Madeira se ha consagrado como un paraíso natural en el océano Atlántico y no como un destino de playa al uso. Esta isla portuguesa es mucho más y merece la pena ser explorada al máximo, desde su costa hacia su interior.
Esta región autónoma de Portugal es un archipiélago formado por cuatro islas frente a la costa del noroeste de África. La principal es la isla de Madeira, de origen volcánico y sorprendente por su frondosidad y escabrosidad, así como sus altos riscos, playas pedregosas y asentamientos en los deltas del río Fajã. Madeira está llena de paisajes que dejan a uno sin respiración, con pueblos encantadores y miradores con vistas espectaculares, además de misteriosos bosques, floridos jardines y parques y largas cascadas. En definitiva, un paraíso para explorar en coche, en moto, haciendo rutas senderistas o escalando sus riscos más empinados.
Esta isla se presenta como un buen destino durante todo el año debido a sus temperaturas cálidas y húmedas a lo largo de todos los meses, aunque en invierno sí son más abundantes las lluvias. Para descubrir la isla en profundidad y apreciar su esencia, a continuación se ofrecen algunos de los mejores lugares que visitar.
Qué ver en Madeira
Para iniciar un recorrido por la isla se puede escoger como punto de partida su capital, Funchal, una ciudad costera de algo más de 100.000 habitantes. Destaca su Zona Velha, un área plagada de monumentos, como la pequeña y preciosa Catedral de Funchal. En esta ciudad tienen lugar numerosas celebraciones y festivales, como los fuegos artificiales de Año Nuevo, considerado unos de los más grandes del mundo, su Carnaval o el Festival de las Flores.
A unos tres kilómetros del centro se encuentra su jardín botánico, construido en 1960 y donde hoy se pueden encontrar hasta 2.000 especies diferentes de plantas. Es desde estos jardines desde donde se ofrecen unas de las mejores más impresionantes vistas de la ciudad y de la inmensidad del Atlántico.
En esta isla se encuentra uno de los entornos con mayor diversidad de plantas del mundo, y se trata del bosque de Laurisilva, un bosque húmedo subtropical de casi 15.000 hectáreas. Pertenece al Parque Natural de Madeira y fue declarado Patrimonio Natural por la Unesco por su gran valor. En él destacan laurel, tilos, musgos, berozos, orquídeas, alhelíes, acebos, agracejos… Se ofrecen multitud de recorridos guiados, algunos de entre 5 y 7 horas, que son una increíble actividad para conocer Madeira.
En Madeira también destacan las lavadas, canales de agua creados por los portugueses en el siglo XVI para abastecer la región sur del territorio. Existen hasta 2.500 kilómetros de estos pequeños canales y hoy se han preparado como rutas de senderismo para explorar la riqueza natural y paisajística de la isla.
Además, este terreno también es fabuloso para avistar cetáceos, unos huéspedes habituales, ya que viven en esas aguas o pasan por ellas en sus rutas migratorias. Por su potencial hay diferentes tours que llegan hasta puntos del océano donde se pueden avistar ballenas y delfines, además hay algunos en los que se puede dar un baño y sentirse rodeado por ellos.
Pueblos que ver en Madeira
Santana es uno de los pueblos que ofrece las imágenes más típicas de Madeira gracias a sus casas tradicionales, coloridas y con techo de paja. Antiguamente todas las casas del pueblo eran así, excepto las de algunas familias con más poder, pero las que hoy se conservan son únicamente de cara al turismo, aunque aún así merece mucho la pena ir a verlas.
Cámara de Lobos destaca por albergar el primer asentamiento que hubo en toda la isla, allá por el año 1430. Hoy en día se alza como un pueblo muy pintoresco y de origen pescador. Además, esta localidad goza de un microclima que le otorga una de las mejores condiciones climáticas del archipiélago. Es en este pueblo donde se encuentra el Cabo Girao, el segundo acantilado más alto del mundo.
Una parada obligatoria es Sao Vicente, donde se encuentran las famosas cuevas naturales conocidas como ‘Grutas de Sao Vicente’. Es un lugar que se caracteriza por su hermosa vegetación, sus campos de cultivo, sus cuevas y sus magníficas playas, donde se pueden disfrutar deportes acuáticos.
También destacan para practicar deportes en el agua otras localidades como Calheta y Porta do Sol, este último uno de los lugares más idóneos para realizar buceo, con una impresionante vida marina y verdaderas joyas arqueológicas.
Otros puntos que conviene visitar son el Cabo Girao, el más alto de Europa con sus 589 metros de altura y donde se encuentra un mirador con suelo de crital; los picos Ruivo, das Torres y el Areeiro, los más altos de la isla; la faja dos Padres, con impresionantes vistas; o las piscinas naturales de Porto Moniz.
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