Detalle de alimentos.

Detalle de alimentos. Istock

Vivir

¿Cómo conservar correctamente los productos alimenticios en verano?

Que las altas temperaturas no pasen factura a tus alimentos frescos. Descubre cómo preservarlo en palabras de expertos.

13 agosto, 2023 01:34

Conservar de forma adecuada nuestros alimentos puede convertirse en un reto ante la subida de temperaturas. ¿Por qué la temporada estival es especialmente sensible? "Las altas temperaturas favorecen tanto el crecimiento microbiano como las reacciones químicas y enzimáticas de alteración. Esto tiene como resultado la alteración sensorial de los alimentos, y aparecen olores y sabores extraños, así como afectación de la textura", explica Amparo Gamero Lluna, profesora colaboradora del máster universitario de Nutrición y Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

"Además, existe el riesgo de crecimiento de microorganismos patógenos, mejor adaptados a crecer a temperaturas elevadas, y la posibilidad de que estos sinteticen toxinas. "Todo esto puede llevar a generar infecciones o toxiinfecciones alimentarias. En caso de proliferación de ciertos hongos, pueden formarse micotoxinas y muchas de ellas son cancerígenas".

Descubre cómo conservar algunos de los alimentos más consumidos y "sensibles" en esta temporada.

Verduras, fruta y patata

"Las zanahorias se conservan mejor en un ambiente húmedo. Para mantenerlas crujientes como el primer día y no se marchiten se pueden cortar y dejarlas en un tarro con agua (también puedes añadir unas gotas de vinagre). El tarro se debe colocar en la nevera y reponer el agua cada vez que se enturbie", explican los expertos de Too Good To Go.

[7 errores que cometes al guardar los alimentos]

"Para evitar los tomates maduros, recomendamos mantenerlos bocabajo. De esta manera, se evita que entre aire por la parte de su tallo. Además, puedes pegar un poco de cinta adhesiva en la parte blanca del pedúnculo para que se mantenga así mucho más tiempo. 

En el caso de las patatas, aunque su textura variará, las patatas se pueden congelar y hay que hacerlo correctamente para no alterar sus propiedades. Para ello a la hora de freírlas, hay que hacerlo hasta la mitad de su cocción, retirándose cuando estén doradas pero no completamente fritas, y dejarlas enfriar. Otra opción es hervir las patatas durante 5 minutos (sin hervirlas del todo), dejarlas enfriar en un bol con hielo y después secarlas bien y guárdalas en una bolsa hermética, quitándoles todo el aire".

Cereales y derivados

Es clave "una conservación a bajas temperaturas en el caso de los alimentos perecederos (alimentos frescos), bien en refrigeración, bien en congelación. Y una conservación al abrigo de la humedad en el caso de productos con un menor contenido en agua, tales como los cereales y derivados", explican los expertos de la UOC.

Carnes y pescado

En cuanto a las carnes y los pescados, se recomiendan menores temperaturas de conservación "al ser más fácilmente degradables por el crecimiento microbiano (son sustratos muy ricos en nutrientes)", señala la profesora colaboradora de la UOC. Y respecto a las frutas y hortalizas, pueden conservarse a temperaturas no tan frías, "porque, además, algunas de ellas pueden sufrir daños por frío, especialmente las frutas tropicales. Por ejemplo, los plátanos ennegrecen en la nevera", según añade.

Huevos

"Es fundamental no lavarlos, ya que de este modo podrían vehiculizarse posibles bacterias de la cáscara al interior, tales como salmonela, que es un patógeno alimentario", recuerdan los expertos.

¿Y la congelación?

A la hora de congelar alimentos o platos ya cocinados que no vayan a consumirse próximamente, los expertos aconsejan varias prácticas para mantenerlos en las condiciones más adecuadas.

La primera de ellas es congelarlos lo más rápidamente posible "para evitar el mínimo daño sensorial. Si se va a congelar un alimento, lo ideal es hacerlo nada más comprarlo o cocinarlo (nada más se enfríe), para que su carga microbiana sea lo más baja posible", explica la profesora colaboradora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que las bajas temperaturas no eliminan los microorganismos. Simplemente, detienen su crecimiento, por lo que, si congelamos un alimento muy contaminado, este seguirá estándolo al descongelarse. Por eso es conveniente comprar los productos muy frescos, si es posible. Además, nunca se debe "recongelar" un alimento descongelado, ya que en cada ciclo de congelación y descongelación la carga microbiana del producto aumenta y podría no ser seguro.

En todo caso, varias instituciones recuerdan la importancia de prestar atención a la conservación para evitar el desperdicio masivo. Tal y como lo recoge Too Good To Go: "según los datos del MAPA, entre los alimentos que han registrado un aumento del desperdicio en verano respecto a la temporada de otoño e invierno destacan los elaborados, como la bollería y pastelería, con un aumento del 900%.

Además, la fruta con más de 147 millones de kilos/litros es el alimento que más se desperdicia en la época estival, seguido de las verduras y las hortalizas con más de 64 millones de kilos/litros. En cuanto a los productos utilizados, lo que más se desperdicia en verano son los platos con base de carne que lideran la lista con más de 18 millones de kilos/litros desperdiciados, seguidos de sopas, cremas y purés con más de 17 millones de kilos/litros".