The Last Guardian es uno de los juegos más emotivos que se pueda jugar en una consola. Ha tardado diez largos años en ser una realidad, desde que se anunciara oficialmente. Tras un tortuoso desarrollo y un cambio de plataforma de PlayStation 3 a PlayStation 4, el nuevo proyecto nacido de la mente del creativo japonés Fumito Ueda y del equipo de Team ICO, responsables de dos grandes obras como ICO y Shadow of the Colossus, es una realidad palpable. Tan palpable como que llega hoy mismo, 7 de diciembre, al mercado en exclusiva para la consola de actual generación de Sony.
En The Last Guardian, el jugador se pone en la piel de un joven que despierta confuso y desvalido en una fortaleza de la que se ve preso. Junto a él, habita una enorme criatura con aspecto de grifo llamada Trico, con la que se ve obligado a colaborar para poder escapar del lugar. No obstante, el juego induce al usuario a realizar un ejercicio de empatía como muy pocos videojuegos han conseguido en la historia, con el resultado de una historia emotiva y mágica hasta límites insospechados.
Lo que comienza como una cooperación para gestionar la huida, se convierte en una aventura de afecto y protección mutua, que consigue traspasar la pantalla. Las emociones y sensaciones que transmite el título al jugarlo son indescriptibles. En especial para todos aquellos que tengan o hayan tenido una mascota, ya que se sentirán completamente identificados con lo que pretende contar The Last Guardian y al jugarlo, se convertirá en una de las mejores experiencias de su vida en el sector de los videojuegos. Aquí es donde la obra consigue paliar la larga y angustiosa espera hasta que ha visto la luz como un producto completo: consigue alcanzar el corazón de los jugadores desde el primer instante.
En cuanto a la jugabilidad, el título se basa en la resolución de diversos puzles que ponen a prueba el ingenio y la lógica del jugador. Algunas de las mecánicas utilizadas en estos rompecabezas son repetitivitas en ciertos puntos de la aventura, por lo que puede resultar fácil superar determinadas zonas. No obstante, a medida que se avanza en la propuesta se descubren nuevas funciones que dificultan el avance y que requieren de más cooperación entre los dos protagonistas. De hecho, el vínculo con Trico es esencial para superar el noventa por ciento de los niveles.
Una vez el jugador ha conseguido ganarse la confianza completa de la bestia, ya sea alimentándolo, acariciándolo, extrayendo las lanzas que le clavan los enemigos y varias funciones más, tendrá la capacidad de darle órdenes. Esto amplía las opciones a la hora de afrontar un puzle o de alcanzar una cornisa de la fortaleza inaccesible para el joven, pero que resulta un paseo con la ayuda de la criatura. Aunque su inactividad a la hora de volar, al menos al comienzo de la aventura, obliga aún más a exprimirse el cerebro para encontrar el camino correcto.
En definitiva, The Last Guardian ahonda en las relaciones que establecen los humanos con otros seres vivos, aportando un toque único y mágico a la aventura que se distingue de un modo singular del resto de productos del catálogo actual. Una experiencia que todo jugador que posea una PlayStation 4 debe vivir y que dará que hablar para, al menos, otros diez años.