Viajes | Redacción
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Entre diciembre y enero el sol apenas se asoma por el horizonte y se completan dos meses de Noche Polar, el Kaamos. Largos días sin sol, en los que tan solo se hace visible una tenue luz azulada o lila durante unos minutos. Un tiempo místico de oscuridad plena que dejará paso, ya en enero, al paisaje más mágico de Laponia. La luz azul del crepúsculo, metros y metros de nieve y heladas extremas conforman el más puro corazón del invierno.

Son los días en los que el sol inicia el regreso de su largo retiro y las horas de luz comienzan a aumentar, a partir del primer mes del año. Leyenda y ciencia aportan aún más belleza al hechizo de unos fenómenos únicos, en un lugar increíble.

Saariselkä se encuentra en los límites del espacio protegido de Hammastunturi y del parque nacional de Urho Kekkonen. Dos de las mayores áreas protegidas de Filandia y. a su vez, lugar en el que se encuentra la montaña de Korvatunturi, el verdadero lugar reside y tiene su fábrica de juguetes Papá Noel o como le llaman por allí, “Joulupukki”. Aquí, el viajero puede adentrarse en el Círculo Polar Ártico, encontrarse en medio de un verdadero desierto de hielo que no parece acabarse, y contemplar todo el hechizo de un cielo nocturno iluminado por la aurora boreal.

Un espectáculo fascinante que cubre los cielos de la Laponia finlandesa durante doscientas noches al año. Esperar su aparición, pacientemente, es mucho más agradable bajo la protección de un iglú de cristal. Kakslauttanen ofrece observatorios privilegiados en los que evitar las temperaturas bajo cero.

Las aldeas de Kakslauttanen

Se encuentran a 250 kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico, en el camino al Océano Ártico. Dos preciosas y originales aldeas situadas en medio de un desierto de hielo que, entre septiembre y abril, se convierten en el lugar idóneo para contemplar las impresionantes “luces del norte”, las auroras boreales. Tonos verdes, morados, azules, amarillos o rojos invaden un cielo cautivador. Una cúpula hipnótica que es posible contemplar en posición horizontal, y protegidos del frío, en los iglús de cristal de Kakslauttanen.

Pero, actuar como espectador, resulta mucho más cómodo en las cálidas cabañas construidas con troncos que se rematan, en el dormitorio, con un impresionante techo de vidrio y el iglú acristalado ejerciendo como porche. Preciosas casas que disponen de todas las comodidades y en las que no falta ni sauna ni chimenea. Un refugio privado con unas vistas inolvidables.

Los safaris de nieve son algunas de las actividades más frecuentes de este curioso hotel. Atravesar los bosques deslizándose sobre trineos tirados por ansiosos y amigables huskies, o por renos guiados por sus pastores, es una silenciosa y relajante manera de recorrer parajes excepcionales, interactuar con el pueblo Sami o disfrutar de un picnic en medio de la naturaleza. También es posible aprovechar la noche para salir a la caza de auroras boreales.

Finlandia

El embrujo de un fenómeno natural

La explicación científica argumenta que el sol emite un flujo constante de partículas, radiación cósmica, denominado “viento solar” que al colisionar con la atmósfera de la tierra produce energía luminosa, es decir, la aurora boreal. La cultura popular dispone de atractivas explicaciones para el mismo fenómeno. Hermosas leyendas llenas de magia y seres mitológicos aportan mayor romanticismo a esas misteriosas luces del cielo.

Finlandia les dio el nombre de Revontulet, “el fuego del zorro”, en honor a la Leyenda Sami. Los habitantes Sami de Laponia atribuyen la iluminación celeste a las chispas que saltan de la cola de un zorro, al arremolinarse la nieve, mientras atraviesa las mesetas árticas. Las antiguas historias del pueblo Sami advierten que nadie debe burlarse de las luces del cielo porque podrían apoderarse de su espíritu.

Las míticas leyendas vikingas culpan de las auroras boreales a los destellos del oro que lucen los escudos y armaduras de las Valkirias, al surcar el cielo a lomos de sus corceles alados. Los chasquidos, que también se escuchan con la aparición de la aurora boreal, son rumores del canto de las vírgenes guerreras al entrar en combate.

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