Saúl Ramírez
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Lanzarote siempre ha sido sinónimo de playas idílicas y paisajes volcánicos únicos. Sin embargo, la isla canaria se ha convertido en mucho más que un destino de sol y playa. Este destino ha sabido fusionar su identidad natural con un enfoque consciente del turismo, lo que lo convierte en un referente mundial en prácticas medioambientales y de desarrollo sostenible.

Gracias a la amplia conectividad desde distintas ciudades que ofrece Vueling, aerolínea que celebra su vigésimo aniversario este año, descubrir este paraíso es ahora más cómodo y accesible que nunca.

Donde la naturaleza, la cultura y la sostenibilidad se encuentran

Lo cierto es que Lanzarote es una joya que brilla con luz propia, no solo por sus paisajes únicos, sino también por su compromiso con la sostenibilidad. Desde 1993, la isla ha sido reconocida por la UNESCO como una de las únicas 55 Reservas de la Biosfera de España, siendo la primera vez que una totalidad de un territorio, incluidos todos sus núcleos de población, la recibe. 

Este reconocimiento celebra la simbiosis entre la humanidad y la naturaleza, un equilibrio que es palpable en cada rincón de la isla. Lanzarote ha logrado combinar un modelo de turismo responsable con la protección de sus espacios naturales, priorizando siempre el respeto por su entorno. 

Ejemplos como el Parque Nacional de Timanfaya, cuyos paisajes parecen de otro planeta, forman parte de los más de 40% de superficie de la isla que se encuentran protegidos. Además, también clave para la declaración de Reserva fue, unos años antes, en 1991, la aprobación de un plan de ordenación del territorio pionero, que apostó por poner coto a la oferta turística de la isla, entonces en incipiente desarrollo.

Todo ello contribuye a conservar su paisaje homogéneo de edificaciones bajas y de blanco resplandeciente, respetando su carácter único y su identidad cultural.

La herencia de César Manrique: un legado de arte y naturaleza

Aunque parezca mentira, la imagen actual de Lanzarote bebe de la herencia que dejó César Manrique hace más de tres décadas. El reconocimiento de Lanzarote como Reserva de la Biosfera llegó poco después de su muerte, el arquitecto lanzaroteño defendió siempre una estrecha relación entre el ser humano y la naturaleza. 

Manrique marcó el camino hacia el desarrollo turístico respetuoso con el medioambiente preservando la belleza paisajística de Lanzarote en todos sus proyectos. El artista diseñó una serie de espacios de arte y cultura que se integran armoniosamente en el paisaje volcánico, creando la red de Centros de Arte, Cultura y Turismo (CACT). Lugares como el Jardín de Cactus, los Jameos del Agua y la Ruta de los Volcanes son ejemplos de su legado, donde la creatividad humana se fusiona con la naturaleza sin dañar su entorno.

Jameos del Agua.

Gastronomía y paisajes: una fusión única

Aparte de sus maravillas naturales y culturales, Lanzarote también ofrece una experiencia gastronómica que ha ido ganando reconocimiento internacional. Todo ello comienza por el trabajo de sus agricultores, quienes han sabido adaptar sus cultivos a las condiciones del terreno volcánico de la isla. En La Geria, un paisaje protegido que cautiva a los visitantes, los agricultores emplean la técnica del "enarenado" para cultivar viñedos y otros productos en las cenizas volcánicas, creando un entorno agrícola único. Esta resiliencia y adaptación no solo han permitido la producción de vino, sino que también se extienden a otros cultivos que forman parte esencial de la gastronomía local.

La sal, otro de los recursos más representativos de Lanzarote, también juega un papel clave. Las Salinas de Janubio, las más antiguas de las Islas Canarias, continúan operando con métodos tradicionales, una muestra más de la relación profunda de la isla con su entorno natural. Esta conexión entre la tierra y sus productos se refleja en la cocina de Lanzarote, donde los ingredientes locales son los protagonistas.

La cocina local, basada en productos frescos y de proximidad, refleja la riqueza de los paisajes agrícolas de la isla. 

Los visitantes pueden disfrutar de una gastronomía que mezcla tradición y modernidad, con platos que van desde el famoso sancocho canario, las papas arrugadas o preparaciones de pescado seco, como las jareas, hasta propuestas más vanguardistas que se alinean con la creciente tendencia hacia una alimentación saludable y sostenible. Esta rica oferta culinaria complementa a la perfección la experiencia turística de Lanzarote, ofreciendo al viajero la oportunidad de saborear la historia y el esfuerzo que ha permitido que la isla conserve su identidad tanto en sus paisajes como en su gastronomía.

Planifica tu próxima escapada 

Ya sea si buscas explorar los impresionantes paisajes volcánicos del Parque Nacional de Timanfaya, deleitarte con las creaciones artísticas de César Manrique o disfrutar de una gastronomía que refleja la esencia de la isla, Lanzarote tiene algo para todos. La isla es un ejemplo de cómo el turismo puede ser sostenible, equilibrando el disfrute de los visitantes con la protección de su entorno natural. 

Dunas con Risco de Famara.

Además de su riqueza cultural y natural, Lanzarote destaca por su fácil conectividad, lo que convierte a la isla en un destino accesible para todos. Gracias a Vueling, llegar a la isla es más fácil que nunca con horarios que se adaptan a las necesidades de cualquier viajero que desee aprovechar al máximo su estancia en la isla. La aerolínea, conocida por su enfoque digital y su apuesta por la innovación, ofrece vuelos directos desde Barcelona, Bilbao, Sevilla, Málaga y Santiago de Compostela, permitiendo que disfruten de una escapada al paraíso sin complicaciones. 

Por todo ello, en un mundo donde la sostenibilidad se está convirtiendo en una prioridad, incluso para el turismo, Lanzarote se posiciona como un modelo a seguir. Así que, si estás buscando un destino que combine aventura, cultura, y respeto por el medio ambiente, no lo dudes: Lanzarote es tu próximo destino.