Esta ciudad situada al sur de Francia posee un conjunto arqueológico impresionante, de ahí viene que muchos aseguren que Nimes es la ciudad más romana del país galo, aunque seguida muy de cerca por Arlés y Orange.
Arlés es una ciudad provenzal de las más visitadas. Antigua ciudad romana, posee numerosos monumentos de esa época: el anfiteatro y varios templos. Además fue importante ciudad medieval. Por último, a finales del siglo XIX y principios del XX fue la ciudad de veraneo y descanso de algunos de los pintores más importantes de la historia. Grandes del impresionismo y la vanguardia, como Van Gogh, Renoir, Matisse, o Picasso vivieron o pasaron por Arlés. César, en el 46 a.C., crea la colonia donde residirán parte de los veteranos de las legiones que lucharon en las guerras galas y conquistaron Massilia, la actual Marsella. Fue la primera edad de oro de esta “pequeña Roma en Galia” engrandecida por los monumentos en la época de Constantino. Hoy la ciudad forma parte del Patrimonio de la humanidad de la UNESCO.
La ciudad de Orange, fue fundada por los legionarios romanos de la II legión Gallica alrededor del año 30 a. C., con el nombre de Arausio, y su cercanía con Italia la hizo una ciudad totalmente romana y ya desde muy pronto. Poseía la misma cercanía y apogeo que Roma. El teatro que mantiene intacto todo el muro del escenario. Patrimonio Mundial de la UNESCO, el teatro de Orange es el mejor conservado de Europa y uno de los únicos tres que aún conserva el muro principal, estando prácticamente intacto. Edificado el siglo I d.C. posee todos los componentes del teatro latino, según Vitrubio, la cave con los graderíos y el hemiciclo, los accesos laterales y el muro de la escena. La ciudad de Orange, hoy día es un tranquilo y situado en la mitad Del Valle del Ródano.
Nimes y su anfiteatro romano y la Maison Carrée son probablemente sus monumentos más conocidos, pero tiene muchos más monumentos debido a que la historia de la ciudad tiene un origen galo que se remonta al siglo VI a.C.: un manantial sagrado que hoy en día se encuentra en los Jardines de la Fontaine. Además de su legado monumental, Nimes también es conocida por ‘La Feria’, que se celebra dos veces al año y reúne a miles de personas para ver corridas de toros, encierros, sevillanas, paellas y tapas, un ambiente que se puede identificar fácilmente con el español y andaluz.
En Nimes se encuentra el anfiteatro Las Arenas, uno de los más grandes y mejor conservados del mundo romano. Fue construido a finales del siglo I d.C., poco después del Coliseo de Roma, y destaca por su planta de sesenta arcos que podrían albergar hasta 24.000 mil asistentes. Desde su construcción, estuvo prácticamente siempre en uso, ya que los visigodos lo convirtieron en una fortaleza y durante la Edad Media albergó iglesias y casas. Hoy en día acoge corridas de toros desde que fuese rehabilitado a mediados del siglo XIX.
Otro templo romano destacado de Nimes es la Maison Carrée, un templo dedicado al culto imperial construido a base de columnas, un frontón y una escalinata que son una auténtica maravilla para la vista. A lo largo de la historia ha funcionado como Ayuntamiento, Iglesia y archivo, aunque desde 1840 corresponde al patrimonio monumental histórico de Francia.
La Torre Magna formaba parte de las antiguas murallas de la ciudad como una atalaya de vigilancia. A diferencia del anfiteatro y la Maison Carrée, su estado de conservación no es bueno, aunque se puede contemplar su estructura y unas buenas vistas de la ciudad. Esta torre se encuentra en los Jardines de la Fontaine, del siglo XVIII, levantados en el lugar donde se encontraron las ruinas de Nemauso, el nombre romano de origen celta de la ciudad. Estos jardines están considerados como unos de los más bellos del país y es uno de los lugares preferidos de los habitantes de la ciudad para buscar paz y tranquilidad.
No debe dejarse de lado el casco antiguo de Nimes, dotado de numerosos palacetes de entre los siglos XVI y XVIII con patios interiores, escaleras monumentales y detalles en su estructura tomados del arte romano. Algunos de los más destacados son los palacetes Boudon, Fontfroide y Rivet, ejemplos de la arquitectura civil nimesa. En el centro de la ciudad también destacan sus plazas, como la place de l’Horloge, presidida por la hermosa torre reconstruida en el siglo XVIII, la place aux Herbes o la place du Marché, con su fuente con un cocodrilo atado a una palmera, emblema de Nimes que representa la derrota de Cleopatra y el sometimiento de Egipto tras la derrota en la batalla de Actium.
El edificio religioso más importante es la Cathédrale le Notre-Dame-et-Saint-Castor que, aunque no es una de las más hermosas del país, conserva una fachada románica muy interesante. Su friso está considerado como una de las obras más geniales de la escultura romana del sur de Francia. Fue consagrada en 1096 por el Papa Urbano II, aunque la estructura actual del edificio data del siglo XVII, concretamente de 1646.
Otra zona ajardinada que destaca de Nimes es la Explanada Charles de Gaulle, un jardín urbano presidido por la Fuente Pradier de mármol blanco. Para los que quieran aprender sobre la historia y contemplar auténticos tesoros de las épocas pasadas de la ciudad conviene la visita al Musée de la Romanité, albergado en un moderno edificio frente al anfiteatro. Este centro alberga una colección de extraordinario valor que supera las 5.000 piezas arqueológicas: estatuas, estelas funerarias, mosaicos, monedas… Otros museos destacados de la ciudad son el Musée des Cultures Taurines, donde se muestra la tradición de los festejos taurinos; o el Musée du Vieux Nimes, donde se muestra el mobiliario y objetos valiosos de distintas épocas históricas.
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