Los aceites esenciales están de moda. Se pueden encontrar ya en casi cualquier tienda y muchos los usan como una forma de aromaterapia. Sin embargo, no todo el mundo es consciente de que sus propiedades van mucho más allá y pueden ayudarnos a combatir algunas bacterias que se han vuelto resistentes a, por ejemplo, la penicilina.
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Así lo asegura, al menos, Nuria Acero, profesora de Farmacognosia en la Facultad de Farmacia de la Universidad San Pablo CEU, en un artículo publicado en The Conversation. La clave está en su procedencia: las plantas, que "se postulan actualmente como una solución prometedora" a la amenaza de salud pública que supone la rápida propagación de bacterias resistentes.
La evidencia científica demuestra que, por ejemplo, los aceites esenciales que contienen las hojas de tomillo o romero "presentan actividad antimicrobiana". Y es la composición de estas sustancias, más allá de proporcionar olor y sabor a las plantas, les otorgan capacidad antiparasitaria, antiviral, antibacteriana y antifúngica.
Como explica Acero, los aceites suelen acumularse en las hojas, como ocurre con la menta o el eucalipto. Pero también pueden hacerlo en las flores (manzanilla), en la corteza (canela), el tronco (sándalo), los frutos (anís), los órganos subterráneos (jengibre) o las semillas (nuez moscada).
Seis aceites esenciales imprescindibles
No todos los aceites esenciales son iguales, pero sí que hay ejemplos de eficacia probada como antisépticos, productos clave para combatir a esas bacterias que pueden darnos problemas.
1. Árbol del té. Los componentes de su aceite esencial tiene poder bactericida frente a bacterias multirresistentes.
2. Eucalipto. Su aceite esencial es antitusivo, expectorante y tiene propiedades antisépticas para las vías respiratorias.
3. Tomillo. Es eficaz frente a la bacteria Helicobacter pylori, que suele infectar al estómago en la infancia y que produce úlceras estomacales presentes, según la Clínica Mayo, en más de la mitad de la población mundial.
4. Sándalo. Su aceite esencial es perfecto para eliminar los malos olores, por ejemplo, de los pies, y también para una buena higiene en general.
5. Orégano. El aceite esencial de esta especia es muy eficaz para la higiene de manos.
6. Limón. Su aceite esencial, igual que el de lavanda o salvia, es un perfecto desinfectante, muy útil para limpiar superficies de la cocina o el baño.
Otros aceites esenciales buenos para tu piel
El aceite esencial de canela, por ejemplo, es "un potente antioxidante" que "no tiene nada que envidiar a la vitamina C", explica Mar Sánchez Orduña, experta en cuidado de la piel y creadora de la firma española de cosmética natural Wild Rain. Además, asegura, "mejora problemas de circulación" y "también es efectivo con el reumatismo y los dolores en las articulaciones, con las piernas cansadas y con las sobrecargas musculares".
Por otro lado, Sánchez Orduña reconoce que el aceite de semilla de uva es también un esencial. "Es rico en ácidos grasos insaturados y esenciales, y contiene una gran cantidad de fitosteroles, fosfolípidos y vitamina E, por lo que tiene un gran poder reparador y protector de la piel", insiste.
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Nuria Aluart, de mumona.com, asegura que "el aceite de geranio es rico en antioxidantes beneficiosos y vitaminas A, C y E que ayudan a proteger la piel de los daños medioambientales".
Por último, el aceite esencial de lavanda es un esencial de cualquier despensa: su efecto antiestrés, calmante y relajante está probado. Además, también es antiséptico, favorecer la cicatrización de heridas y ayuda a mitigar el dolor y la inflamación derivados de problemas musculares.