San Marino, una ciudad en la cima del monte italiano

La República de San Marino, conocida entre sus lugareños como La Serenísima, es uno de los Estados más pequeños del mundo, ya que su superficie apenas alcanza los 60 kilómetros cuadrados y su población se queda en torno a los 33.000 habitantes. No obstante, este territorio también puede presumir de ser la nación más antigua del mundo.

San Marino se encuentra casi íntegramente situado en el monte Titano, e inmerso en pleno territorio peninsular de Italia. Además, este país forma parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco por el centro histórico de su capital y el monte Titano. Por eso, pese a su escueto tamaño, San Marino esconde importantes atractivos entre su territorio.

Para comenzar, conviene conocer rápidamente la historia de San Marino. Y es que sobre el año 301, un cantero dálmata, convertido en santo por la Iglesia, fundó en lo alto del monte Titano una comunidad cristiana tras conseguir escapar del acoso del Imperio Romano. Después de varios siglos, esta tierra continuó su andadura hacia la libertad hasta que en 1263 se redactaron sus primeras leyes como República, reconociéndose también su independencia por parte del Papa Nicolas IV.

San Marino.

Imprescindibles de San Marino

La capital de San Marino, Ciudad de San Marino, es uno de los primeros lugares que conviene visitar del país y donde es adecuado perderse por sus calles para descubrir su esencia. Por eso, algunos de sus sitios de interés se detallan a continuación.

Haciendo referencia al corazón político de la ciudad, hay que destacar el Palacio Público, donde se encuentran las principales instituciones administrativas del país, pero tirando al poder religioso, hay que destacar la basílica del Santo, donde se encuentran los restos de San Marino, patrono y fundador del país.

San Marino.

Como epicentro de la ciudad se encuentra la plaza de la Libertad, que a pesar de su reducido tamaño es uno de los puntos más apreciados del país por su armonía y las bonitas vistas que ofrece desde su balcón. En ella destaca el Palacio Público de la República y la estatua alegórica de la libertad. En la Plaza Titano se encuentra el Palacio Pergamini, donde se encuentra el Museo de Estado y la Cava de los Ballesteros, lugar histórico por sacarse en el siglo XIX la piedra que se utilizó para construir el Palacio Público.

El barrio de Borgo Maggiore es otro de los lugares que conviene visitar. Desde el centro de la ciudad se puede tomar fácilmente un teleférico de 338 metros de longitud para luego pasear con tranquilidad por sus coloridas callejuelas. En esta zona se encuentra el mercado de agricultores y la Torre del Reloj de 1896. También en este barrio se puede aprender de la historia del país en los antiguos túneles del ferrocarril.

San Marino.

Pero este país también es mundialmente conocido por sus castillos. Concretamente, las tres torres que se alzan en lo alto del monte Titano son, junto con el santo que le da nombre, su símbolo por excelencia. Así, conviene reseñar cada una de las tres. En primer lugar, el castillo de la Guaita es la fortaleza más importante, situándose en el punto más alto del monte. Sus orígenes se encuentran en el siglo XI y está rodeado por una pequeña muralla perimetral con almenas. Además, dentro del recinto también se encuentra una pequeña ermita y las vistas que se ofrecen desde la torre principal son impresionantes, que se sitúa como el punto más alto de San Marino.

La segunda torre es el castillo de la Cesta o Fratta y hoy en día acoge el Museo de Armas Antiguas de San Marino. Lo imprescindible de este lugar es disfrutar de la mejor vista del país, desde donde se pueden disfrutar de unas vistas panorámicas de la ciudad. También aquí se puede visitar un pequeño bosque en el que se puede practicar un poco de senderismo hasta llegar a la última de las torres.

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Por último, se llega a Montale, la torre que está más alejada de la ciudad, desde donde se vuelven a ofrecer unas vistas fabulosas del entorno. Pero San Marino es mucho más que esto y esconde otros lugares fabulosos que conviene visitar. Además, conviene señalar el Paso de Brujas, ubicado entre la primera y segunda torre, donde antiguamente, las mujeres identificadas como brujas, que no eran quemadas como en el resto de Europa, se empujaban por un saliente rocoso hacia el abismo.

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