La tentación al escuchar "Sotogrande" es pensar en campos de golf inmensos, gente intentando decidir cuál es el mejor palo para utilizar en ese momento y muchos famosos, de los de verdad, de los de familias con apellidos muy largos y propiedades en mil sitios, que pasan sus veranos allí como la tradición manda.
Sin embargo, no todo el mundo conoce uno de los secretos mejor guardados del corazón de Sotogrande: un hotel cinco estrellas que te permite disfrutar de los beneficios que han atraído a la jet set internacional durante décadas, incluso si no te gusta el golf.
SO Sotogrande es la única posibilidad que tienen los mortales de pasar tiempo en una zona edificada con villas particulares que sólo se pueden comprar o alquilar, pero en mitad de un espacio verde que aún recuerda a los cortijos que lo poblaron hace décadas y que fueron el origen de este paraíso casi clandestino.
Sotogrande, de hecho, era el nombre de uno de los cinco cortijos que se unieron para crear un centro turístico exclusivo en 1962, gracias a la iniciativa de Joseph Mc Micking. Entonces los extranjeros no podían tener propiedades en España, pero este complejo alrededor de su gran Club de Golf consiguió la excepción del régimen y se llenó de filipinos, belgas, austriacos y algunas familias españolas como los Vallejo-Nájera, Álvarez Guerra o Benjumea, entre otras.
Sesenta años después, este hotel que lleva años en pie aunque haya pasado por varias manos en su gestión, se ha convertido en el lugar perfecto para quienes quieran coger sus palos y pasarse el día jugando al golf; pero todavía es más ideal para quienes quieren disfrutar de las bondades de una zona donde la naturaleza, la tranquilidad y el lujo han firmado un pacto casi secreto para crear un paraíso que todos saben nombrar y muy pocos han catado.
Una piscina infinita, un spa, clases de ciclo en el jardín, un chiringuito con una parrilla de cinco metros, un cóctel a media tarde, una copa de champán o un cortijo donde disfrutar de un menú de alta cocina, único en la zona, son algunos de los atractivos sociales y gastronómicos que ofrece SO Sotogrande a huéspedes e invitados.
Si queremos algo más privado, descanso y paz: villas con bañeras independientes con vistas a la sierra, una terraza en la habitación donde escuchar hasta el suspiro de los pájaros o una inmensa zona verde alrededor del resort donde pasear con la sensación de que el tiempo no pasa a la misma velocidad.
Destino gastronómico
Pero SO Sotogrande es algo más que un hotel. En sus distintos espacios gastronómicos ha conseguido convertirse en un referente en esta parte privilegiada de Cádiz para quienes quieren disfrutar de la tradición andaluza con una vuelta en cocinas divertida y desenfadada, estén alojados o no en el hotel.
De hecho, Marxa, el chiringuito restaurante con una parrilla de cinco metros de largo que ha abierto el resort en la zona de la piscina, se ha convertido en uno de los lugares más divertidos de Sotogrande para comer, tomar cócteles o vivir la fiesta con vistas al mar.
La carta del chef Leandro Caballero incluye espetos, pescados a la brasa y carnes muy especiales con ese toque al carbón que le permite su cocina. Y todo junto a una piscina infinita donde se ve todo Sotogrande sin necesidad de salir del agua y con estrellas flotantes repartidas por todo el espacio para sentirse en el paraíso.
Además, cuenta con música en vivo y una decoración muy particular: una jirafa gigante, de casi tres metros, de El Taller de Piñero que llena de color el chiringuito más cool de toda la reserva. Es una obra del artista urbano D.Darko comisionado por Al Aire Libra.
Si queremos algo más formal, algo más elaborado, siempre podemos pedir mesa en el Cortijo Santa María 1962, una experiencia gastronómica que une la intensidad del producto autóctono, con jamones y embutidos ibéricos o el famosísimo atún de Cádiz, con una elaboración de alta cocina.
Todo ello maridado con una amplia carta de vinos donde no faltan toques a los criados en Andalucía que son un complemento perfecto tanto para la parrilla como para los guisos o platos fríos.
Además, hasta el 18 de agosto, el Cortijo de Santa María ofrece un menú diseñado por el chef francés Nicolas Isnard que junto a su socio David Le Comte, consiguió una estrella Michelin con su restaurante L'Auberge de la Charme en la constelación.
En la época estival, todavía nos queda una opción más en la oferta gastronomica de SO Sotogrande: el Rocío Garden, ideal para picotear entre burbujas al fresco de las intensas noches de verano gaditanas. No hay que perderse su carta de champán y cócteles.
Un chute de relax
Pero si hay algo único en este hotel son las distintas opciones para recargar pilas no sólo físicamente sino también anímicamente, con un espacio de más de 2.800 metros cuadrados donde practicar yoga, Chi Kung o aquagym, entre otros, en una unión perfecta para conseguir la relajación y el cuidado personal.
También podemos disfrutar de un spa iluminado con luz natural y con una terraza donde aprovechar las horas de sol entre el silencio y el leve movimiento de los árboles. El espacio cuenta además con varias cabinas y una amplia carta de tratamientos individualizados, según el gusto de cada cliente.
Este verano, como actividad novedosa, SO Sotogrande ha estrenado sus clases de 'siclo' en el exterior, sacando las bicicletas al jardín para disfrutar de las vistas y el aire puro mientras se pedalea al ritmo de la música.
Si después del deporte y la buena comida, aún hay ganas de más, el resort tiene un acuerdo especial con marcas de lujo españolas para irse de compras en un rincón único a pocos metros de la piscina.
Entre otros productos artesanales, podemos encontrar bañadores y bikinis de la exótica diseñadora Victoria Cimadevilla, lencería y batas de lujo de Maria Lamadrid, la cuidada ropa de baño de Dolores Cortés o los bolsos y accesorios de materiales naturales de All We Love.
Además, a esta oferta se le suma un pop-up de joyas vintage Del Páramo en el mes de agosto, y un desfile de moda flamenca único, este sábado 5 de agosto, el ya tradicional 'Cabalgando entre Costuras', donde se fusiona moda y arte ecuestre bajo la increíble noche estrellada gaditana.