2021 ha sido un año inusual en el mundo del videojuego, marcado por dos importantes problemas: la escasez de inventario de las consolas PS5 y Xbox Series desde su lanzamiento a finales de 2020 y la poca cantidad de lanzamientos potentes debido a los retrasos en la producción provocados por la pandemia de coronavirus y al escenario de transición entre una generación de consolas y la siguiente.
Cuando llega un “cambio de generación”, ejemplificado en el paso de una PlayStation a la próxima, siempre suele haber problemas para que los usuarios den el salto a la siguiente consola, pero en esta ocasión ha sucedido justo lo contrario: la transición de PS4 a PS5 es tan cómoda, con todos los juegos compatibles y muchos de ellos mejorados, que los usuarios se han abalanzado sobre la nueva máquina, haciendo que desde su lanzamiento haya sido casi imposible conseguirla. Lo mismo ocurre con Xbox Series X/S, la propuesta de nueva generación de Microsoft.
La alta demanda por las nuevas consolas se combina por la situación de problemas de suministro y fabricación que ha afectado a toda la industria electrónica, por lo que desde hace más de un año es casi imposible entrar en una tienda de cualquier lugar del mundo y comprarte una consola de sobremesa sin haber pasado por una lista de espera.
Como ocurría en la edad de oro de los salones recreativos, la gente está haciendo cola para jugar con videojuegos. Se podrían haber vendido varios millones de consolas más este 2021, pero no se pudieron fabricar. Seguramente la mayor parte de esas personas las seguirán queriendo comprar el año que viene, por lo que los videojuegos han sobrevivido a su éxito.
Esta situación ha hecho que PS5 y Xbox Series X/S hayan tenido menos ventas de lo esperado, y eso ha motivado que algunos lanzamientos se hayan retrasado unos meses hasta el año que viene.
En esto también ha tenido un importante papel la pandemia, que ha afectado al ritmo de producción de videojuegos y también a su control de calidad: los juegos salen con más errores que nunca porque han tenido que apresurarse a terminarlos para llegar a la fecha de lanzamiento prometida.
Sin desmerecer a los ganadores ni a los nominados, viendo los premios a juego del año entregados recientemente no había grandes superventas ni superproducciones más allá de Resident Evil 8, sino juegos de menor presupuesto y muy buena factura, pero lejos del nivel de los años anteriores. 2022 será una historia muy diferente, con muchos más grandes lanzamientos, y el reto de la industria del videojuego será de nuevo fabricar las suficientes consolas para disfrutarlos.