A juzgar por los ránkings internacionales, realmente existen ciudades que no atentan contra el medio ambiente. Están en Canadá, Brasil, Dinamarca, Suiza o la “perla de Asia”, Singapur.
Son países que exhiben al mundo sus ciudades, ejemplarmente, sostenibles. Ecología combinada con alta tecnología, una opción obligada en el siglo XXI. Una realidad, en urbes que se atreven a mostrarnos una sociedad avanzada y ecológica. Realmente, es un viaje al futuro.
Singapur, la isla sostenible
Es la ciudad-estado más próspera de Asia y quizá del planeta. La República de Singapur se alza como la vanguardia de la eficiencia energética y lleva camino de convertirse en el primer país inteligente del mundo. Un país sostenible, líder en educación, que posee desde hospitales robotizados hasta taxis inteligentes, que han logrado reducir el tráfico en un 60%. La “perla de Asia” es la gran ciudad ecológica y tecnológica del planeta. Vigilancia monitorizada de la polución y el tráfico en mapas 3D y fibra óptica, con internet de gran velocidad, llegan a cada rincón de la isla.
Cosmopolita y multicultural, Singapur está considerada como la ciudad más cara del mundo. Tree House, referencia de jardín vertical, es una zona residencial con edificios de 24 plantas. La falta de espacio para cultivos se suple con las granjas verticales. Frutos y hortalizas ascienden en torres y crecen de manera sustentable, con un mínimo consumo de agua, tierra y energía. Los inmensos árboles regulan la temperatura y en los jardines de la bahía, The Gardens by the Bay, se demuestra su liderazgo en sostenibilidad, tecnología y arquitectura.
En Marina Bay, la zona más frecuentada, se encuentra el emblema de la ciudad, el león-sirena y también, el casino, los hoteles de lujo y el Museo de Artes y Ciencias, una preciosa edificación en forma de flor de loto. La moderna estructura alberga salas digitales e interactivas dotadas con la más avanzada tecnología, efectos visuales y auditivos. Una verdadera visita al futuro
Zúrich, en Suiza
Ecológica y sostenible, es un gran referente mundial por sus políticas de protección del medio ambiente, gestión de residuos, utilización de energías renovables, planificación urbana y transporte público. El gran centro económico y financieros de Suiza es una ciudad muy exclusiva.
Urbe ultramoderna, con un hermoso patrimonio, muestra con orgullo su Museo Nacional, Landesmuseum, ubicado en un castillo de cuento de hadas. Es el más visitado y conserva la historia de los habitantes del territorio suizo desde la prehistoria hasta nuestros días. Las colecciones de arte medieval y arte contemporáneo se encuentran en el Kunsthaus y las de culturas no europeas es el Museo de Rietberg.
El Lago de Zúrich es el símbolo de la ciudad y en su orilla, en la Plaza Sechseläutenplatz, se localiza el edificio de la Ópera, referente suizo del ballet y la ópera. Contemplar los Alpes e incluso la espectacular cuenca de glaciares es posible desde la cima de Üetliberg, mejor aún si se disfruta degustando un exquisito chocolate suizo.
Reikiavik, capital de Islandia
Legislación ambiental y concienciación ciudadana. Dos elementos fundamentales que han conseguido que solo el 0,1% de la electricidad consumida, en la capital de Islandia, provenga de combustibles fósiles, el restante 99,9% procede de energía geotérmica. Los autobuses de transporte urbano funcionan con hidrógeno por lo que no generan carbono.
Reikiavik o “Bahía humeante” (en islandés) es la capital más septentrional del mundo, se encuentra muy cerca del Círculo Polar Ártico. Cuenta con sólo doscientos mil habitantes y una cultura vinculada al agua.
Desde glaciares o fuentes termales hasta estanques o inmensas piscinas públicas, repartidas por toda la ciudad, que disponen de agua caliente, bañeras de hidromasaje y saunas y cuyo mantenimiento resulta muy barato gracias al uso de energía renovable.
El lago de la ciudad se congela en invierno y es una magnífica pista de patinaje. Sobre el centro de Reikiavik se encuentra la iglesia más grande de Islandia, Hallgrimskirkja, su torre es un magnífico mirador. Al sur del lago, La Casa Nórdica ocupa un moderno y emblemático edificio que ofrece exposiciones, música en directo y restaurante, aunque el icónico Faro de Grótta resulta de visita obligada.
Curitiba, en Brasil
Una ciudad ecológica, ocupada en cuidar su medio ambiente y con un modelo de transporte que se ha exportado a otras ciudades del mundo. Mil espacios públicos verdes, 16 parques y 14 bosques caben un una ciudad que protege su vegetación local frente a la amenaza de desarrollo urbano excesivo. En la urbe brasileña se recicla el 70% de la basura generada. Está catalogada como una de las más limpias del planeta y su aire es excelente.
Posee un impresionante jardín botánico. Más de 178.000 metros cuadrados de extensión ofrecen espacio suficiente para incluir, entre la magnífica vegetación, bibliotecas, salas de exposiciones, auditorio y el símbolo de la ciudad, La Estufa. Un palacio-invernadero, de estilo Art Nouveau, levantado en cristal y acero.
Vancouver, en Canadá
Las leyendas urbanas dicen que Vancouver es una de las cinco mejores ciudades del mundo para vivir y Canadá uno de los países con mejor calidad de vida del planeta. Posee una inmensa extensión de playas al oeste y de parques naturales en el este. La ciudad más cara de Norteamérica es, también, una de las más seguras y ecológicas del mundo. Las autoridades canadienses han reducido las emisiones de carbono y un 90% de su electricidad se produce a partir de fuentes renovables de energía, fundamentalmente gracias a su recursos hídricos.
La historia de Vancouver se refleja en el barrio de Gastown, la parte más antigua de la ciudad y en la que se alinean cafeterías, talleres y pequeños comercios con todo el encanto de sus orígenes. Su Steam Clock o reloj de vapor es uno de los símbolos más reconocibles. Fabricado en el siglo XX, pero de estilo victoriano, tiene como función tapar una rejilla de vapor de la calle. Cada treinta minutos las chimeneas situadas en el tejadillo, que cubre el reloj, humean vapor.
Cerca del centro se encuentra el parque urbano más grande de Canadá, Stanley Park, que posee dos inmensos lagos, Beaver y Lost Lagoon. En la punta sudeste de la península se ubican los tótem, réplicas de los que tallaron los nativos siglos atrás, aunque los auténticos tótem, las esculturas aborígenes y las máscaras de luz, se encuentran en el MOA, el Museo Antropológico.
El Science World es el Museo de ciencia interactivo, y el arte de vanguardia ocupa el Vancouver Art Gallery. El ocio encuentra su ambiente más bohemio en Granville y los restaurantes y “coctelerías” del barrio de Yaletown. La nota de color del sugerente barrio asiático de Richmond y los edificios del distrito financiero de Vancouver conforman la atractiva variedad de una magnífica ciudad sostenible.
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