La sandía —con perdón del melón— es, sin duda, la reina de todas las frutas durante el verano. De hecho, no hay casi nada mejor que disfrutar de una rodaja de sandía bien fría durante los días de más intenso calor del verano. Y, más aún, cuando se trata de una sandía madura y dulce.
Además del goce, la sandía tiene numerosos beneficios para la salud. “Es bajo en calorías, te mantiene hidratado y proporciona muchos otros nutrientes que pueden ayudarte a mantener una buena salud”, explica la dietista Lara Whitson a Cleveland Clinic.
Entre los diferentes nutrientes que tiene esta fruta es el licopeno, el culpable del color rojo intenso de la pulpa de la sandía, que un poderoso antioxidante que puede ayudar a proteger a las células del daño, señalan desde Mediplus, la biblioteca médica más grande del mundo creada por la Biblioteca de Medicina de Estados Unidos.
Sin embargo, elegir una buena sandía no siempre es una tarea sencilla. Si bien la mejor forma de saber si una sandía está madura es probarla o verificar su pulpa roja, esto generalmente solo es posible después de comprarla. Pero no te preocupes, existe una serie de trucos que podrán ayudarte a acertar siempre con la sandía elegida.
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Cómo elegir la sandía
Para elegir una sandía, según explican en la revista Healthline, lo primero que debes hacer es buscar una forma uniforme. Esto es, elegir aquellos que tengan una forma simétrica y evitar que tenga protuberancias, abolladuras o cortes irregulares. Ya que esto pueden ser signo de que la sandía recibió cantidades irregulares de agua, no se polinizó correctamente o que podría tener insectos en su interior.
En segundo lugar, levantar la sandía y comprobar que la sandía es pesada para su tamaño. Esto indica que está llena de agua y, por tanto, está madura. Si no estás seguro, puedes coger otra sandía del mismo tamaño y comprobar cuál es más pesada.
Una vez verificado el peso, hay que darle la vuelta y comprobar que tenga una mancha amarilla, que también se la conoce como ‘mancha del campo’. Una mancha amarilla indica que la fruta ha pasado más tiempo madurando y debería ser más dulce. Al contrario, una mancha blanca indica que se cosechó demasiado pronto y no alcanzó la madurez máxima.
Un cuarto truco está en la famosa técnica del palmeo, el método por excelencia de los apasionados de la sandía. De hecho, tal es su popularidad que llevó a unos investigadores de la Universidad de Teherán (Irán) a desarrollar un análisis de vibración probado para ayudar a detectar la madurez de la sandía. Mediante un vibrómetro láser Doppler, estos científicos demostraron que el análisis de las vibraciones se puede utilizar de forma eficaz para la detección de la madurez de las sandías.
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En la vida real —como no disponemos de un vibrómetro—, el oído es nuestro mejor aliado. Aunque es una técnica difícil de dominar, una sandía madura suele tener un sonido profundo, algo parecido a un tenor. En cambio, si tiene un sonido hueco o plano, es probable que esté demasiado madura.
Por último, una última técnica para determinar la madurez de una sandía está en su tallo. Un tallo verde suele indicar que la sandía se cosechó demasiado pronto, mientras que un tallo seco suele indicar que la sandía ya está madura.
Aunque no es siempre infalible, con todos estos trucos, podrás elegir la sandía perfecta la próxima vez que vayas al supermercado.