San Lorenzo de El Escorial: patrimonio cultural, historia y buena mesa

El municipio serrano es la capital gastronómica de la sierra del Guadarrama, con restaurantes que homenajean los platos clásicos con el mejor producto de la proximidad.

San Lorenzo de El Escorial: patrimonio cultural, historia y buena mesa
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San Lorenzo de El Escorial es uno de los principales reclamos turísticos de la Comunidad de Madrid. Se trata de un enclave imprescindible porque concentra, apenas a 45 kilómetros de la capital, todo lo que cualquier visitante querría encontrar: tiene un monumento icónico, considerado ‘la octava maravilla del mundo’: su Real Monasterio, que es uno de los edificios más emblemáticos no solo de la región, sino de todo el país. Además, tiene un entramado urbano que es deudor de una historia en la que la realeza tuvo mucho peso; y, por si fuera poco, el pueblo goza de un entorno privilegiado para la contemplación o el deporte, con montañas y bosques mágicos… Son todos ellos argumentos de indudable atractivo que, no obstante, pasan a un segundo plano cuando llega la hora de comer. Y es que la gastronomía es otro de los pilares que sustentan (literalmente) la consideración de capitalidad del municipio en el mapa de imprescindibles de la región.

Para cualquiera que haya paseado por sus calles esto no es un secreto. San Lorenzo de El Escorial despierta los sentidos por todo lo que ofrece pero, cuando se encienden los fogones, es el olfato el que se activa: difícil decantarse por alguno de los numerosos locales que jalonan su plaza mayor. Pero tan variada oferta culinaria encuentra puntos en común en sus diferentes propuestas. Ya tradicionalmente la buena mesa y los buenos alimentos han estado presentes en la carta y hoy, con una experiencia turística más consolidada, este catálogo de restauración ha adquirido una nueva dimensión al aunar no solo locales más modernos que exploran nuevas tendencias a partir de los mejores productos de proximidad - como las carnes de la sierra de Guadarrama o las setas de la zona- y de chefs que subliman los platos más clásicos… y contundentes. Qué mejor para tomar fuerzas de cara a visitar todo lo que la localidad tiene que ofrecer.

El sector de la restauración y la gastronomía es una de las patas fundamentales. Si no se complementa ese patrimonio histórico y cultural con el potencial de la gastronomía al final falta algo que ofrecer, algo que dote de sentido a la experiencia turística”, explica Carlota López Esteban, alcaldesa de San Lorenzo de El Escorial. “De hecho tenemos entre nuestros cocineros a los mejores, reconocidos por la Comunidad de Madrid en el año 2023, o al mejor repostero artesano, también nombrado en 2023. Las cuestiones que se valoran son la calidad y la variedad de productos que ofrecemos”, presume.

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Vanguardia y platos clásicos con productos de proximidad

No es para menos. Entre la oferta de restaurantes habita incluso un local con estrella Michelin. Es el caso del restaurante Montia, una mirada vanguardista en torno a las “raíces”, como expresa a través de su página web: “Volvemos a la naturaleza y al monte para crear, con ayuda de agricultores y ganaderos de la zona, guisos concentrados, salsas con fondo y combinaciones ligeras”. Montia es la punta de lanza del momento, pero ni mucho menos el único: restaurantes como Charolés o A Fuego Lento, por ejemplo, también tienen una amplia experiencia satisfaciendo los paladares más exigentes con carnes de la zona.

Aunque en el centro urbano conviven muchas de estas propuestas, también merece la pena dar el paseo -si el clima lo permite- o hacer un brevísimo recorrido en coche hasta el próximo Real Club de Golf La Herrería, cuyo restaurante es igualmente una de las joyas gastronómicas del municipio. Sea uno aficionado a este deporte o no, lo que es innegable que la placidez y la quietud de las instalaciones marida y acompaña a una experiencia que se vive desde el paladar, pero también con el resto de los sentidos: desde su amplio salón, por ejemplo, sobrecoge la vista casi irreal del Real Monasterio sobresaliendo entre los árboles que ponen límite al campo, las montañas próximas que se pueden casi tocar o incluso, en la lejanía, el skyline de la capital.

Fernando Blanco es el Director Deportivo y Comercial del club. Sus palabras transmiten parte del secreto de la gastronomía local. Y no solo ensalzando su propia cocina sino la del resto de restaurantes de San Lorenzo: “Hacemos las cosas con cariño, todo lo basamos en el cariño, en la amabilidad”. Pero yendo más allá de la modestia, lo que uno puede encontrar en La Herrería es un exponente de lo mejor de la zona. Eso sí, absténganse los que estén a dieta: “Una de las cosas que más ha resaltado es la gastronomía de San Lorenzo son los guisos, lo que llamamos siempre popularmente la cuchara. El cocido es un referente; cualquier establecimiento sobre El Escorial va a preparar un magnífico cocido”, explica. “Y luego, bueno, pues también destacar el tema de carnes, asados, verduras y todo, además, basado en el producto de proximidad”.

Que el restaurante se ubique en un campo de golf es otra excusa, si se quiere entender así, para maridar este deporte con la buena mesa. Por eso, Blanco lanza el reto: “Fíjate si tenemos arraigado el tema del cocido que estos meses tenemos un evento mensual que llamamos el ‘Cocigolf’, un torneo que culminamos con un buen cocido; y en diciembre tendremos otro trofeo, ‘La Lentejada’, en la que nos reventamos a comer lentejas”, cuenta con humor. “Dentro de la comunidad de golfistas es muy aceptado y divertido”, concluye.

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La bizcotela: historia dulce

A fuego lento es otra de estas propuestas en las que el producto se pone en primer plano, sin artificios, plenamente protagonista. Es la filosofía con la que su propietario, Lucas González, que puso en marcha este proyecto en el municipio. La historia de este empresario y emprendedor, no obstante, no es nueva en el campo de la restauración porque, además de una extensa trayectoria en el sector, es una figura que ostenta en San Lorenzo las pastelerías Paco Pastel, uno de cuyos locales se ubica en la misma plaza de la Constitución, en pleno centro. Allí, los postres, más que comerse, se celebran. Y sí, en sus vitrinas habitan los dulces más convencionales en cuanto a nomenclatura, pero con el matiz diferencial de que son caseros y eso aquí, en la sierra, significa dos cosas principalmente: son extremadamente deliciosos y obligan a hacer un hueco adicional en el estómago.

Pero lo lógico es culminar la experiencia gastronómica en San Lorenzo recurriendo al dulce típico de la localidad, auténtica estrella de la repostería local: la bizcotela, que incluso la propia alcaldesa considera la “seña de identidad” de la localidad. Difícil explicar con palabras la sensación que transmite este pequeño dulce, no muy agraciado a la vista, como reconoce con una sonrisa González, pero absolutamente delicioso en el paladar. “Partimos de un bizcocho ‘pesado’ a base de mantequilla y aromas de limón y naranja; el segundo paso es una yema muro, un cuajado de yema natural con un almíbar; y terminamos con un baño de cacao al 55%”, cuenta.

Aparte del aporte calórico innegable de la receta, la bizcotela tiene un recorrido histórico casi más sorprendente que su propio sabor. La primera referencia de la que se tiene constancia acerca de la bizcotela data de 1747, momento en el que aparece en el recetario ‘Arte de repostería’ de Juan de la Mata, repostero de la Corte de Felipe V. Aquel “Vizcocho (sic) de Palacio Real” tomó ya el siglo pasado la consideración de dulce típico de San Lorenzo y por eso hoy, ya con la interpretación de maestros pasteleros como Lucas González, es el producto más demandado de la repostería local. Por este cariz histórico, además, en Paco Pastel se homenajea a este origen con un packaging que retrotrae al ‘ladrillo de oro’ de la cúpula del Monasterio, en el que Felipe II guardaba las reliquias de los santos que veneraba. Ahora, como si de similar tesoro se tratara, González argumenta que esta caja para sus bizcotelas pone en valor que, “al ser una pieza tan encumbrada, tan mágica y bien desarrollada que necesitaba un envoltorio que estuviera a la altura, que fuera un regalo excepcional”, relata.

Toda época es buena para sentarse a la mesa en San Lorenzo de El Escorial. De hecho, como recuerda la alcaldesa, Carlota Esteban, “a lo largo de todo el año se suelen realizar distintos tipos de jornadas gastronómicas a las que se suman los distintos establecimientos del municipio con el objetivo principal de poner en valor el plato, el producto y la calidad del producto”. Además, “desde hace tres años venimos celebrando en noviembre las Jornadas de Patrimonio de San Lorenzo de El Escorial, que trata de dar a conocer el enorme patrimonio del que disponemos”, comenta Esteban. Una oportunidad inmejorable para maridar arte, cultura, historia y la buena mesa.

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