Uno de cada tres españoles no puede permitirse irse una semana de vacaciones. Además, el precio de los alojamientos turísticos y los billetes de avión están por las nubes… Ante esto, una tendencia que comenzó a popularizarse durante la crisis financiera de 2008, especialmente en Reino Unido, se dispara en nuestro país.
The Washington Post fue el primero en bautizarla en 2005 como Staycation, un término que une dos conceptos: stay (quedarse, estar) y vacation (vacaciones). En castellano algo así como quedarse en casa durante las vacaciones.
Cada vez más personas encuentran atractivo pasar una buena parte del mes de agosto en casa, aprovechando que las ciudades y se quedan vacías.
Una ciudad que se vuelve amigable y cómoda, fuera de aglomeraciones, y en la que todos son beneficios: fácil para aparcar, fácil para acudir a eventos culturales, ya sean de música o deportivos, encuentras sitio sin problemas en los mejores restaurantes y puedes pasear a tus anchas por sus calles y parques.
“Quedarse en casa en agosto y hacer pequeñas salidas en un radio cercano, es un concepto muy actual”, asegura Joan Miquel Gomis, profesor de los estudios de Economía y Empresa en la UOC y especialista en turismo.
Lo cierto es que mientras antes quienes se quedaban en casa durante el mes de agosto lo hacían en gran medida por carecer de presupuesto para las vacaciones, ahora muchos viajeros, “pudiéndoselo permitir, prefieren viajar en cualquier otra época del año”, añade este experto.
Entre los beneficios de esta nueva practica destaca el ahorro económico, la sostenibilidad, ya que se prescinde de los desplazamientos en transportes contaminantes, y la comodidad de no tener que hacer maletas, entre otras.
Muchos trabajadores se ven obligados a viajar en el octavo mes del año para acoplarse al calendario laboral de sus empresas o para coincidir con las vacaciones escolares de sus hijos pero, cuando es posible elegir, la tendencia es, cada vez más, salir a ver mundo en cualquier otro mes del año.
Quienes están a favor del Staycation lo practican generalmente sin hacer planes preconcebidos. La mayoría intentan escapar de la masificación de los lugares habituales de veraneo como las playas y se definen como antituristas.
“Pasar gran parte de las vacaciones de agosto en casa es una buena oportunidad para redescubrir la ciudad en la que se vive. En Barcelona, por ejemplo, hay mucha gente que no ha estado nunca en el MNAC, la Sagrada Familia o la Fundación Miró pero que, luego, cuando viaja al extranjero, se apunta a visitar todos los museos”, recalca Gomis.
Para que la experiencia sea del todo gratificante, los expertos procuran varios consejos para poner en marcha esta tendencia: evitar mirar el correo electrónico del trabajo para disfrutar de unas verdaderas vacaciones mentales, no realizar tareas domésticas pendientes y hacerse con un pequeño presupuesto vacacional.
Entre los planes que se pueden realizar una buena idea puede ser ver un maratón de películas o series, lanzarse al autocuidado con rutinas de belleza que habitualmente no hacemos, leer los libros pendientes, practicar deporte o ser turista en tu propia ciudad.