Ruido, color, luz y pólvora, estas son las principales características de Las Fallas de Valencia, una de las fiestas más populares de la cultura española y que atrapa cada mes de marzo a turistas de todo el mundo para celebrar la tradición levantina con la llegada de la Primavera. Pero este año por fin sin ningún tipo de restricciones. Se espera que este año se supere con creces sus mejores datos turísticos por ser la primera en la que nos olvidaremos de las mascarillas. La ciudad está preparada para superar los 8 millones de visitantes que disfrutaron de las fiestas en 2019.
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Las Fallas, una tradición inolvidable
Cada año el 19 de marzo con motivo de la víspera del día de San José tiene lugar La Cremá. Una noche llena de embrujo y magia en la que se encienden hogueras para quemar los trastos viejos que ya no se necesitan, pero sobre todo, para purificar y dar la bienvenida a la ansiada Primavera.
¿Pero cuál es el origen de Las Fallas? Parece ser que los carpinteros de la zona para calentarse en los fríos días de invierno encendían un palo a modo de candelabro, este palo o mástil lo llamaron “parot”, era la manera más sencilla de iluminar sus talleres cuando trabajaban. Con el tiempo, los ebanistas durante la festividad de su patrón, San José, implantaron la tradición de hacer hogueras frente a sus negocios para despojarse de los trastos viejos apilados en sus almacenes. Con la entrada de la Primavera, los días son más largos y las horas de luz aumentan, así que se deshacían del “parot” que ya era innecesario. En la hoguera no sólo quemaban sus trastos, también dejaban atrás la oscuridad del Invierno para dar paso a la luz de la Primavera, y así se reinventaban, renacían.
Las Fallas como se conocen hoy día, no adquieren su carácter reivindicativo y satírico hasta el Siglo XVIII, que fue en este momento cuando surge la idea de vestir el “parot” con vestimentas aludiendo a personajes que deseaban criticar. Así nace el primer muñeco o más conocido “Ninot”. Hasta que poco a poco se implementan nuevos elementos a la escena que dan vida al escenario de las Fallas actuales.
Con éxito de los “Ninots” nace la idea de premiar a Las Fallas. Sólo las ganadoras son indultadas de la quema, las demás son quemadas en la Noche de la Cremá. Estos “Ninots” galardonados se conservan en el Museo Fallero donde se acumulan estas auténticas obras de arte desde 1934, un viaje por la historia para los visitantes, que podrán disfrutar desde las más pequeñas a las más asombrosas. De hecho, no es casualidad que la Unesco haya declarado las Fallas como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, además de estar catalogada como Fiesta de Interés Turístico Internacional.
Adaptarse a los tiempos modernos
En cuanto a las características de Las Fallas, en caso de que se lo pregunten, se basan en la construcción de esculturas con elementos satíricos sobre temas de la actualidad política y social del año. La altura suele ser alrededor de 30 metros y se levantan con materiales como el polietileno, cartón, plastilina, entre otros, que permiten que ardan fácilmente. Cada año se crean 800 monumentos falleros que se reparten en 400 ubicaciones alrededor de Valencia. Definitivamente si queremos ver un ejemplo de la ironía y la sátira española, Las Fallas son la mejor muestra que podemos encontrar.
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Los mejores artistas falleros diseñan durante todo el año a los queridos “Ninots”, los auténticos protagonistas de la fiesta. A través de ellos no sólo expresan y manifiestan su arte, además salvaguardan la artesanía local y un oficio centenario. Por eso los valencianos presumen orgullosamente de su festividad, que va mucho más allá de una tradición. Eso sí, lo más importante es cultivar su creatividad y su espíritu crítico.
Un año más, este fin de semana podemos asistir a la mejor exhibición de pirotecnia, cabalgatas, bandas musicales. Caminar para elegir las mejores Fallas es el mejor plan durante el 19 de marzo. En resumen, Las Fallas son un gran espectáculo que se debe vivir al menos una vez en la vida.
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