Hay una Región de Murcia que no te esperas. Con sol, claro, que la luz y el buen tiempo son casi perpetuos en esta tierra, pero con atractivos que van más allá de los tópicos que se reflejan en las aguas de las excelsas playas de la Región. La mirada hacia el interior de esta comunidad revela sorpresas en la naturaleza, en sus pueblos y en la cultura centenaria que adereza visitas y fiestas que unen tradición y espiritualidad.
Experimentar esta mirada de recogimiento, esplendor cultural y fervor religioso es lo que proponen los lugares de peregrinación que se localizan en la región y que la convierten en un punto de especial significación. De hecho, Caravaca de la Cruz es una de las cinco ciudades santas del mundo de la cristiandad, una concesión del Papa San Juan Pablo II que equipara a la localidad a Santiago de Compostela, Santo Toribio de Liébana, Roma y Jerusalén.
Desde 2003, y cada siete años, Caravaca celebra esta consideración. Eso convierte el próximo 2024 en un momento especialmente significativo para visitar la ciudad y, además de asombrarse con sus rincones y sus posibilidades, aprovechar la oportunidad de obtener la indulgencia plenaria que se concede en estos periodos.
La capital de la fe en la Región de Murcia
Caravaca de la Cruz es una ciudad que sobresale en la distancia. Su imponente Castillo domina desde las alturas una planicie en la que la urbe ha escrito su historia como cruce de caminos, algo que ha forjado su arquitectura y que ha sido, desde antiguo, el germen de sus construcciones religiosas, de las que la Basílica-Santuario de la Vera Cruz es la más visitada, siempre al amparo de esta construcción defensiva. Es ahí donde cobra notoriedad su famosa cruz, un objeto de doble brazo con inspiración oriental que la tradición señala que dos ángeles depositaron en el lugar en 1231.
Desde entonces, la Cruz se ha convertido, más que en un símbolo de la ciudad, en un motivo de adoración que atrae a miles de peregrinos cada año. La veneración en torno a esta joya sagrada encuentra, además, otro argumento muy especial para generar tal devoción: se trata en sí misma de un relicario que contiene un lignum crucis, es decir, madera procedente del leño donde fue crucificado Cristo. Además de estos tesoros, anexo a la basílica se encuentra el Museo de la Vera Cruz, con destacadas colecciones de orfebrería, pintura y ornamentos que amplían el conocimiento de un enclave imprescindible para poner en contexto la importancia del lugar.
A la estela del santuario y su cruz, por todo el tejido urbano de Caravaca hay igualmente, algunas de las muestras más sobresalientes de la arquitectura religiosa de toda la Región de Murcia. Es el caso de la Iglesia de la Soledad, la del Salvador y la Compañía de Jesús, el Templete, el Monasterio de Santa Clara o las Ermitas de Santa Elena, de San Sebastián y de la Reja.
Caminos que unen
La centralidad de Caravaca en el ámbito religioso resulta evidente también por la infinidad de caminos y vías que tradicionalmente han seguido los peregrinos para alcanzar la ciudad. Pero puede que ninguna con tanta solera como el denominado Camino de Levante, una ruta que conecta la localidad alicantina de Orihuela con Caravaca a través de un itinerario que explora los lugares más significativos de la Región de Murcia desde el punto de vista de la espiritualidad.
Aun con la solemnidad de un recorrido semejante, la tecnología ha venido también a facilitar las cosas de los peregrinos actuales. Por eso, desde la misma web de Turismo Región de Murcia se propone una división de este camino de unos 120 kilómetros en cinco tramos. Para cada uno ofrece una pequeña descripción contextual de los principales hitos que se puede encontrar pero, igualmente valioso, también una ayuda práctica muy útil como la posibilidad de descargar la ruta para el GPS o la enumeración de los lugares más recomendables para comer, dormir o sellar el pasaporte del peregrino.
A través de este recorrido, perfectamente señalizado e ideal para conocer entornos privilegiados como la ribera del Segura o la huerta murciana, se alcanzan otras ciudades muy interesantes. Es el caso de Mula, Cehegín o incluso la capital, Murcia, donde también se acumulan los edificios de índole religiosa, con la catedral de Santa María como máximo exponente.
Y para quienes tengan tiempo y la posibilidad de moverse de una manera más ágil también se puede, por qué no, visitar otros puntos que no quedan lejos y que también redundan en el capítulo de la fe: por ejemplo Calasparra, Totana, Cartagena o Lorca, la conocida como ‘Ciudad Barroca’ donde, además de encontrarse restos romanos como en otros lugares de la Región, prolifera un urbanismo donde abundan los edificios de carácter religioso y militar. Solemnidad, cultura y tradición para sorprenderse con una región que prepara con ilusión su año jubilar 2024.