En una región argentina mítica, inmensa y lejana, La Patagonia, se asienta Ushuaia. Pocos kilómetros al sur aparece la localidad chilena de Puerto Williams. El fin del mundo y un poco más allá.
Argentina tiene en Ushuaia un hermoso centro turístico. Belleza natural y cultural que se añaden al atractivo de visitar la ciudad del fin del mundo. Pero, hace unos meses, dejó de presumir de título. El Gobierno chileno pudo clasificar como ciudad a Puerto Williams, la más austral del planeta. Ahora, poner rumbo al fin del mundo tiene doble aliciente. Se acabó la pequeña pugna entre los dos países que se reparten La Patagonia y el mismo archipiélago, Tierra del Fuego.
La legendaria Tierra del Fuego. Desde sus barcos, los primeros navegantes divisaron fogatas perpetuas. Los aborígenes, ligeros de ropa, utilizaban las hogueras para calentarse. Incluso, llevaban el fuego en las canoas que empleaban para pescar y cazar mamíferos marinos. El bautismo de las islas resultó sencillo.
Aquellos antiguos marinos recorrieron la complicada red de canales y bahías, y fueron dibujando infinidad de islas, grandes y pequeñas, dominadas por montañas de nieves eternas. Hace cinco siglos, las tierras del Pacífico eran una inmensidad poblada de leyendas sobre monstruos marinos. Pero, muchos años después, aquellas islas varadas entre el Atlántico y el Pacífico, comenzaron a resultar muy interesantes. Desde hacía miles de años, el océano había ido acumulando oro bajo la arena de la playa y su descubrimiento, casual, desató la fiebre del oro y una invasión de pobladores.
Ushuaia, tierra argentina. Es la capital de la Isla Grande, en el fin de la Cordillera de los Andes y a orillas del Canal Beagle. Ushuaia es la ciudad más poblada y la que capitanea la provincia de Tierra de Fuego. En el siglo pasado, la mayoría de los pobladores de la ciudad eran presos reincidentes y con ellos fue tomando forma el municipio. El presidio contaba con la línea de ferrocarril más austral del planeta, la que servía para trasladar a los convictos desde la prisión hasta los campos de trabajo.
El tren del Fin del Mundo es, ahora, un atractivo turístico que llega hasta el Parque Nacional Tierra del Fuego. El recorrido atraviesa la Garganta Toro, cruza el río Pipo y pasa por la estación de la Cascada la Macarena. Una parada obligada, para ascender al mirador y contemplar los impresionantes valles, cerros y montes o subir hasta el nacimiento de la cascada, que nace por el deshielo de las montañas de Le Martial. El glaciar, del mismo nombre, ofrece paisajes que pueden disfrutarse a bordo de un trineo tirado por huskies, esquiando, practicando snowboard y por supuesto, a pie.
Los 40 kilómetros de senderos, señalizados, del Parque Nacional de Tierra del Fuego conducen a hermosos parajes de picos escarpados, valles glaciares, bahías, y preciosos lagos. El Fagnano es el más grande de Tierra del Fuego y tiene más de 100 kilómetros de longitud. Llegar a este territorio protegido, con flora y fauna autóctonas, también es posible a través del Canal Beagle.
Desde el Puerto de Ushuaia, la ruta por el canal Beagle resulta deliciosa. La navegación en catamarán permite descubrir pequeñas islas llenas de vida. En la de los Pájaros habitan y revolotean albatros, ánsares comunes, patos vapor o diversas especies de gaviotas. La isla de los Lobos es el lugar preferido de los lobos y leones marinos. También resulta mágico observar a los pequeños pingüinos Magallanes, en isla Martillo o, incluso, avistar alguna ballena jorobada. El faro del fin del mundo se encuentra en una de las islas más pequeñas del Planeta, Les Éclaireurs, y en Karel se puede observar algún resto arqueológico.
Pero, el fin del mundo ofrece otras visitas interesantes. Actualmente, la que fuera la Cárcel del Fin del Mundo, el Museo Marítimo y Presidio de Ushuaia alberga el Museo de la Prisión. En las pantallas, instaladas en las celdas, se reflejan historias de presos y los perfiles de algunos criminales famosos. En el mismo complejo, el Museo Marítimo muestra las peculiaridades de una ciudad con intensa actividad marítima. Las maquetas navales cuentan la historia de la navegación desde la visita de aquellos primeros marinos, y en el Museo Antártico se relatan las hazañas de las expediciones de famosos exploradores como Amundsen o Scott.
El Museo del Fin del Mundo de Ushuaia es una muestra del patrimonio de esta tierra, desde la época precolombina. Exhibe reproducciones de embarcaciones, máscaras étnicas y utensilios con más de 8.000 años de historia de la Tierra del Fuego y sus habitantes.
Más allá del fin del mundo. Puerto Williams es oficialmente la ciudad del fin del mundo, tierra chilena. Es el puerto de la ribera norte de la isla Navarino, el lugar del que parten las rutas de trekking. La de los Dientes de Navarino está considerada la reina de todos los itinerarios que recorren la pequeña isla.
En Puerto Williams habitan los miembros, escasos, de la comunidad yagán. Viven concentrados en Villa Ukika, a las afueras de la ciudad. El museo antropológico Martín Guinde narra la vida de este pueblo aborigen, desde sus principios. También al otro lado del Canal Beagle, en Ushuaia, existe otra comunidad del pueblo yagán, los antiguos pobladores del fin del mundo.
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