Las temperaturas extremas que sufrimos cada vez con mayor frecuencia en España durante la época estival -e incluso antes- están haciendo mella en nuestra salud. Especialmente, entre las personas más vulnerables al calor.
Como publicamos en EL ESPAÑOL, este año ya habido dos muertes por calor en nuestro país, y eso que acaba de comenzar el verano. La estadística de años anteriores nos muestra cómo los decesos por las altas temperaturas no paran de crecer.
Solo en 2022 se contabilizaron hasta 5.876 muertes, según el sistema de monitorización de la mortalidad diaria por todas las causas (MoMo), elaborado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). De ellas, 4.300 se produjeron en la época estival. Unas cifras que se han duplicado en los últimos cuatro años.
Muchas de estas muertes son evitables, y no solo desde las administraciones, ayudando a paliar el impacto de las temperaturas extremas, sino también por parte de los ciudadanos.
El último informe publicado por Instituto Nacional de Estadística (INE) notifica que durante la primavera y el verano de 2022 se produjeron, al menos, 122 golpes de calor. Según contamos en este periódico, estas cifras suponen un incremento del 159% respecto a los 47 registrados en el año 2019.
La Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) indica que estos episodios se producen cuando la temperatura corporal supera los 40 grados. Nuestro cuerpo deja de sudar, no es capaz de equilibrarse. Cuando ocurre esto estamos sufriendo un golpe de calor en el que se pueden ver afectados órganos como el cerebro y podemos llegar a morir.
Los síntomas, según la SEMI, son de sensación de debilidad, dolor de cabeza, mareos, pérdida de conciencia, aceleramiento de los latidos del corazón (palpitaciones), orinar poco, sequedad y enrojecimiento de la piel, anhidrosis (ausencia de sudor) e hiperventilación.
Por tanto, conocer sus síntomas son los primeros pasos para poder evitar sufrir uno de estos episodios. Las recomendaciones de los profesionales se centran, sobre todo, en la importancia de hidratarnos, aunque no se tenga sed y sobre todo en épocas de mucho calor como el verano. Además, abogan por hacer comidas ligeras y frescas, no hacer ejercicio en las horas más calurosas del día, así como no permanecer en vehículos cerrados y procurar ventilar la casa para mantener un ambiente fresco.
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¿Cómo puedo ayudar?
Tanto si eres tú el que está sufriendo un golpe de calor como si es una persona a la que acompañas, hay formas de actuar para que lo que empieza en un episodio así no derive en un deceso relacionado con las altas temperaturas.
Desde la SEMI recomiendan, en primer lugar, ponerse en contacto con el servicio de Urgencias, el 112. Mientras se espera a que acudan los profesionales, lo ideal es que la persona afectada espere en una habitación oscura o, en caso de estar en la calle, en una zona fresca y en una posición semisentada para favorecer la respiración.
El objetivo principal es enfriar la temperatura corporal. Por tanto, si la persona está en casa se puede hacer mediante un baño o una ducha fría. Otra opción es colocar paños húmedos sobre la piel en la zona de la frente, la nuca y el cuello. Además, hay que procurar que beba agua a pequeños sorbos, retirarle algo de ropa y darle aire con un abanico o un ventilador.
Como reconoce la SEMI, no existen índices para determinar la supervivencia de alguien que sufra un golpe de calor. Las secuelas y la supervivencia están relacionadas con el reconocimiento temprano de los síntomas o la rapidez con la que se enfría el cuerpo.