La saga Uncharted es una de las puntas de lanza de los sistemas PlayStation. Nathan Drake, su protagonista, ha conseguido que sus aventuras permanezcan en la retina de millones de jugadores en todo el mundo. Y, como suele ser habitual, toda gran historia tiene su fin. Uncharted 4: El Desenlace del Ladrón es la despedida de esta grandísima saga desarrollada por el estudio californiano Naughty Dog, que aterriza en PlayStation 4 el 10 de mayo. Jugarlo es una de esas experiencias que recuerdas para toda la vida.
El título era uno de los más esperados por la comunidad de la consola de nueva generación de Sony y su resultado final no ha decepcionado en absoluto. La propuesta consigue rayar la perfección en casi todos los aspectos en los que puede destacar un videojuego, trasladando todas sus vertientes a un nivel superior con respecto a lo que se ha podido ver con anterioridad. Uncharted 4 no es un título revolucionario en cuanto a la saga, ya que de forma acertada mantiene los elementos característicos que hicieron grande a esta franquicia desde sus inicios. Saber mantener la esencia y en base a ello conformar un producto más completo y maduro, aprovechando las prestaciones de una consola como PlayStation 4, podría parecer fácil, pero no lo es.
La madurez que adquiere El Desenlace del Ladrón es algo que se advierte en el argumento, mucho más emocional y profundo que cualquiera de las tres entregas anteriores. Nathan vive una vida normal junto a su esposa Elena Fisher, cuando se ve abocado a la vida de ladrón nuevamente con la aparición de Samuel, su hermano desaparecido. A través de un chantaje, se ven envueltos en la búsqueda del tesoro del pirata Henry Avery, escondido en los recónditos lugares de la ciudad perdida de Libertalia. Para ello, también contarán con la ayuda del incombustible Victor Sullivan. Y, por supuesto, también habrá competencia por encontrar dicho tesoro, de la mano de la mercenaria africana Nadine Ross y el ex compañero de fechorías de Nathan y Samuel, Rafe Adler.
El avance en el desarrollo de la jugabilidad es más que notable si se compara Uncharted 3 con el nuevo Uncharted 4. La experiencia adquirida por Naughty Dog con The Last of Us se hace notar en prácticamente todos los elementos que se han añadido a la fórmula conocida de la saga, conformando una mezcla soberbia para el disfrute de los jugadores. Conversaciones opcionales, sigilo, interacción con objetos, escenarios interiores y exteriores… El Desenlace del Ladrón es la conjunción perfecta de todo lo que el estudio ha ido aprendiendo a lo largo de su existencia, junto a nuevas técnicas destinadas a aportar frescura a esta aventura.
En cuanto al apartado novedades, cabe destacar sin duda “el gancho”, con el que Nathan y sus acompañantes pueden alcanzar áreas de gran altitud o lejanía gracias a una cuerda adherida al mismo; los deslizamientos, que se traducen en terrenos a través de los cuales los personajes se dejan caer sin freno posible para alcanzar otros escenarios; los vehículos, principalmente el jeep con el que se pueden recorrer los extensos parajes de Madagascar, o la lancha y la moto, que protagonizan algunos de los instantes más apasionantes de videojuego. En este último caso cabe destacar que su presencia se convierte en una constante a lo largo de toda la historia.
En todos los aspectos mencionados, el título destaca por encima de anteriores entregas, pero donde marca la verdadera diferencia es en lo técnico. La calidad gráfica de Uncharted 4 es descomunal, permitiendo que el material que se juega y el que corresponde a las cinemáticas en las que interviene el jugador no contenga ningún tipo de transición, demostrando el enorme potencial en este aspecto. Además, el acabado de los personajes está mucho más pulido que en la trilogía anterior, incluyendo los gestos y el comportamiento de cada parte del cuerpo, tal y como lo haría cualquier persona en la vida real. Por otro lado, el sistema de iluminación es increíble, adaptándose a lo que se espera en la realidad, algo que también ocurre con el sistema de partículas, la suciedad, el viento, las corrientes de agua, el sudor de los personajes, el efecto de los disparos en el entorno o el deterioro de los elementos. Cada una de estas vertientes exprime el rendimiento de PlayStation 4 como ningún juego lo ha hecho hasta la fecha.
Todo lo que define a este videojuego adquiere un aspecto revolucionario que nada tiene que ver con el aspecto de la propia saga. Uncharted siempre ha sido un referente para muchos otros videojuegos, un espejo en el que mirarse para continuar su periplo. Incluso una franquicia tan conocida como Tomb Raider reinició su propuesta para adaptarse a lo que ofrecía Naughty Dog, convirtiendo a Lara Croft en una Nathan Drake femenina, cuando lo lógico hubiera sido el proceso inverso. Esto demuestra la importancia que adquiere Uncharted 4 en la industria, de cómo todos sus elementos consiguen unirse para ofrecer un resultado que no se había visto con anterioridad. Y es lo que más sorprende de un juego que se despide con su cuarta entrega: mantener su identidad y, aun así, conseguir sorprender sin cambiar por completo su estilo.
En definitiva, Uncharted 4: El Desenlace del Ladrón es un producto que roza la perfección en la gran mayoría de sus aspectos. Si hubiera que poner un baremo que calificara los videojuegos que han visto la luz hasta el momento en la nueva máquina de Sony, este sería el mejor de ellos, el más completo y espectacular, consiguiendo satisfacer las expectativas y certificando que la espera ha merecido la pena. El adiós de Nathan Drake ya forma parte de la historia de los videojuegos, demostrando el honor y la lealtad entre ladrones; como dice el lema de Sir Francis Drake: la grandeza nace de pequeños comienzos (sic parvis magna), y aquí se debería añadir que también “muere con enormes finales”.
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