento más emblemático de esta ruta por su mezcla de culturas a lo largo de los siglos. En este contexto también merece la pena ver la Iglesia Mayor de Santiago, declarada Monumento Nacional en 1931.
El Antiguo Palacio del Concejo del siglo XVI, el Museo Arqueológico Municipal Jerónimo Molina y la Plaza de Arriba también son tres visitas imprescindibles, junto con el Casón, el mausoleo funerario tardo romano del siglo V mejor conservado de Europa. Estos son tan solo algunos de los muchos lugares de la zona que merecen ser conocidos.
Dado que Jumilla está influenciada por la gastronomía murciana, alicantina y manchega, nadie puede irse sin haber probado sus platos típicos, entre los que encontramos el cabrito frito con ajos, el gazpacho jumillano, las empanadas jumillanas, las habas con bacalao y la “gachamiga”.
Pero… ¿Cuándo visitar Jumilla? Por un lado, merece la pena hacerlo durante la Semana Santa, declarada de Interés Turístico Internacional. Otra opción es ir para disfrutar de las fiestas de la vendimia, que se celebran desde hace 40 años con cabalgatas para todos los gustos y edades o durante los meses de abril y agosto, que es cuando tienen lugar las mini-ferias del vino en las que más de 20 bodegas se dan cita cada año para que los visitantes puedan degustar sus nuevos vinos en un ambiente de lo más acogedor.
Ruta del Vino de Bullas
Si te gusta la historia y el vino, Bullas es tu lugar. Solo en el casco urbano de la ciudad puedes encontrar más de 200 bodegas tradicionales, la mayoría construidas entre los siglos XVII y XIX. En esta ruta conocerás la riqueza cultural asociada al vino y observarás de primera mano la consolidación de un modelo de desarrollo sostenible.
Los vinos de esta zona también se fabrican a partir de la inconfundible uva Monastrell, que proporciona un toque distintivo a los vinos de Bullas por sus componentes químicos que otorgan propiedades antioxidantes y minerales.
En esta región es indispensable una visita al Museo del Vino de Bullas, ubicado en una de las pocas bodegas que han subsistido en perfecto estado de conservación, con sus bóvedas de ladrillo y sus tinajas semienterradas en el suelo. Pertenecía a una de las familias más ricas de la comarca y ahora es un lugar para realizar catas, cursos y exposiciones temporales.
Otras de las opciones que ofrece la Región de Murcia es un paseo por el casco antiguo para así visitar la Plaza de España, la Iglesia barroca de Ntra. Sra. del Rosario y el Palacete de los Melgares. Aquellos que quieran también hacer el recorrido de la Bullas de 1990 podrán observar edificios y casonas señoriales y admirar diferentes estilos como el neoclasicismo o el modernismo.
Para disfrutar de una increíble belleza paisajística puedes desplazarte hasta El Salto del Usero, donde podrás visitar una cascada de entre 3 y 4 metros de altitud. Los paisajes de Bulla se caracterizan por su gran variedad, desde montes que rondan los 1.000 metros de altitud hasta llanuras de vid, almendros y olivos, y rutas que puedes realizar a pie o en bicicleta.
Otro lugar emblemático para aquellos que visiten esta ciudad a principios de mes es el Mercadillo El Zacatín, que mantiene su actividad durante todo el año y muestra el trabajo de su gente a través de una gran variedad de productos artesanales.
¿Y para comer? Entre los platos más típicos están el “ajoharina” y el “empedrao”, el arroz con conejo, las migas y las patatas en llanda. Entre sus aperitivos y ensaladas encontramos el rin ran, los michirones y la pimpirrana y, de postre, las torrijas de Bullas.
Se recomienda su visita en otoño, época en la que la ciudad está de Vendimia, por lo que los turistas podrán ver los actos tradicionales como el pisado de la uva, la bendición del primer mosto o la inauguración de la fuente del vino durante el mes de septiembre. Otra de las fechas señaladas son las fiestas de San Marcos en abril, mes en el que se da la bienvenida a la primavera con un desfile multitudinario que pone de manifiesto las costumbres rurales.
Ruta del Vino de Yecla
La última ruta, pero no menos importante, es la de Yecla. El secreto de sus vinos reside en el carácter creativo y riguroso de su gente, lo que ha conseguido que su sabor y aroma se abriera paso entre los mercados más exigentes y vanguardistas del mundo. A lo largo de su ruta los visitantes descubrirán más de 30 establecimientos, entre los que encontrarán bodegas, alojamientos, bares de vinos, y mucho más. Una amplia oferta de eventos relacionados con la cultura del vino de la zona para aprovecharla al máximo.
Para aquellos que quieran disfrutar también de sus paisajes proponemos visitar el Monte Arabí, cuya elevación rocosa es de 1.068 metros sobre el nivel del mar y recoge yacimientos prehistóricos.
Si, en cambio, prefieres pasear solo por la ciudad, el Conjunto de la Plaza Mayor siempre es una buena idea. Encontrarás el Palacio del Concejo, el Edificio Antiguo del Pósito, el Palacio de los Alarcos, la Lonja Antigua, que es el actual Auditorio Municipal, y la Torre del Reloj. También destaca la Basílica de la Purísima por su gran cúpula semiesférica y el Santuario del Castillo.
Aquellos que visiten Yecla tampoco pueden perderse los platos típicos y productos autóctonos de los restaurantes y los bares yeclanos, como la gachamiga, los gazpachos, el queso fresco de cabra frito, las tortas fritas y las pelotas, también conocidas como relleno.
Lo más recomendable es visitar esta localidad en diciembre, durante las fiestas de la Purísima, para así disfrutar de su pregón y el estruendo de los arcabuces o en las Fiestas Patronales de la Virgen del Castillo y las Fiestas de San Isidro, declaradas de Interés Turístico Nacional y que se celebran en mayo.