El pasado siempre vuelve. Incluso en una forma de ocio relativamente nueva como son los videojuegos llama la atención la aparición de una nueva tendencia que podría denominarse 'la triple r'. Son ya el pan de cada día los anuncios de que saldrá a la venta una remasterización, con mejoras visuales y sonoras, de un juego o de una saga; de que un título será rehecho, lo que se conoce como 'remake'; o de que los actuales sistemas serán retrocompatibles, permitiendo la ejecución de los juegos de anteriores consolas.
Los 'remakes' y las remasterizaciones son ya algo habitual en el cine, y esa manera de revivir experiencias se ha trasladado directamente a los videojuegos. Ya no hay que desempolvar los viejos cartuchos para rejugar a los clásicos. Ahora tan sólo se tiene que descargar una versión mejorada técnicamente. Hay un abismo entre los juegos de hace diez años y los de ahora, sin que ello quite el encanto, incomparable actualmente, de los juegos de antaño. Su simplicidad y carisma se movían a niveles simplemente diferentes a los modernos.
Para los jugadores ha resultado algo bastante más polémico que para los cinéfilos, porque se trata de un producto que supone rascarse más el bolsillo. Muchos usuarios esgrimen la crítica de que les están haciendo pagar lo mismo dos veces. No consideran que, en muchos casos, los cambios justifiquen que se ponga a la venta básicamente el mismo producto a precio similar al de una novedad.
Mismo juego, mayor detalle
Contradictoriamente se produce el hecho de que en las listas mensuales de los diez juegos más vendidos en España durante 2015 haya mínimo un juego remasterizado cada mes a excepción de septiembre y noviembre. The Legend of Zelda: Majoras Mask para Nintendo 3DS, God of War: Remasterizado para PlayStation 4 o Gears of War: Ultimate Edition en Xbox One son algunos ejemplos.
Algo que valoran en gran medida muchos de los jugadores son los gráficos y volver a disfrutar con los nuevos avances los títulos que tanta diversión les ofrecieron. Algunas de estas remasterizaciones buscan, por otra parte, al usuario que no compró la versión anterior de la consola y no pudo disfrutar de las sagas que simbolizan cada casa. De esta manera van enganchando a los jugadores a una serie de títulos que pronto tendrá nueva secuela.
Es un motivo que justifica en gran medida estos reciclajes. Sony declaró que el 40 por ciento de los propietarios de una PS4 nunca tuvieron una PS3. Esto es todo un nido que aprovechar económicamente. El desarrollo de una remasterización es menos costoso en tiempo y recursos, y se puede reaprovechar el trabajo anterior para generar nuevos ingresos.
Existe otro factor que ha puesto de moda, ahora más que nunca, las remasterizaciones. La anterior generación prometió por activa y por pasiva la alta resolución y los 60 fps (tasa de movimiento por segundo). Algo que muchos de los juegos lanzados incumplieron, no logrando la llamada Full HD (1080p de resolución) y quedándose en los 720p. Por ello, el salto de generación, no tan potente como en otras ocasiones pero si más apropiada para estos cambios, ha propiciado que se saque más brillo a juegos que cierran viejas heridas.
La nostalgia
Hay algo que lleva a los 'gamers' a querer retornar a lo que jugaron en su monento y lo que ello les hizo sentir. Sólo las mejores experiencias en los videojuegos acaban sufriendo una renovación. Y entre ellos, son pocos los seleccionados para que en vez de un simple lavado de cara, sean construidos desde cero. En esa lista entran clásicos como Tomb Raider, Pokémon, Metal Gear Solid, Resident Evil o el más reciente Final Fantasy VII.
El mítico rpg (juego de rol) de Square, lanzado en 1997 ya contaba con una remasterización y el pasado verano se anunció su creación desde cero. Las pasiones que ha desatado son dignas de estudio, ya que se había rumoreado y desmentido durante años. Era objeto de deseo de los que jugaron al original, esperando ver a aquellos personajes deformes de hace 20 años en todo la majestuosidad que permiten los motores gráficos actuales.
Se trata de un caso diferente y que plantea otra cuestión acerca de las remasterizaciones. En el caso del Final Fantasy VII, su remake transformará unos escenarios en dos dimensiones a unas ciudades fotorrealistas adaptadas completamente a las nuevas tecnologías. Será un juego hecho de cero en el que el paso de los años obliga a que se cambien las mecánicas, sistema de combate y el conjunto de la jugabilidad. Por tanto, a diferencia de los otros títulos, el juego sería plenamente diferente al original. Eso podría provocar la decepción de los aficionados que suelen ser muy meticulosos en cuanto a los cambios.
Son variaciones, de todas maneras, inevitables. Consistiría en una apuesta demasiado pobre el no doblar con actores reales lo que hace 20 años se leía en forma de textos como si de un libro se tratase. Todo lo que antes se dejaba a la poderosa imaginación, ahora tendrá que concretarse por parte de los creadores. A sus protagonistas ya se les ha visto en otros videojuegos derivados e incluso en una película secuela. Ahora toca hacerlo con todos los elementos del original. Los desarrolladores tienen ante sí el reto de complacer a los fans con el listón a una altura difícil de alcanzar.
Saltar adelante sin dejar el pasado atrás
Antiguamente era habitual que las consolas tuviesen una funcionalidad que permitía utilizar los discos del anterior sistema. Pasó con la PlayStation 2 y la 1, con la Wii y Game Cube o incluso en la Xbox 360 y algunos juegos de la primera Xbox.
Con la pasada generación eso se terminó. El primer modelo de PlayStation 3 si era retrocompatible pero pronto las compañías decidieron que si se quería jugar a un título antiguo en una consola nueva, había que pagar por una versión mejorada aunque ya se hubiese comprado la original.
Al menos hasta el pasado verano. Durante el último E3 Microsoft anunció, como gran baza para ganar aquella feria, que los juegos de la Xbox 360 funcionarían en Xbox One mediante emulación. Para muchos esa noticia era tan importante como podía ser el lanzamiento de un nuevo exclusivo. Los títulos emulados además contarían con características de la nueva consola como son los comandos de voz o capturas de pantalla.
PlayStation llevaba años desarrollando PlayStion Now, un sistema en el que a través del 'streaming' se podían acceder a títulos de todas las generaciones desde las actuales consolas e incluso desde tablets o televisores. Basado en una suscripción mensual, la retrocompatibilidad gratuita de su competencia ha supuesto un revés para sus planes. Incluso el hecho de que ahora hayan lanzado juegos de PlayStation 2 para PlayStation 4 no les ha ayudado a levantarse. El tener que pagar de nuevo por esos títulos es algo que no ha convencido.
En cualquier caso las grandes compañías saben que el jugador no sólo busca novedades. Hay una base sólida de usuarios que lleva décadas disfrutando del ocio digital y que desea disfrutar, una vez más, de aquellos juegos que admiró hace años. Ya sea mediante un juego recreado de cero, uno mejorado, o el mismo adaptado a los nuevos sistemas, los videojuegos ofrecen experiencias temporales que emocionarán una y otra vez.