"Gameplay, gameplay, gameplay". Ian Livingstone, uno de los padres de los videojuegos, incidía durante su conferencia durante la Gamelab en aquello en lo que debían centrarse los desarrolladores: en algo tan obvio y a veces obviado como es la parte jugable de la obra. La experiencia del británico fue uno de los mayores activos de la edición de la feria celebrada en Tenerife, en la que expertos de todo el mundo se concentraron para impulsar el sector en Europa.
El cofundador de Games Workshop y uno de los creadores de Tomb Raider estuvo acompañado de otros grandes nombres como John Romero, uno de los principales responsables de Doom, Quake y Wolfenstein o Yoan Fanise, a cargo de juegos más recientes como 11-11 Memories Retold o Road 96. Sus participaciones se dieron dentro del ámbito de la feria dedicado al ecosistema del videojuego y de las empresas.
El primero se refirió en su charla a cómo ha evolucionado el medio, con juegos desarrollados para lanzarse cada dos meses antiguamente y el surgimiento de motores universales en la actualidad que ponen todas las herramientas necesarias para crear cualquier tipo de obra.
El segundo, por su parte, habló de lo que supone conseguir la financiación para su proyecto sin una gran compañía detrás para publicarlo y de la importancia de factores como la humildad y la creatividad.
Sus ponencias basadas en sus propias vivencias tuvieron lugar en el Auditorio de Tenerife Adán Martín y estaban enfocadas para todo tipo de desarrollos, desde los llamados triple A, los de mayor presupuesto, a aquellos más independientes. Estuvieron, además, acompañados de decenas de reconocidos profesionales de los videojuegos.
Esta edición de Gamelab tuvo, de manera complementaria, otra vertiente en forma de laboratorio de ideas. Cientos de trabajadores del sector de todo el globo trabajaron de forma conjunta, encerrados durante horas, en busca de caminos para que Europa pueda competir con Asia o Estados Unidos en cuanto al desarrollo de videojuegos. Debatieron de forma privada sobre los problemas a abordar y las maneras en las que estos pueden ser afrontados.
En ese sentido el fundador de la feria profesional, Iván Fernández-Lobo, aseveró que se trata de un proyecto que pretende juntar mentes creativas y crear "una red de talentos para generar ideas" y "ser un foro importante para definir los temas a tratar".
Este evento contó con la colaboración del Cabildo de Tenerife, que, según contó Enrique Arriaga, su vicepresidente, quiere apostar por el sector para que sea un nuevo motor económico de la isla junto al turismo. La Gamelab tinerfeña fue, para él, únicamente el primer paso: "Es sólo el principio de lo que experimentaremos los próximos años en materia de innovación. Desde el Cabildo de Tenerife nuestro objetivo es generar industria, fomentar que el talento en Tenerife pueda desarrollarse".
La apuesta del cabildo pasa por un proyecto que se ocupe del negocio y no sólo de lo lúdico. Tienen en mente crear planes de formación 'ad hoc' en los que quieren hacer valer algunas de sus bazas como es la calidad de vida en Tenerife. Su plan tiene como meta que este encuentro sea el equivalente del medio al "Foro de Davos".
En esa misma dirección apuntó Fernández-Lobo, que argumentó que "Canarias reúne las condiciones ideales para que los creativos, creativas y empresas de videojuegos puedan establecerse y expandir su negocio". La pretensión es que el talento local no deba marcharse de la isla para fructificar y que al mismo tiempo se atraiga a gente de fuera. En resumidas cuentas, que Tenerife sea un epicentro del videojuego europeo.