A pesar de que asociemos el deporte del boxeo con algo que no es bueno para el cerebro, lo cierto es que no siempre es así. Una investigación de la Universidad Edith Cowan (ECU) en Australia, llevada a cabo en colaboración con el Instituto Perron y el boxeador Rai Fazio, ha demostrado que este deporte, siempre que se realice sin oponente, podría ser una forma valiosa de mejorar la calidad de vida de las personas que padecen párkinson.
[Párkinson: síntomas tempranos que deben ponerte en alerta (aparte del temblor)]
El estudio, en el que también han intervenido el Hospital Sir Charles Gairdner y la Universidad de Australia Occidental, puso el foco en tres sesiones de boxeo de una hora a la semana a las que se sometieron 10 enfermos de párkinson durante 15 semanas.
El grupo no luchaba contra un oponente, sino contra una unidad de boxeo denominada 'Fighmaster', un dispositivo que está disponible en el mercado y que cuenta con 11 blancos de golpeo acolchados y montados en un soporte.
El programa ECU, liderado por el doctor Travis Cruickshank, constaba de tres áreas distintas: una introducción al boxeo, un componente de alta intensidad y un segmento de desafío cognitivo.
15 semanas de programa
Los participantes completaron sus asaltos de dos a tres minutos en los que debían golpear las distintas almohadillas en secuencias diferentes, seguidos de descansos de dos minutos. Para medir los resultados, se utilizaron monitores de frecuencia cardíaca para ver la carga cardiovascular de los participantes, y también se utilizaron escalas que medían sus niveles de esfuerzo tanto físico como cognitivo.
Tras las 15 semanas y superar el programa, nueve de los 10 participantes manifestaron, y así se vio en sus análisis, una mejora del párkinson (según las escalas que miden la progresión de la enfermedad), así como también informaron de una reducción de la fatiga y mejora en el sueño.
En este sentido, el doctor Cruickshank manifestó que el boxeo en grupo tiene el beneficio de combinar muchos aspectos de la terapia como el ejercicio, la estimulación cognitiva y la socialización en un sólo ejercicio.
"En el pasado, trabajaba con personas con párkinson y hacíamos ejercicios en un gimnasio, luego un programa de entrenamiento cognitivo informatizado y otro evento para el aspecto social", ha explicado el experto. "Con el boxeo, podemos combinar todo eso y hacerlo muy rápido, lo que lo hace más ameno y hace que la gente lo siga", ha añadido.
Otras afecciones
El investigador ha defendido que esta terapia podría ser eficaz para otras afecciones neurológicas como la enfermedad de Huntington, la esclerosis múltiple, el ictus y las sesiones cerebrales traumáticas, entre otras. Y espera que los programas de boxeo puedan aplicarse ‘pronto’ al tratamiento de la enfermedad del párkinson en una futuro no muy lejano.
¿Qué es el párkinson?
La enfermedad de párkinson (EP) es un trastorno neurodegenerativo que afecta al sistema nervioso de manera crónica y progresiva. Es la segunda enfermedad más prevalente en la actualidad después del Alzhéimer y pertenecer a los llamados ‘trastornos del movimiento’.
James Parkinson fue el doctor que la describió por primera vez en 1817 en su monografía Un ensayo sobre la parálisis agitante.
La EP se caracteriza por la pérdida (o degeneración) de neuronas en la sustancia negra, una estructura situada en la parte media del cerebro.
Esta pérdida provoca una falta de dopamina en el organismo, una sustancia que transmite información necesaria para que realicemos movimientos con normalidad. La falta de dopamina hace que el control de movimiento se vea alterado, dando lugar a los síntomas motores típicos, como el temblor en reposo o la rigidez.
A día de hoy, no se conoce la causa última de la EP. Sin embargo, se considera que podría deberse a una combinación de factores genéticos, medioambientales y los derivados del propio envejecimiento del organismo.