La complejidad de colores en un atardecer es infinita, pero éstos se intensifican todavía más si la puesta de sol se hace desde el pico más alto de España. Ver el atardecer en el Teide, en Tenerife, es un espectáculo difícil de olvidar, una experiencia que se puede hacer posible gracias a la empresa Volcano Teide, que organiza una visita que incluye la subida hasta la estación superior del teleférico, a 3.555 metros de altura. Un viaje de ocho minutos en cuyo trayecto se pueden observar las erupciones de Fasnia, originadas a principios del siglo XVIII, o el Observatorio de Izaña.
Pero lo más espectacular es que funcionará de manera exclusiva para un grupo reducido, el beneficiario de esta actividad, ya que habrá dejado de hacerlo para el público en general.
La última estación del Teleférico se encuentra ubicada junto al mirador de la Rambleta. Desde allí se puede ver el penúltimo cráter del Teide, a 3.000 metros de altura, con el circo de Las Cañadas a los pies, un enorme anfiteatro natural de 45 kilómetros de perímetro que forma un semicírculo de escarpes y laderas, coronado por montaña Guajara con sus 2.715 metros.
Esta actividad incluye el acceso hasta uno de los senderos que suben al pico del Teide, el del mirador de Pico Viejo, señalizado con el número 12, en sentido descendente de ida y ascendente a la vuelta y de gran valor geológico.
Desde ese punto, el espectáculo es único: conos volcánicos y de lava que se entremezclan con las luces y sombras del atardecer, las primeras estrellas que poco a poco se afianzan en el horizonte, dejando atrás el naranja intenso del sol y un silencio mágico. Y aunque merece ser inmortalizado, difícilmente pueda hacerse como al presenciarse en vivo y en directo.
Si las condiciones meteorológicas son buenas, permiten ver con claridad las islas de Gran Canaria, La Gomera, por detrás de ésta El Hierro y La Palma. Lanzarote y Fuerteventura, por su ubicación geográfica, suelen ser más difíciles de distinguir, aunque no por ello imposible.
Ver el atardecer desde el pico más alto de España es una experiencia única que permite comprobar, con la sombra del Teide proyectada sobre el mar, lo sublime que es la naturaleza.