Los niños pasan constantemente de un virus a otro, es por ello que es fundamental el fortalecimiento de su sistema inmunológico para que resistan a todos ellos y no caigan malos en seguida.
[El cereal que tiene cuatro veces más hierro que la carne y las lentejas (fácil de preparar)]
Una de las formas más efectivas para aumentar las defensas tanto de los más pequeños como de los adultos es recurrir a una buena alimentación. Es importante que, desde pequeños, les acostumbremos a los buenos hábitos alimenticios tanto para la mejora de sus defensas como para todos los beneficios que estos conllevan.
Una alimentación equilibrada y nutritiva, un buen descanso y una moderada actividad física, son los factores que más pueden ayudar a la protección frente a las enfermedades infecciosas, autoinmunes o alérgicas de los más pequeños.
El problema de estos alimentos reside en que muchos de ellos son odiados por la mayoría de los niños, un odio que puede alargarse hasta incluso la adolescencia. Existen formas de agregarlos a su dieta y convertir esta repulsión en una aceptación considerable.
¿Qué alimentos incorporo?
Agregar a la dieta de nuestros hijos alimentos como verduras, legumbres, lácteos, pescados, cereales y esporádicamente carnes rojas puede suponer una diferencia en su sistema inmunológico y en su energía a lo largo del día.
Incluye en su dieta proteínas, tanto animales como vegetales. Existen variedad de frutas que puedes integrar a la alimentación diaria de tus hijos como kiwis, fresas o guayabas. Las grasas saludables y los carbohidratos complejos como las menestras también son muy significativos en nuestra salud.
Es crucial evitar los carbohidratos simples como el azúcar o alimentos procesados. Añadir azúcar habitual a la dieta de los más pequeños puede desequilibrar la flora intestinal, lo que puede llegar a beneficiar a que las bacterias dañinas crezcan en el estómago.
Es normal que de vez en cuando tengan ese antojo, pero es importante que no lo conviertan en rutinario. Las chucherías son la mayor perdición de los niños, en algunas ocasiones podremos sustituirlas por otras que contengan edulcorantes naturales.
Los probióticos a la hora de alimentar a tus hijos tienen que ser tu mejor amigo, ya que añadirlos a su dieta puede suponer un enorme cambio. Estos microorganismos proporcionan muchos beneficios a la salud y equilibran la flora intestinal. Podemos encontrarlos en yogures naturales o en el queso crudo.
[Estas son las formas con las que podrás reforzar el sistema inmune de los más pequeños de la casa]
Aporta vitaminas
Las vitaminas no solo mejoran la salud de nuestros hijos, sino que también hacen que tengan más energía a lo largo del día y posiblemente, estén mucho más felices que si se alimentan de comida basura.
Algunas de ellas que se pueden destacar y que ayudan a reforzar el sistema inmunológico son:
Vitamina A: Brócoli, zanahoria, calabaza, espinaca y mango.
Vitamina B: Cereales integrales, legumbres, carnes, pescado y huevo.
Vitamina C: Frutas como las fresas, kiwis, naranjas y las mandarinas. También el pimiento, el brócoli, las coles y las hortalizas de hoja verde. En general, las frutas y hortalizas son muy buenas fuentes y deben consumirse a diario, sobre todo cuando las comes crudas como el tomate.
Zinc: Podemos conseguir esta vitamina con un puñado diario de frutos secos como las nueces, almendras, avellanas o pistachos. La calabaza y el sésamo también son beneficiosos.
Carne de cerdo, huevos, lácteos, arroz integral y maní aportan vitamina B12 y mejorarán el sistema inmune de los más pequeños.
Hierro: Carnes rojas, legumbres, verduras de hoja verde y mariscos.
¿Cómo lo consigo?
Es obvio que no es fácil integrar algunos de estos alimentos a la dieta de nuestros hijos, sobre todo, porque muchos de ellos no les entra ni por la vista. Existen algunos trucos para que este proceso sea menos tedioso y poco a poco conseguir que coman más algunos de estos alimentos.
Es importante ofrecerles una buena presentación, no solo de forma visual, sino con una textura diferente y un aroma que les llame la atención. Contar con un repertorio de opciones con estos alimentos es fundamental para que puedas combinar los platos y puedan resultar atractivos.
Un consejo es probar a hacer presentaciones originales y divertidas con los diferentes ingredientes, pasará de ser un plato aburrido a un verdadero manjar.
Otro de los consejos es involucrarles a la hora de cocinar, un hábito que a ellos les ayuda a desarrollar emociones positivas que también florecerán en la cocina y en las ganas de querer probar su creación.
No les fuerces a probar los alimentos que rechacen, pero tampoco desistas a seguir intentándolo. Es muy posible que los más pequeños rehúsen de las hortalizas e incluso de algunas frutas, cuando lo hagan, no les fuerces a comer ni les caigas en premios o castigos.
Y por último, es crucial dar ejemplo. Los niños aprenden en muchas ocasiones por imitación, observan cosas y después las copian. Si ellos ven como sus padres, hermanos o primos comen saludablemente, poco a poco harán el esfuerzo.
Es muy difícil intentar que nuestros hijos coman saludable si los más mayores no incluyen ninguno de estos alimentos en su dieta.